El Pacto Histórico se aferra a Bogotá para disimular el mal debut que se avecina en las elecciones regionales
10 Octubre 2023

El Pacto Histórico se aferra a Bogotá para disimular el mal debut que se avecina en las elecciones regionales

El estreno del Pacto Histórico en las elecciones regionales no pinta nada alentador, a juzgar por los pronósticos de las principales ciudades. Solo en Bogotá parece haber cierta posibilidad de que Gustavo Bolívar pase a la segunda vuelta. ¿Qué tanto tiene por perder el petrismo en los comicios del 29 de octubre?

Por: Redacción Cambio

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El día siguiente al próximo 29 de octubre será probablemente un día de mucha reflexión dentro del Pacto Histórico. Si los pronósticos se cumplen, el petrismo tendrá resultados electorales más bien desalentadores en casi todas las plazas principales que están en juego (grandes capitales y departamentos con mayor población). Tan solo en Bogotá parece haber una posibilidad de victoria con Gustavo Bolívar, el ungido del presidente Petro.

El objetivo del petrismo es que Bolívar pase a la segunda vuelta evitando que Juan Daniel Oviedo le arrebate esa posibilidad. En ese escenario, el esfuerzo para el libretista tendrá que ser mayúsculo si quiere derrotar a quien lidera las encuestas: Carlos Fernando Galán. De resto, el brazo político del Gobierno parece haberse quedado sin fuerza. ¿Qué tanto pesará la derrota que se avecina?

Del entusiasmo a la incertidumbre

El debut electoral del Pacto Histórico en 2022 fue efectivamente histórico. En las elecciones legislativas consiguieron 47 asientos en el Congreso y en las presidenciales ganaron ambas vueltas con Gustavo Petro. Sin embargo, más de un año después y en un contexto distinto, el idilio entre los votantes y el petrismo parece haber cambiado. El Pacto Histórico se ha visto a gatas para consolidar candidaturas fuertes en las regiones que se adjudiquen la defensa del proyecto político del actual Gobierno.

Los sondeos de intención de voto no favorecen a las opciones del petrismo en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena, ni tampoco en departamentos claves por su cantidad de población como Cundinamarca, Antioquia, Atlántico, Boyacá, Santander, Norte de Santander y el Valle del Cauca. 

En estas plazas, los candidatos punteros han utilizado como plataformas de campaña tanto a la aceitadas maquinarias tradicionales como al discurso antipetro, siendo la seguridad el principal eje de la estrategia para captar votos. En ese río revuelto, varios excandidatos presidenciales encontraron la oportunidad de rencaucharse después de perder en 2022. Todos buscan posicionarse como los únicos capaces de hacerle contrapeso regional a un Gobierno que, según ellos mismos, no va por buen camino. 

Son los casos de Federico Gutiérrez en Medellín, quien llega a aventajar por 50 puntos en las encuestas a Juan Carlos Upegui; Alejandro Char, virtual ganador en Barranquilla; Dilian Francisca Toro, puntera en el Valle, y Carlos Fernando Galán, que no ha bajado del primer lugar en Bogotá.

En otras regiones se ha hecho popular el discurso de la mano dura para combatir la criminalidad, incluso con base en modelos criticados de otros países, como es el caso de Jaime Andrés Beltrán, confeso admirador de Nayib Bukele y favorito en Bucaramanga.

¿Por qué el Pacto Histórico no ha podido consolidarse?

El mayor problema del Pacto Histórico ha sido la diversidad sobre la que se echó a andar. Esta colectividad no es un partido al estilo de otros como el de La U, el Liberal, el Conservador y Cambio Radical. Se trata de la unión de 12 partidos diferentes, la mayoría con personería jurídica propia y, por lo tanto, con el poder de entregar sus propios avales. Cada uno de ellos tiene sus propios liderazgos e intereses, los cuales son más sencillos de conciliar en contiendas nacionales, como las del año pasado, pero poco disimulables en disputas locales como las actuales.

Para Alejandro Chala, politólogo y analista, “dentro del Pacto Histórico confluyen varias tensiones. Una de ellas es, por ejemplo, entre un sector moderado y otro más militante y otra es entre las directivas nacionales y las bases y movimientos sociales en las regiones”. Y es que la división en el petrismo ha sido evidente en varios episodios de este año electoral, como el de la entrega de avales, en el que los 12 partidos tuvieron serios inconvenientes en encontrar coincidencias y acuerdos para definir los candidatos a gobernaciones, alcaldías, asambleas, concejos y juntas administradoras locales.

Uno de los ejemplos es el caso del Atlántico, en donde la decisión institucional es la de apoyar a Alfredo Varela a la Gobernación, a pesar de la resistencia que su nombre genera en parte de las bases del petrismo en la región. Caso similar al de Sucre, en el que hay por lo menos tres aspirantes a la Gobernación en los que se van a dividir los votos del Pacto Histórico: Enoc Miranda, quien tiene enredado el aval del Polo Democrático; Remberto Benítez, el escogido por la Colombia Humana, y Mario Fernández Alcocer, aspirante del partido En Marcha pero con apoyos de sectores cercanos a la primera dama Verónica Alcocer.

Por su parte, Esteban Salazar, coordinador de Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Pares, explicó que, si bien los resultados de octubre no serán los mejores para el Pacto Histórico, no se debe perder de vista que es la primera vez que esta coalición prueba suerte en elecciones territoriales y que la comparación acertada es con el proceso electoral de 2019.

"El Pacto Histórico no va a salir favorecido de las elecciones de octubre pero tampoco quedará debilitado. Es equivocado pensar que hay un arrastre con las elecciones del año pasado pues los problemas del orden nacional no se reflejan en lo regional", dijo Salazar.

Ambos analistas coinciden en que la ausencia de recambio y nuevos liderazgos fuertes en el Pacto Histórico es otra de las consecuencias de la falta de cohesión y coordinación interna dentro de esa colectividad.

Las figuras más visibles del petrismo están en el Congreso o como parte del gabinete y las regiones parecen haber quedado huérfanas de figuras que retomen el entusiasmo con el que obutvieron resultados favorables hace más de un año. "No parece haber una posibilidad de recambio en el Pacto Histórico, no solo pensando en las elecciones de ocubre sino también en el proceso de 2026", dijo el analista Chala. 

Las caras nuevas pero sin mucha fuerza tienen pocas posibilidades ante las estructuras políticas tradicionales que han dominado las regiones por décadas. Sobre ello, Esteban Salazar opina que "el Pacto busca sobrevivir a punta del voto de opinión y eso se queda corto frente a las formas tradicionales de hacer política en lo local como el clientelismo".

La esperanza de Bogotá y el acuerdo nacional

La capital es sin duda el escenario más apetecido en las elecciones regionales. Llegar al Palacio de Liévano generalmente sirve como plataforma para una futura aspiración presidencial y el alcalde o la alcaldesa se convierte durante todo su periodo en tema nacional. En la actual carrera Gustavo Bolívar es la ficha más fuerte del Pacto Histórico en el país, pero, aún así, no ha podido llegar al primer lugar de las encuestas. Por ello, Carlos Fernando Galán ya no es el rival a vencer para Bolívar, pues el lugar en una eventual segunda vuelta está asegurado para el candidato del Nuevo Liberalismo. La lucha prioritaria para el escritor y libretista es con el exdirector del Dane, Juan Daniel Oviedo.

La desventaja para Bolívar es que debe cargar con el peso de ser el candidato del Gobierno y ser medido por cada paso (hacia adelante o hacia atrás) que dé el presidente Petro o cualquiera de sus funcionarios. No en vano, la reciente "toma de Bogotá" organizada por el Gobierno en la que se realizaron varios eventos con funcionarios, le generó críticas a la campaña de Bolívar y al mismo presidente por haber parecido una jugada de campaña a favor del exsenador y escritor. "Si esas reuniones son políticas y las van a usar para impulsar la candidatura de Gustavo Bolívar, se va a notar, y los votantes los van a castigar", fue la apreciación de Carlos Fernando Galán.

De pasar a una inédita segunda vuelta en la capital, Bolívar está obligado a buscar alianzas en sectores en los que su nombre y el del Pacto Histórico generan resistencias, mientras que Oviedo es una opción menos controversial así como el abstencionismo o el voto en blanco.

"Bolívar tiene el plus de parecer una figura transparente y tener un discurso que le llega fácil a la gente, pero es muy probable que se quede estancado en la primera vuelta y no consiga votos adicionales para la segunda", dijo el analista Alejandro Chala. 

Siendo así, los resultados electorales no solo determinarán el nuevo rumbo del Pacto Histórico como coalición de partidos y movimientos sino del llamado al acuerdo nacional que ha venido haciendo el presidente Gustavo Petro desde hace unos meses. Analistas y personas cercanas al trabajo en el Congreso coinciden que la eventual derrota del Gobierno el 29 de octubre en las urnas profundizará el bloqueo político que viene presentándose desde el final de la legislatura pasada. "Estamos esperando a las elecciones para que el presidente vea que la mayoría de colombianos no está de acuerdo con sus reformas y esperamos que así sí quiera concertar", dijo un congresista opositor.

En este escenario, el presidente Petro tendrá que esperar que aquellos a quienes ha invitado a hacer un acuerdo sobre la agenda reformista muestren sus dientes en las elecciones locales y ahí decidir si la estrategia de negociación serán las transacciones burocráticas o si, por el contrario, iniciará un periodo de radicalización.

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