Gustavo Bolívar: 20 poemas de amor y una intención desesperada

Crédito: Yamith Mariño

5 Octubre 2023

Gustavo Bolívar: 20 poemas de amor y una intención desesperada

El candidato poeta Gustavo Bolívar, segundo en las encuestas, es la opción del Pacto Histórico para ganar la Alcaldía de Bogotá. Sensible y desprevenido, tiene la actitud del ciudadano común que decide usar la indignación para aspirar al poder. ¿Le alcanzará?

Por: Pía Wohlgemuth N.

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“Hay algo que no se tuerce cuando pasa la que no eres tú: Es mi corazón que solo palpita por ti cien planetas a la redonda”, escribió un poeta, a medianoche, en 2016. “Antes de que me olvides…Recuerda que un día te regalé un gato”, compuso el mismo en 2019. Ese autor de corazón sensible e incomprendido es el padre de las narconovelas, de Sin tetas no hay paraíso, de la legendaria Tres Caínes. Es el siempre fiel escudero del presidente Gustavo Petro, su tocayo, Gustavo Bolívar: el aspirante del Pacto Histórico a la Alcaldía de Bogotá, la única apuesta grande que tiene el partido de Gobierno para quedar con un poder importante en las elecciones regionales.

Bolívar, un poeta que publicó, en sus redes sociales, más de 500 versos de amor que le surgían en sus noches de desvelo, podría llegar a gobernar la capital si sobrepasa a Carlos Fernando Galán, el candidato delfín que puntea en todas las encuestas.

Aunque en sus poemas románticos parece de corazón blando e inocencia adolescente, le ha tocado ser duro para llegar adonde está. Nació en Girardot y se crió en el barrio Kennedy, en Bogotá, como le gusta repetir con mucha frecuencia. Sus orígenes de clase media le dan valor y los capitaliza en su campaña, mucho más que sus estudios, que se reducen a algunos semestres de Comunicación en la Universidad de la Sabana.

Bolívar es rico gracias al éxito de sus producciones televisivas, pero conoce bien la Bogotá de los ciudadanos que no nacieron en cuna de plata. Su nicho está en localidades como Rafael Uribe, Usme, Bosa, mientras que Teusaquillo, Usaquén y Chapinero no son, para nada, su punto fuerte. Por estos días de campaña le gusta recorrer las calles de los barrios del sur, donde recibe aplausos y se reencuentra con viejos conocidos. En días de correría electoral, se cruzó con Pecueca, uno de los actores naturales de su famosa producción Pandillas: guerra y paz.

De joven, en el colegio, comenzó a escribir, motivado por una profesora que lo inspiró a incursionar en la literatura. Desde entonces, su alma artística le ha rendido grandes frutos en la televisión y en la cuenta bancaria. No es ese el caso de su libro de poemas, que recoge los secretos más recónditos de su alma, antes publicados en sus cuentas de Twitter, Facebook e Instagram: “Llovieron princesas encantadas y los tontos huyeron hacia la mentira. Yo me quedé hipnotizado viéndolas caer. Una de ellas, la más tierna y brillante, aterrizó en mi corazón”.

Aunque sus versos no han tomado la fuerza de sus novelas, convertidas en producciones de éxito mundial, desnudar su corazón ha sido la característica de su paso por la política electoral. En la década de los ochenta, siguió a Luis Carlos Galán y militó en el Nuevo Liberalismo. Su interés por lo público era latente. Había trabajado con el exministro de Justicia Enrique Parejo González en el Concejo de Bogotá en los noventa, pero solo se metió de lleno al mundo de la política en 2018, cuando conoció a Gustavo Petro, de quien no se alejaría nunca más.

Cuando empezó su campaña para llegar a la Cámara alta del Congreso, prometió “poner contra las cuerdas” a los corruptos y ser independiente en la financiación de su campaña. Con 12 promesas llegó al Senado por la coalición de la lista Decentes, con el aval del movimiento MAIS, y defendiendo firmemente las ideas de la Colombia Humana: “Seré un escudero leal del proyecto progresista que lidera Gustavo Petro porque creo en él, en su honestidad y en su capacidad para defender nuestros recursos naturales, combatir la corrupción e impulsar la educación en Colombia”. 

Desde el primer momento, varios lo han visto como muy “sentimentalongo”, dice un senador del Pacto Histórico. ¿Y cómo no? Si cada que puede desnuda su corazón en verso. David Racero, actual presidente de la Cámara de Representantes y compañero de la causa política de Bolívar, lo describe como una persona absolutamente genuina, que “no asume el rol de político profesional”, sino el de “aquel ciudadano que comprendió que hay que pasar de la indignación a la disputa por el poder”.

Si bien no dejó su espíritu lírico atrás, Bolívar se transformó en un activista férreo de la causa petrista. Casi todo su primer periodo en el Congreso lo dedicó a atacar con fervor al Centro Democrático. El poeta de los versos dulces fue uno de los que le hizo la vida cuadritos al presidente Iván Duque, de la mano con Petro, desde el Legislativo y apoyando las protestas en su contra durante los cuatro años de gobierno. “Siento que su postura la mantuvo porque le nació así, él es una persona muy auténtica”, dice el senador del Pacto Wilson Arias.

Bolívar fue también uno de los grandes defensores y promotores de la primera línea, durante el paro nacional de 2021, a veces, incluso, derrochando romanticismo sobre la violencia que abundó por aquellos días. Recogió fondos para apoyarlos con cascos y gafas, que usarían en sus enfrentamientos con el Esmad de la Policía, de la que fue y es un crítico ferviente, por el abuso de autoridad y el uso desmedido de la fuerza contra muchos manifestantes. Esto le ha costado críticas muy fuertes de parte de sus opositores. En su campaña actual a la Alcaldía, acusó a la institución, sin ninguna prueba, de supuestamente estar detrás de un atentado a un CAI.

Aunque antes de terminar el cuatrienio 2018-2022 amenazó con que no volvería a la política por necesidades económicas, se lanzó al Senado para el siguiente período en la lista cerrada del Pacto –aunque renunció anticipadamente una vez llegó– y respaldó incansablemente la campaña de Gustavo Petro a la Presidencia. “Antes de que amanezca, recuerda quién te llevó al sol”, dice un verso dedicado a algún amor que, como premonición, escribió este guionista todavía no descubierto en su faceta más poética. Un verso que contrasta con la ninguneada que le hicieron en dicha campaña presidencial, en la que personas lejanas al núcleo petrista, como Mauricio Lizcano y Armando Benedetti, tuvieron más relevancia estratégica que él. 

Su lealtad siempre se mantuvo intacta, aunque no titubeó en criticar las movidas del petrismo cuando este se alió con partidos tradicionales para ganar en las urnas. “Es una persona muy sincera en su trato, es uno de los pocos que dice en privado lo que dice en público. Ha pretendido mantener ese corazón fiel a lo que es el Pacto y eso es completamente rescatable”, piensa Racero. Es posible que por eso a nadie de su círculo le haya sorprendido cuando, en medio de la campaña, trinó cuestionando a quienes le venden el alma al diablo por pura ambición para ganar las elecciones.

La campaña de Bolívar es más de izquierda que la del presidente. “No se trata de ganar a como dé lugar”, cuenta un senador que lo está apoyando. Mientras que a Petro se le unieron los liberales, la U y hasta algunos conservadores en su momento, a Bolívar lo rodean sobre todo los zurdos, como Racero, Alirio Uribe, Heráclito Landínez, María Fernanda Carrascal y María del Mar Pizarro. En su equipo también está el poderoso asesor de líderes de izquierda Amaury Chamorro, que estuvo con Petro, Daniel Quintero, Rafael Correa y otros en América Latina, y Carolina Corcho, exministra de Salud, psiquiatra y sindicalista.

El romántico Bolívar promete enseñarles inglés a los niños desde muy pequeños, para que se gradúen bilingües, encuentren mejores oportunidades y no terminen arrastrados por la delincuencia. Él no tiene un muy buen nivel de inglés y dice que se le cerraron puertas por ello. Quiere usar inteligencia artificial para identificar y analizar información de las cámaras de vigilancia de la ciudad, y así perseguir y atrapar a los delincuentes. Promete, también, instalar más CAI de Policía. Dice que mantendrá la obra del metro elevado si Petro no consigue los cambios que quiere hacerle al proyecto, pero ve el Corredor Verde de Claudia López como una “barbaridad ambiental, económica y urbanística”.

Aparte de eso, promete subsidiar el salario mínimo por un periodo de tres meses para las mujeres desempleadas que hagan parte de los estratos 1 al 4. Y, de igual forma, quiere ayudar a las microempresas y emprendimientos pagándoles a uno de sus empleados y dándoles préstamos de un año para que se consoliden. 

Con estas propuestas, Bolívar es la esperanza del Pacto Histórico para el poder entre 2024 y 2028. Su aparente inocencia, inspiración romántica y frases poéticas le han servido, al parecer, para llegar lejos en las encuestas, que lo perfilan como la segunda opción detrás de Galán, quien aunque no es de telenovelas, como Bolívar, en su tercera temporada se acerca, con algo de riesgo, al Palacio Liévano. Las cifras muestran que los separan unos 10 puntos porcentuales. Todo lo demás es poesía.

 

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