Así decidió el presidente Petro no asistir a la toma de posesión de Maduro
Maduro, Petro y González.
Crédito: Colprensa - Reuters
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Aunque el mandatario sigue sin reconocer el triunfo electoral del líder del chavismo, espera que, especialmente, las relaciones bilaterales continúen entre los dos países para no perjudicar a la población que vive en la frontera.
Por: Armando Neira
La decisión del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de no asistir este viernes a la toma de posesión de Nicolás Maduro en Venezuela se tomó hace tiempo, aunque sólo fue comunicada al país en la mañana de este miércoles.
Para tomar esta decisión se contó con el análisis de un equipo de expertos que estudió los pros y los contras del impacto que tendría en la estabilidad de la región.
En ese momento, el presidente Petro consideraba que los comicios no se habían realizado de manera regular. Entre otros factores, señaló la inhabilitación de la líder María Corina Machado, que calificó como un “golpe antidemocrático”.
Tras la decisión del régimen de autoproclamarse ganador, el Gobierno colombiano comenzó a analizar qué respuesta dar. En primer lugar, se intentó buscar un consenso con Brasil y México, con el objetivo de formar un bloque progresista cohesionado.
Entre tanto, desde la Casa de Nariño y el Palacio de San Carlos —sede de la Cancillería— se mantuvo una línea abierta de comunicación con Edmundo González, quien según las actas presentadas por la oposición ganó las elecciones, y con María Corina Machado, la auténtica lideresa que movió a su nación en una lucha titánica en la que ha está dispuesta a jugarse la vida.
El Gobierno colombiano les expresó que para el país es fundamental consolidar la democracia venezolana, mantener la paz en la región y, especialmente, garantizar que las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela continúen.
En el Gobierno consideran que han sido claros
El Gobierno considera que Colombia ha sido clara en sus explicaciones al considerar que el proceso electoral incluyó irregularidades en el conteo de votos, la transmisión de los resultados y la totalización final. Sin embargo, hizo un llamado a actuar con cautela en las manifestaciones públicas y garantizar la plena observancia de los derechos humanos.
El presidente Petro también abogó por el respeto a la autonomía y soberanía del pueblo y las instituciones venezolanas, además de respaldar los esfuerzos de diálogo que permitan alcanzar acuerdos que beneficien a los habitantes del vecino país.
Los factores en juego en caso de una ruptura son enormes. Por ejemplo, ninguna otra nación como Colombia ha tenido un impacto tan grande provocado por el éxodo de la población venezolana que huye tanto de la represión militar como de la crisis económica.
Además, el 92 por ciento de los registrados ya tenían, o estaban en proceso de obtener, su Permiso por Protección Temporal (PPT). El restablecimiento de relaciones bilaterales en 2022 facilitó este proceso, acelerando la expedición de permisos.
Desde el punto de vista económico, según cifras del DANE y la Cámara Colombo Venezolana, el comercio bilateral aumentó significativamente. Entre 2021 y 2023, el intercambio comercial entre ambos países creció en 397 millones de dólares, alcanzando más de 1.000 millones de dólares en 2024.
Las exportaciones colombianas a Venezuela se incrementaron en un 47 por ciento ese año, con un superávit de 691 millones de dólares entre enero y octubre.
Los costos de una ruptura
Sin embargo, el cierre de la frontera en 2015, debido a la expulsión de cerca de 12.000 colombianos, tuvo un costo de 10.000 millones de dólares para Colombia hasta su reapertura en 2022.
“Colombia quiere que haya paz en Venezuela”, dice una fuente que no esconde que esa nación también es “absolutamente vital para la paz total en nuestro país”.
En efecto, grupos ilegales como el ELN y la Segunda Marquetalia encuentran en Venezuela no sólo un refugio estratégico, sino también afinidad ideológica.
Entre los años 2000 y 2003, el Comando Central del ELN, ubicado en la Serranía de San Lucas (Bolívar), trasladó sus campamentos a la zona fronteriza de El Catatumbo y, posteriormente, a territorio venezolano. Hoy, se estima que entre el 60 y 70 por ciento de la dirección estratégica del ELN opera desde Venezuela.
Además, Colombia ha recibido a tres millones de migrantes venezolanos en un tiempo récord, lo que ha generado desafíos sociales y económicos. A esto se suma la presencia de grupos criminales como el Tren de Aragua, que ha contribuido a elevar los niveles de inseguridad en las ciudades colombianas.
Según el experto Jeremy McDermott, de InSight Crime, “El ELN y la Segunda Marquetalia cuentan con una parte significativa de su membresía en Venezuela, junto con una infraestructura logística y de obtención de ingresos crucial”.
McDermott advierte que, mientras Maduro continúe protegiendo a estos grupos, es poco probable que se logren acuerdos de paz sin concesiones políticamente inaceptables. Esto podría fortalecer la presencia de estos grupos en el panorama criminal colombiano.
Las declaraciones del presidente Petro
Con estos y otros elementos, el presidente Gustavo Petro confirmó que no asistirá a la toma de posesión de Nicolás Maduro este 10 de enero en Caracas. Sin embargo, aseguró que Colombia no romperá las relaciones diplomáticas con el vecino país.
“Igual que nuestro amigo Enrique Márquez, destacado progresista venezolano, ha sido detenido Carlos Correa, defensor de derechos humanos en Venezuela. Esto, y otros hechos, impiden mi asistencia personal al acto de posesión de Nicolás Maduro", afirmó Petro en su cuenta de X.
Turbulencia diplomática
Por otro lado, CAMBIO confirmó que el canciller Luis Gilberto Murillo permanecerá en el cargo ante la compleja situación diplomática. Se había especulado con su posible renuncia, pero el presidente Petro le pidió no dejar su puesto en este momento.
El canciller, quien había sido embajador en Estados Unidos, había considerado aspirar a la Presidencia en el futuro, pero ha decidido retrasar cualquier decisión por la situación con Venezuela.
Pero hay otro factor de enorme peso para su continuidad. Y es preparar el terreno con el próximo gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, quien asumirá el cargo el 20 de enero.
Todos estos movimientos se dan en medio de la incertidumbre. Porque para muchos expertos, aún no está claro si asumirá el cargo el actual gobernante Nicolás Maduro o su opositor Edmundo González, ya que todas las posibilidades permanecen abiertas.
Aunque el régimen mantiene el control del poder militar y ha desplegado una intensa represión, la líder opositora María Corina Machado se muestra optimista. Ha anunciado su participación en las manifestaciones públicas programadas para este jueves, con la esperanza de que estas se conviertan en un punto de inflexión hacia una transición democrática. Sea cual sea la situación, a Colombia le interesa es mantener las relaciones bilaterales vigentes.