
‘A este gobierno le dan más palo que a otros que hacían cosas parecidas’: María Teresa Ronderos
María Teresa Ronderos.
Crédito: Redes sociales
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María Teresa Ronderos, quien acaba de recibir el Premio Tällberg-SNF-Eliasson al Liderazgo Global, reflexiona en esta entrevista con CAMBIO sobre el periodismo, su futuro y la relación de la prensa con el poder político.
Por: Armando Neira

María Teresa Ronderos ha sido galardonada con el Premio Tällberg-SNF-Eliasson Global Leadership Prize por “su dedicación al periodismo de impacto y sus esfuerzos pioneros para impulsar colaboraciones transfronterizas que fortalezcan el periodismo en América Latina y más allá”.
Al concederle el premio, Media Defence destacó que la colombiana Ronderos es cofundadora del Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigación (CLIP) y que, desde su lanzamiento en 2019, ha encabezado más de 40 investigaciones transfronterizas, colaborando con más de 140 medios de comunicación para revelar cuestiones cruciales como la migración y la desinformación.
El compromiso de Ronderos con la denuncia de injusticias y la concesión de voz a quienes se ven afectados por ellas es evidente a lo largo de su carrera. En VerdadAbierta.com, una plataforma que cofundó y dirigió, colaboró con medios locales y organizaciones de la sociedad civil para revelar los abusos en las zonas de conflicto de Colombia.
Más tarde, como directora del programa de periodismo global de Open Society Foundations, ayudó a construir alianzas que empoderan a los medios y promueven la libertad de expresión. CAMBIO la entrevistó.
CAMBIO: ¿Cuál, en su opinión, es el estado actual del periodismo en Colombia?
María Teresa Ronderos: Hay de todo. Periodismo investigativo aguerrido, buenas historias bien contadas, entrevistas y análisis de gran calidad. También hay periodismo malo. Los males de antes: 'unifuentismo', oficialismo, autocensura, mala redacción o amarillismo. Y los males nuevos: periodismo que no entiende ni aprovecha lo mejor del internet (acceso a infinidad de fuentes abiertas, procesamiento de datos, interacción con el público) y que se contamina de todos sus males (replicar noticias manipuladas sin verificar, agenda pegada a las redes sociales y con su mismo tono extremista y politizado).
CAMBIO: Hablemos de internet. ¿Qué le ha aportado y qué le ha quitado al periodismo?
M. T. R.: El internet le ha potenciado enormemente al periodismo su capacidad de verificación, lo abarató y le permite traspasar fronteras fácilmente y colaborar. Además, gracias al internet periodistas y medios pueden conocer a su público mejor que nunca antes y apelar a su sabiduría. También, el internet le hace la vida fácil al periodismo vago que no sale a buscar las historias, sino que sólo repite lo que le llega a mano.
CAMBIO: Gabriel García Márquez dijo: “Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”. ¿Qué cree usted?
M. T. R.: De acuerdo.
CAMBIO: Ryszard Kapuscinski sentenció: “Para ser buen periodista hay que ser buena persona”. ¿Usted cree eso?
M. T. R.: Al final, Kapuscinski no resultó una persona tan auténtica, pues según algunos de sus biógrafos, su periodismo, aunque bellamente escrito, era medio ficción. Su frase terminó siendo cierta en carne propia.
CAMBIO: Antes las salas de redacción eran un hervidero, ambientadas por el ruido de las teclas de las máquinas de escribir y el humo de los cigarrillos. Ahora impera el silencio, no se fuma, los redactores tienen audífonos y revisan las redes sociales. ¿Cómo le parece este cambio de escenografía?
M. T. R.: Más sano para los pulmones, menos para los oídos. Pero esas viejas salas eran espacios para aprender. Ahora, crear esos espacios de aprendizaje y emoción en el ámbito virtual es más difícil.
CAMBIO: El Espectador vendió su icónica sede de la Avenida 68 y ahora allí hay un concesionario de carros; en la histórica sede de El Tiempo se está construyendo un conjunto de apartamentos. ¿Qué piensa de esto?
M. T. R.: Esos edificios vieron mucha historia, podrían ser museos.
CAMBIO: Usted es una de las periodistas más respetadas en este oficio y posiblemente nunca ha pensado en clics. ¿Cómo le parece que esta sea ahora la obsesión en las redacciones?
M. T. R.: Gracias. Pues fíjese que sí sufrí por clics cuando dirigía Semana.com. Pero hoy ya los medios saben que conocer a las audiencias e interactuar con ellas es mejor receta para su éxito económico que andar cazando clics. Si un medio sabe qué hueco de información llena, y lo hace mejor que nadie, no se muere. Cuando se generalice el uso de inteligencia artificial para reemplazar el periodismo de registro, lo que ya está sucediendo, sólo sobrevivirán los que sepan usarla al servicio de la producción de una información indispensable y difícil de obtener. Ahí el conteo de clics será historia.
CAMBIO: ¿Usted es de las que afirma que en Colombia se murió la crónica, que ya no se publican esos textos como los de Castro Caycedo, Gossaín, Felipe González Toledo y Pedro Claver Téllez, entre otros?
M. T. R.: Creo que sigue habiendo buenos cronistas en Colombia. Sobre todo cuando estos relatos van respaldados con la evidencia y observación aguda que caracterizaban el trabajo de Castro Caycedo. Puede que ya no hagan sus narraciones sólo en texto, sino con otros recursos sonoros y visuales. Ahí están Vorágine y La No Ficción, entre los excelentes.
CAMBIO: ¿A usted qué le dice que el 40 por ciento de los estadounidenses hoy se informen por TikTok?
M. T. R.: Me encanta que se entretengan con TikTok. Es muy divertido. Pero cuando dicen que se informan allí, están tan equivocados como quien diga que se alimenta cuando come comida chatarra. Debe ser por eso que sufren de tan mala salud política.
CAMBIO: Por ahí dicen que el periodismo es la forma más divertida de vivir siendo pobre. ¿Cómo le parece?
M. T. R.: Pues hay algo de razón, aunque cada vez es más difícil para los periodistas vivir del buen oficio. En todo caso, sigo pensando que el periodismo te mete en mundos nuevos cada día, te lleva a conocer lo mejor y lo peor, te eleva el espíritu y te deprime, pero rara vez es aburrido.
CAMBIO: El periodismo y la política en Colombia siempre han estado unidos. ¿Por qué cree que ahora se criticó tanto el hecho de que Vicky Dávila saltara a la política?
M. T. R.: Quizás porque ella insistía en que seguía estando del lado del periodismo independiente que vigila el poder, cuando ya estaba en campaña para acceder al poder. De todos modos, son profesiones cercanas: si se ejercen de la mejor forma, se ayudan porque ambas están al servicio del interés público; si se ejercen mal, el público se siente un poco traicionado. De ahí la sensibilidad con esos saltos del periodismo a la política y viceversa, pero Vicky no es la única, ni la primera.
CAMBIO: Usted hizo un libro precioso sobre la historia de la caricatura en Colombia. ¿Quién hace caricatura buena en la actualidad?
M. T. R.: Siguen publicando caricaturas divertidas Osuna y Vladdo, que estaban en mi libro Cinco en Humor, y Zuleta en El Espectador, es genial. Tola y Maruja hacen una caricatura escrita y hablada que me encanta; me hace reír y llorar a la vez el Chigüire Bipolar, de Venezuela. Y Matador a veces la rompe.
CAMBIO: ¿Cómo ve el cubrimiento que ha hecho el periodismo del gobierno del presidente Gustavo Petro?
M. T. R.: Puedo no ser demasiado certera en esto, porque desde que estoy en el CLIP no sigo muchos medios de Latinoamérica, y menos los colombianos en detalle. Pero, en general, hay medios haciendo lo que deben hacer: reportear, contar lo que pasa, y si Petro toma malas decisiones, decirlo; y si son buenas, también. Sí noto en los medios masivos que a este Gobierno le dan más palo que a otros que hacían cosas parecidas. Quizás porque de este esperaban más.
CAMBIO: Nunca antes como ahora la humanidad había tenido tantas herramientas de comunicación a su alcance, pero nunca antes la gente se sentía tan desinformada. ¿Usted tiene la misma percepción?
M. T. R.: Sí, hay exceso de información a toda hora, en todas partes, y es difícil saber qué es verdad y qué mentira. Actores malintencionados producen millones de posts automatizados o con cuentas falsas o pagas para crear 'estados de opinión' falsos. Así proyectan la opinión de un grupo extremista como si fuera de grandes mayorías. Le apuntan a la gente vulnerable para radicalizarla. En ese ambiente es obvio que la gente se sienta confundida y prefiera rechazar todas las noticias. Mi consejo es no desesperar. Encuentre medios o periodistas que usted verifica que no mienten cuando publican notas de temas que usted conoce. Ahí sabe que son de confianza.
