Gustavo Petro quiere que Joe Biden, Nicolás Maduro y la oposición venezolana estén felices con su postura
25 Abril 2023

Gustavo Petro quiere que Joe Biden, Nicolás Maduro y la oposición venezolana estén felices con su postura

Crédito: Fotoilustración de Yamith Mariño

Álex Saab y Juan Guaidó son dos de los temas candentes que debe sortear el Gobierno Petro para lograr el equilibrio entre los intereses de Estados Unidos, el régimen de Nicolás Maduro y la fragmentada oposición venezolana.

Por: Redacción Cambio

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La última semana para el gobierno de Gustavo Petro ha tenido a la política exterior como la gran protagonista. El presidente estuvo en Estados Unidos, se reunió con el presidente Joe Biden y congresistas de varios sectores. El tema de Venezuela fue uno de los ejes de las conversaciones.

Luego, Petro regresó a Colombia para adelantar dos encuentros cruciales que marcarán el futuro de la crisis venezolana. La primera cumbre fue el pasado 22 de abril en la hacienda de Hato Grande. Allí, el presidente recibió personalmente a los representantes del bloque de partidos que se oponen al régimen de Nicolás Maduro, denominado como Plataforma Unitaria Democrática. Entre ellos estuvieron Gerardo Blyde, Tomás Guanipa, Stalin González, Claudia Nikken y Roberto Enríquez.

La reunión de alto nivel con los contradictores de Maduro sirvió de antesala para la cumbre que tendrá lugar el próximo martes, 25 de abril, en el Palacio de San Carlos en Bogotá. Se prevé que asistan los cancilleres o delegaciones de 20 países, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Argentina, Bolivia, México, Francia, Reino Unido y Noruega. La idea de este histórico evento es acordar soluciones a la crisis política y económica de Venezuela, pero ahora con nuevos actores, estrategias e intereses respecto al fallido "cerco diplomático" que impulsó el expresidente Duque y el llamado Grupo de Lima.

El Gobierno colombiano sigue siendo protagonista del proceso para conjurar la crisis venezolana, pero ahora con un giro en el timón. El presidente Gustavo Petro tendrá que hacer equilibrismo entre los intereses de Washington, Caracas y Bogotá para que su apuesta por ser el pacificador de Venezuela no quede en otro intento fallido. ¿Cuáles son las principales apuestas de Petro?

La transición es con Nicolás Maduro

Uno de los riesgos que debe sortear el Gobierno de Gustavo Petro en este proceso de mediación es que termine en el reimpulso del régimen de Maduro gracias al levantamiento de las sanciones impuestas por Estados Unidos y a una fachada de fortalecimiento democrático. El presidente no goza de la confianza total de la oposición venezolana y es visto más como un aliado de Maduro que como un actor imparcial.

"Este evento es el inicio de un largo camino que puede permitir que Venezuela regrese a la democracia. Aunque me preocupa el espíritu de propaganda y de figuración que tienen los actores colombianos, empezando por el presidente colombiano y el canciller Leyva", dijo Ronal Rodríguez, internacionalista y vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

La impronta de socio de Maduro que tiene Gustavo Petro se arraigó después de su posesión el pasado 7 de agosto de 2022. El mandatario ha puesto a Venezuela como su prioridad en la agenda diplomática, igual que Iván Duque, pero en un tono conciliador y cordial. Tanto es así que se ha encontrado con Maduro en cuatro ocasiones, más que con cualquier otro presidente, y está en marcha la reactivación de las relaciones comerciales entre ambos países.

“Lo que se confirma es que esto ha sido un encuentro a la imagen y deseo de Nicolás Maduro. Los países invitados, los representantes de los venezolanos que allí aparecen y sobre todo la agenda, ¿cuál es la agenda?”, dijo la líder opositora María Corina Machado.

Machado no fue invitada ni al encuentro en Hato Grande ni a la cumbre en Bogotá, a pesar de que sigue siendo una figura relevante que se opone al régimen de Maduro. Otro que no estará presente es Juan Guaidó, quien llegó a ser reconocido como presidente interino de Venezuela por el gobierno de Iván Duque y el de Donald Trump. El opositor alcanzó a informar que había llegado a Colombia caminando en la mañana de este 24 de abril para asistir a la cumbre sobre Venezuela. Sin embargo, horas después la Cancillería colombiana aseguró que Guaidó no estaba invitado al evento.

“Entró de forma inapropiada y en Colombia cumplimos la ley”, dijo el canciller Álvaro Leyva.

El desaire del Gobierno colombiano con Guaidó refleja el cambio de postura en el que ya no se piensa en una transición sin Maduro, sino en una con él a bordo. En ese sentido, resultan cruciales las plenas garantías democráticas para las elecciones de 2024, con el objetivo de que sea el pueblo venezolano el que decida si Maduro se queda o se va.

Justamente, el consenso esperado de los diálogos entre la oposición y el gobierno venezolano, que el presidente Petro quiere ayudar a potenciar, es acordar la realización de unas elecciones en las que haya pleno respeto por las normas electorales, observación internacional y en las que los contradictores del régimen participen con garantías.

“La elección presidencial de 2024 es una oportunidad histórica que tenemos los venezolanos para alcanzar un cambio político y reconstruir a nuestro país”, dijo el opositor Stalin González.

Las sanciones de Estados Unidos son la moneda para negociar

Así como Colombia, el otro actor que por lo menos ha abierto la puerta para revaluar su estrategia es el gobierno de Estados Unidos. Biden envió a varios delegados a la cumbre sobre Venezuela, entre los que están Jon Finer, principal asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, y Juan González, director del Consejo de Seguridad Nacional para Asuntos del hemisferio occidental.

El guiño de Estados Unidos a la cumbre no implica el levantamiento de las sanciones que le ha aplicado a Venezuela, buscando presionar la salida de Maduro pero que han terminado por agravar la crisis económica en ese país. Sin embargo, la posibilidad está abierta tal y como lo dejó ver el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, en un pronunciamiento la semana pasada:

“Siempre hemos sido claros con que podríamos revisar nuestra política de sanciones en respuesta a pasos constructivos por parte del régimen de Maduro, y si las partes venezolanas pueden dar pasos significativos para el regreso de la democracia en el país”, dijo Kirby.

Lo clave para resolver tanto en la cumbre de mañana como en diálogos posteriores tiene que ver con cuáles serán los “pasos constructivos” que el régimen de Nicolás Maduro va a dar para la flexibilización de las sanciones. Así mismo, el gobierno norteamericano también tendrá que decidir qué tan gradual será la flexibilización para que el régimen se mantenga en el diálogo, pero sin que sea el único ganador del proceso. El presidente Petro ha propuesto que el levantamiento de las sanciones sea paulatino y que también se dé la posibilidad del regreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Las dudas sobre la manera de proceder respecto a las sanciones y las muestras de compromiso del régimen de Maduro las resumió el presidente Petro en una rueda de prensa durante su visita a Washington:

“Quedó planteada sobre la mesa una estrategia que es hacer primero elecciones y después levantar sanciones o, paulatinamente, en la medida en que se va cumpliendo una agenda electoral, se vaya también, paralelamente, levantando progresivamente sanciones”, dijo Petro.

Finalmente, el otro asunto espinoso para Biden, Petro y Maduro es el caso de Álex Saab. El señalado testaferro del régimen venezolano está preso en Estados Unidos y su aprehensión fue una de las razones para que los delegados de Maduro se retiraran de la mesa de negociación con la oposición.

El futuro del barranquillero no fue un tema tratado en la visita de Petro a la Casa Blanca, pero sigue siendo el 'elefante en la habitación'. Maduro ha pedido varias veces la liberación de Saab aduciendo que padece problemas de salud. "Está vomitando sangre", dijo la Cancillería venezolana en un comunicado el pasado 17 de abril. Por su parte, el gobierno de Estados Unidos no ha dado ninguna señal de estar considerando la posibilidad de reducir los cargos contra Saab.

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