“No estaba dispuesta a engañar al presidente y al país por quedarme en un cargo”: Laura Sarabia

Laura Sarabia presentó su renuncia como ministra de Relaciones Exteriores el pasado 3 de julio.

Crédito: Tomado de la Cancillería.

6 Julio 2025 03:07 am

“No estaba dispuesta a engañar al presidente y al país por quedarme en un cargo”: Laura Sarabia

En su primera entrevista fuera del Gobierno, Laura Sarabia habló con CAMBIO sobre su renuncia. Dijo que a Petro lo están engañando, que es falso que Portugal esté listo para firmar el contrato con la Cancillería y que Alfredo Saade “condenará a Colombia a quedarse sin pasaportes”.

Por: Federico Gómez Lara

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El pasado jueves 3 de julio, la canciller Laura Sarabia presentó su renuncia. Quien fue la mano derecha de Gustavo Petro desde las correrías de campaña, la mujer que lo defendió a capa y espada, abandonó el Gobierno en el que trabajó desde el primer día. El hecho que precipitó su salida fue una diferencia insalvable sobre la licitación de pasaportes. Sarabia decidió dar un paso al costado tras perder un pulso con Alfredo Saade, el nuevo jefe de Despacho Presidencial, que usurpó sus funciones y ordenó frenar la prórroga de la urgencia manifiesta que la Cancillería había anunciado con Thomas Greg & Sons para garantizar el servicio de entrega de pasaportes el año que llega. Petro eligió el camino trazado por Saade; Laura, el camino de la renuncia. 

Tras su salida, Sarabia conversó largamente con CAMBIO e hizo dos revelaciones preocupantes: la canciller tiene en su poder las pruebas que demuestran que Saade miente, pues no es cierto que haya un contrato listo para firmar con Portugal. Por otra parte, cuenta que el pastor dio la orden irregular de sabotear el sistema de citas para "hacer rendir los pasaportes" y complacer al presidente. 

CAMBIO: Sin duda, en el tema de los pasaportes la competencia es de la Cancillería. Sin embargo, esta semana el pastor Alfredo Saade decidió usurpar sus funciones y asumir la vocería y el liderazgo en el proceso. El anuncio de que, en contravía de lo ordenado por usted, se suspendía la prórroga de la urgencia manifiesta con Thomas Greg & Sons, llevó a su renuncia al cargo. Cuéntenos qué pasó en materia técnica, financiera y jurídica. 

Laura Sarabia: En las últimas semanas, el jefe de Despacho Presidencial, Alfredo Saade, se autoproclamó líder y vocero de un proceso que es competencia exclusiva de la Cancillería. Es decir, la ministra de relaciones exteriores no solo toma las decisiones, sino que responde penal, fiscal y disciplinariamente por lo que ocurra con el proceso. A sabiendas de eso, el señor Saade se atribuyó funciones que no le correspondían, dinamitó meses de trabajo técnico y concertado y ocasionó una profunda crisis sin tener conocimiento alguno de lo que está hablando. Aquí el único que sembró el caos y la incertidumbre fue Alfredo Saade. 

CAMBIO: Para los colombianos ha sido difícil entender este tema que, como usted dice, tiene una carga de profundidad técnica importante. Vamos al principio. ¿En qué estado recibió usted el lío de los pasaportes cuando llegó a la Cancillería?

L. S.: Recibí dos procesos de la administración del excanciller Murillo. Uno era un simple memorando de entendimiento firmado por Luis Gilberto Murillo y la embajadora de Portugal en Colombia, que no implicaba ninguna obligación comercial para las partes. El objetivo de ese documento era manifestar una intención de explorar los detalles y alcances de un potencial acuerdo comercial que se firmaría después. Para poder avanzar, ese acuerdo debía ser aprobado por el consejo de ministros de Portugal. Esa aprobación llegó el 28 de febrero, un mes después de mi posesión en la Cancillería. El segundo proceso era la prórroga de la primera urgencia manifiesta que el gobierno había suscrito con Thomas Greg & Sons. Ese contrato finaliza cuando ocurra la primera de dos situaciones: que se cumpla la fecha del 31 de agosto o que se acaben las existencias de libretas para hacer los pasaportes.  

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CAMBIO: Hace dos semanas usted anunció que la Cancillería había decidido firmar una nueva prórroga con Thomas Greg & Sons luego de un estudio serio que determinó que esa era la única salida porque la imprenta nacional no tiene hoy la capacidad para asumir la responsabilidad de los pasaportes. Uno pensaría que ese anuncio lo consultó usted directamente con el presidente. ¿Qué cambió en estos 15 días? ¿Por qué el Gobierno ahora la desautoriza de esta manera? 

L. S.: Llevamos cinco meses trabajando de manera técnica, jurídica y financiera con Portugal y las demás entidades. Eso incluye a la imprenta. Establecí un comité que gerenciara el proyecto de pasaportes y, sobre todo, que garantizara no cruzar tres líneas rojas: había que mantener la seguridad del pasaporte, el precio y la entrega oportuna. Yo no iba a engañar al presidente con la firma de un proceso que hoy no garantiza el cumplimiento de esas tres condiciones y, además, no es viable ni sostenible en el tiempo. Pude llevarme el aplauso del presidente, pero con el tiempo los ciudadanos iban a pagar el precio. Eso hace la improvisación. Yo no me levanté una mañana a anunciar la prórroga por caprichosa o rebelde. Fue una decisión concertada con el Ministerio del Interior, el de Hacienda, Planeación Nacional, la imprenta y la DIAN, en un proceso abierto y transparente. Se llegó a la conclusión de que la imprenta no estaba lista y se requería un tiempo para la transición. Esta propuesta inicial tuvo el aval del presidente. Yo lo único que hice fue comunicar y ejecutar una orden presidencial. 

CAMBIO: Sí. Pero una orden presidencial también determinó su salida. Es decir, tras oír sus argumentos y los de Alfredo Saade, el presidente se puso del lado de su nuevo funcionario y aceptó su renuncia a la Cancillería. ¿Por qué el presidente fue convencido por la teoría de Saade cuando todos los estudios y los funcionarios serios afirman que la imprenta no está lista? 

L. S.: Yo no estoy defendiendo a un contratista y quiero aclarar que no tengo ninguna relación con los señores de Thomas Greg & Sons. De hecho, estoy de acuerdo con el presidente Petro en su idea de que los pasaportes sean expedidos directamente por el Estado y no por una empresa privada. Sin embargo, por quedarme en un cargo no estoy dispuesta a engañar a Gustavo Petro y al país sosteniendo la mentira de que la imprenta va a estar lista dentro de dos meses para asumir la responsabilidad de imprimir, personalizar y transportar alrededor de 8.000 pasaportes diarios. Eso no va a ocurrir. Y, si se sigue la ruta trazada por Alfredo Saade, es seguro que cuando el contrato con Thomas Greg & Sons se acabe, los colombianos van a quedarse sin pasaportes.

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Crédito: Colprensa.

CAMBIO: Vamos al detrás de cámaras. A lo que la gente no vio. Todo este rollo se armó mientras usted estaba de viaje en Antigua y el presidente incomunicado en un avión camino a París. ¿Qué pasó cuando usted vio las declaraciones de Alfredo Saade asumiendo el mando del proceso de los pasaportes? ¿Él la llamó, le avisó o le dio alguna orden? ¿El presidente la puso al tanto de la situación? 

L. S.: Mi última comunicación con Alfredo Saade sobre el tema de pasaportes fue el viernes 27 de junio. Ocurrió después de una reunión que él sostuvo con los equipos técnicos en la que le explicaron por qué era necesario un periodo de transición y le enseñaron la ruta estratégica que la Cancillería había trazado para cumplir las órdenes del presidente. Sin tener ninguna atribución para ello, Saade reunió a mi equipo para darles una orden improvisada y contraria a la mía. Ellos, sorprendidos, me llamaron a informarme y a pedirme instrucciones. Mi equipo me dejó saber que el señor Saade les ordenó demorar la asignación de citas para “hacer rendir” el stock de pasaportes que queda. Cuando le pregunté por qué se había atrevido a dar tal instrucción me contestó que demorarle las citas a la gente no tenía problema y que así el stock de pasaportes alcanzaba para más tiempo. 

CAMBIO: Lo que usted me está contando es muy grave. Palabras más, palabras menos me dice que Saade se la saltó y reunió a su equipo para ordenarle alterar un sistema que funciona bien y desmejorarlo. Eso podría hasta configurar un delito. ¿Qué pasó después?   

L. S.: Fue un momento muy tenso y de decisiones complejas. Mi norte era ser responsable con el país, con el presidente Petro y hacer honor al cargo que ostento. Esperé a que el presidente aterrizara y me comuniqué con él para manifestar mi desacuerdo con el manejo que Saade había decidido darle a este asunto. Tengo una regla de oro que siempre mantendré: no revelo detalles de mis conversaciones privadas con el señor presidente. Sin embargo, el país conoce el desenlace: la tesis acogida fue la de Alfredo Saade. Eso constituye una diferencia insalvable. Por eso decidí ponerle punto final a mi paso por el gobierno. 

CAMBIO: Uno de los anuncios más sorprendentes de Alfredo Saade se dio cuando aseguró que en “cuestión de horas” se firmaría el acuerdo entre Colombia y Portugal para que la imprenta empiece a manejar el tema de los pasaportes tan pronto como acabe el contrato con Thomas Greg & Sons. Es decir, en menos de dos meses. ¿En qué está ese contrato? ¿Portugal está listo para firmar como sostiene Alfredo Saade? 

L. S.: Las horas siguen pasando y el contrato, al momento de esta entrevista, aún no ha sido firmado. Y quiero contarle por qué. Horas después del anuncio de Alfredo Saade, mi equipo recibió una comunicación de la embajada de Portugal en Colombia. En pocas palabras, manifestaban su preocupación por las declaraciones de Saade pues, según ellos, no saben a qué contrato se refiere y, en esa medida, no están listos para firmar algo que no conocen. Además, afirmaban que llevan tiempo tratando de comunicarse con la imprenta y con la Presidencia. Hasta ese momento, Portugal no había obtenido ninguna respuesta. 

CAMBIO: Esta es la noticia central de esta entrevista. Usted dice que Saade ha recorrido los medios anunciando la firma de un contrato que no existe, pues aún está en estructuración. Es decir, está engañando a los colombianos y al presidente con una falsa expectativa. Ahora sí parece más claro que vamos a quedarnos sin pasaportes. 

L. S.: La imprenta no está lista y necesita un tiempo de transición. El acuerdo comercial con Portugal se ha trabajado pero todavía tiene aspectos que deben ser valorados. De hecho, en las negociaciones previas con ese país siempre se dijo que se necesitaban al menos nueve meses de preparación a partir del momento de la firma. Firma que aún no se ha hecho. Todo eso lo sabe el señor Alfredo Saade y, aún así, decidió meter al país y al presidente en una crisis. Un proyecto a 10 años que cuesta 3.2 billones y que pretende cambiar una estructura de funcionamiento construida durante 17 años, requiere un andamiaje operativo, logístico, jurídico, técnico, presupuestal y de seguridad. No es soplar y hacer botellas. Estoy de acuerdo con el presidente en que un privado no debería manejar los datos de los colombianos. Pero eso no se logra de la noche a la mañana. 

CAMBIO: Muchas personas, incluso dentro de la línea radical del gobierno, consideran que usted “se entregó” ante los intereses corporativos de Thomas Greg & Sons. Es decir, que usted decidió desobedecer al presidente para beneficiar a una empresa privada...

L. S.: Nunca he tenido una conversación con los dueños de Thomas Greg & Sons. He trabajado los últimos cinco meses bajo la instrucción y la orden que emitió el presidente. Pero yo no puedo engañarlo con un proceso que, como lo plantea Saade, tiene garantizado el fracaso. 

CAMBIO: Canciller, explíquenos en detalle ese “fracaso garantizado”. ¿Qué va a ocurrir, paso por paso, si el gobierno adopta la línea de Saade para la expedición de los pasaportes? 


L. S.: El canciller que designe el presidente debe garantizar que el 1° de septiembre haya pasaportes. El pasaporte es un derecho de los colombianos, no un lujo. Se deja un marco general con la imprenta, un periodo de transición de 11 meses estructurado y unas líneas de conversación con Portugal en las que se ha discutido sobre seguridad, calidad, precio y tiempos. Y, sobre todo, la sostenibilidad de este proyecto que es a 10 años. El contrato que hoy existe con la UT es para entregar pasaportes. Es decir, libretas personalizadas (con el nombre, foto, datos personales, chips, etc.). No en blanco. Al parecer, el pastor Saade desconoce esta parte y ha desinformado sobre supuestas libretas que, según él, Thomas Greg & Sons está obligado a entregar. La realidad es que el contrato no contempla eso.

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Laura Sarabia a espaldas del presidente Gustavo Petro en un evento público. Crédito: Colprensa.

CAMBIO: Todo eso está muy bien. Lo que usted dice es el deber ser. Pero la realidad es que el canciller que llegue tendrá que cumplir las órdenes del presidente. Y eso, según todos los entendidos del tema, implica cometer un delito o, cuando menos, una irregularidad. Y, además del proceso penal, quien lo haga cargará con la responsabilidad política de haber dejado a Colombia sin pasaportes. Lo cierto es que usted decidió renunciar no solo por ser responsable sino para evitarse un lío penal casi seguro…

L. S.: Las órdenes del presidente se cumplen. La diferencia está en cómo se aplican sin perder de vista los principios y la legalidad. El presidente jamás me ha pedido cometer un delito. 

CAMBIO: ¿Y entonces por qué se va?

L. S.: Me voy porque ante un desacuerdo entre un presidente y un ministro, se tiene que ir el ministro. 

CAMBIO: Y también porque sabe que cancelar la prórroga y hacer lo que pretende Saade no es posible dentro de los parámetros de la ley…

L. S.: Federico, con los pasaportes de los colombianos no se puede improvisar. 

CAMBIO: Para nadie es un secreto que al presidente no le gusta Thomas Greg & Sons y que su instrucción a todos los funcionarios fue cerrarle las puertas de la contratación pública a esa empresa. Lo que preocupa del tema es que justamente en manos de Thomas Greg & Sons está la logística del proceso electoral. Esta semana se conoció un borrador de decreto que pretende que todos los documentos públicos queden en manos de la Imprenta Nacional. ¿Es posible que el pastor Saade o alguno de los creativos del Gobierno salgan con la tesis de que un tarjetón es un documento público y que, por eso, debe anularse el contrato con Thomas para entregarle las elecciones a la imprenta? 

L. S.: Como canciller, mi responsabilidad son los pasaportes. Frente a las elecciones, la única entidad competente es la Registraduría. 

CAMBIO: Sí. Pero el que gira la plata es el Gobierno y usted sabe que, si al presidente no le gusta Thomas Greg & Sons para los pasaportes, menos le gusta para las elecciones. 

L. S.: Soy una mujer respetuosa de las competencias de cada despacho. Le repito que el proceso electoral no es competencia de la Cancillería. 

CAMBIO: La crisis de los pasaportes no fue el único telón de fondo de su renuncia. El mismo día que usted publicó su carta, Estados Unidos llamó a consultas a su embajador, el presidente Petro hizo lo mismo con Daniel García-Peña, y se supo que los gringos empezaron a cancelar visas de miembros del gabinete. Se trata de la crisis de relaciones más profunda entre ambos países de la que se tenga memoria. Usted hoy sigue siendo canciller. ¿Qué viene en la relación Petro-Trump y cómo desescalar las tensiones?

L. S.: Mientras sea canciller lo que haré será mantener, proteger y avanzar en las relaciones diplomáticas con nuestro principal aliado estratégico que es Estados Unidos. Nuestras relaciones deben basarse en el respeto mutuo, poniendo por encima los intereses de millones de colombianos. Yo le pido a todos los funcionarios del gobierno que actúen con mesura y permitan que la diplomacia opere. Porque la verdadera diplomacia no se hace con micrófonos, y los debates domésticos no pueden trasladarse a las relaciones internacionales. 

CAMBIO: Mientras estamos sentados en esta entrevista y usted les pide mesura a los funcionarios del Gobierno, hay una estrategia en redes coordinada con todos los ministros trinando en inglés en contra de los Estados Unidos. Parece que no le están haciendo mucho caso… 

L. S.: Aquí los únicos voceros de la política exterior de Colombia deben ser el presidente como cabeza y el canciller como su representante. Todo lo demás es ruido. 

CAMBIO: El presidente ha pretendido establecer una relación “de tú a tú” con los Estados Unidos. En la práctica, eso ha terminado en una política de reciprocidad o, dicho de manera coloquial, de ojo por ojo. ¿El Gobierno hoy contempla alguna respuesta ante el retiro de visas de sus altos funcionarios? 

L. S.: Federico, le insisto: la diplomacia no se hace en los micrófonos. Le pido que entienda mi prudencia. Aquí no está en juego la visa de unos funcionarios sino 200 años de relaciones diplomáticas y comerciales. Más de dos millones de colombianos viven en los Estados Unidos y, como lo manifesté hoy, no se trata sólo de relaciones diplomáticas sino de vidas reales. Con eso no podemos jugar. Debemos seguir apostándole a una relación cercana, con respeto mutuo, con un diálogo permanente, franco pero constructivo. 

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El presidente Gustavo Petro le habla a Laura Sarabia al oído. Crédito: Colprensa.

CAMBIO: La descertificación de Estados Unidos a Colombia es casi un hecho. Eso va a ocurrir en cualquier momento y puede tensar más una pita que ya está a punto de romperse. 

L. S.: Nadie puede dudar del esfuerzo de Colombia. Hemos puesto muertos, recursos, instituciones y territorio. La estrategia antidrogas necesita desarrollo rural y sustitución integral. Colombia ha sido un socio serio y comprometido en la lucha contra las drogas. Este país no ha renunciado a combatir el narcotráfico y siempre ha estado dispuesto a revisar lo que haya que revisar, a cooperar y a mejorar los mecanismos conjuntos. 

CAMBIO: Pero el hecho es que nos van a descertificar. ¿Usted que lo conoce bien, cómo cree que reaccione el presidente Petro ante esa decisión de los gringos? 

L. S.: Las relaciones internacionales no pueden ser bajo supuestos. 

CAMBIO: El anuncio de su salida es mucho más que el de una canciller que cumplió su ciclo. No solo se va la ministra, sino Laura Sarabia. La jefe de Gabinete, la arquitecta del orden en la campaña, la directora del Dapre, la dueña de la agenda presidencial y quien fue catalogada como la mujer más poderosa de Colombia. Desde su llegada hasta a hoy, por toda suerte de razones, su nombre ha sido protagonista de los titulares de la prensa. ¿Cuál es el balance de su paso por el gobierno y por la vida del presidente Gustavo Petro? 

L. S.: Ha sido una experiencia dura en lo personal, pero muy gratificante en lo profesional. Pude contribuir a discusiones muy importantes para el país, y me voy satisfecha porque pude hacer y ver el resultado de varias gestiones. Entre esas el pacto por el crédito, que se convirtió en el verdadero vehículo de la reactivación económica, así como misión Guajira y misión Nuquí. Llegué a la cancillería en medio de una crisis diplomática con los Estados Unidos y desde ese momento hemos traído a más de 2.500 migrantes colombianos en condiciones dignas. Hice parte de la elección de la primera secretaría general adjunta de la OEA, Colombia pertenecerá al consejo de seguridad en 2026 y se entrega un camino recorrido de lo que será la cumbre Unión Europea-Celac en noviembre. Tuve el honor de ser la canciller más joven del mundo y puedo decir que cumplí lo que me pidió el presidente, que fue llevar la voz de Colombia en alto. El tiempo será el que juzgue mi trabajo y mis decisiones. 

CAMBIO: Mirando hacia atrás, ¿qué hubiera hecho diferente? 

L. S.: Sería menos apasionada en las disputas personales. Seguro me equivoqué en muchas cosas. Aunque siempre fue con la mejor intención, las formas son importantes. 

CAMBIO: Hablando de eso, su salida, paradójicamente, se da justo cuando usted y el ministro Armando Benedetti habían vuelto a tener buena relación. De hecho, en los corredores de Palacio se dice que Benedetti anda triste con su renuncia y moviendo cielo y tierra para tratar de revertirla. ¿Qué tiene que decir sobre eso?

L. S.: Para bien y para mal, con Armando Benedetti hemos recorrido un camino largo. Y en los últimos meses decidimos anteponer el país y nuestras responsabilidades como ministros sobre nuestras diferencias personales. Tenemos una relación profesional, de colegaje, y le deseo mucha sabiduría en la recta final del gobierno para él y para las cosas en las que deba asesorar al presidente Petro. 

CAMBIO: Le apuesto a que nunca imaginó un escenario en el que Benedetti moviera fichas para lograr que Laura Sarabia se quedara acompañándolo en el gabinete. 

L. S.: Durante los últimos cuatro años, la vida me ha sorprendido con escenarios que nunca imaginé. 

CAMBIO: ¿Usted se siente traicionada por el presidente? 

L. S.: Al presidente Petro solo le tengo gratitud. Sin conocerme, me abrió las puertas de su campaña y de su gobierno. Y, como lo dije en mi carta de renuncia, gran parte de mi vida pública he estado a su lado, porque creo en su proyecto, en muchas de sus causas y porque creo en él. Los servidores públicos en la política somos fungibles. 

CAMBIO: No se lo pregunto solo por lo sucedido con los pasaportes. Muchas personas percibieron un tono inapropiado, soberbio y hasta machista en el trino con el que el presidente aceptó su renuncia. Le habló de trabajar por los pobres y no en función de la codicia, dijo que esperaba que usted fuera una mejor mujer hoy que cuando lo conoció y la llamó “hormiguita”. ¿Qué sintió usted cuando leyó el trino de Gustavo Petro?

L. S.: Que estoy de acuerdo con él en que uno jamás debe trabajar en función de la codicia, sino por los que más lo necesitan. Ese es un consejo que me ha dado a mí y a todo el gabinete. He intentado estar a la altura con disciplina, con estudio, con lealtad, y ojalá el tiempo muestre que si soy una mejor mujer que cuando me conoció. Laura Sarabia era una en 2021, cuando inició el camino de la campaña con el presidente Petro, y hoy es otra siendo excanciller de Colombia. 

CAMBIO: Pero la frase de la codicia tiene otra lectura. Es un secreto a voces que usted tiene muy buenas ofertas laborales del sector privado. El presidente, de golpe, puede pensar que irse del proyecto del cambio para trabajar con las grandes empresas constituye, en su visión de la lealtad, una traición. Y de ahí la frase. ¿Qué opina usted de esa interpretación que algunos le dieron a lo dicho por el presidente? 

L. S.: Los empresarios en Colombia no son villanos. Y las diferencias no pueden confundirse con enemistad. Mi relación y mi trabajo con el sector privado siempre los conoció el presidente. En este momento no puedo hablar de ofertas laborales. Lo que viene ahora es un empalme responsable con quien designe el presidente como canciller. 

CAMBIO: Pero usted tiene apenas 31 años y es mamá. ¿Qué viene en la vida profesional de Laura Sarabia? Las ofertas de las que se habla suenan bastante tentadoras. 

L. S.: Me tomaré unos días para compartir con mi hijo. Contrario a lo que dicen las leyendas, yo vivo de mi sueldo. Lo que usted dice es cierto. De algo tendré que vivir y, terminando esos días de descanso, tendré que tomar una decisión sobre ese futuro. Empezaré a mis 31 años una nueva etapa de mi vida.

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Laura Sarabia a la derecha del presidente Gustavo Petro y del papa León XIV. Crédito: Colprensa.

CAMBIO: ¿Qué lectura tiene de las reacciones del país político ante su salida? 

L. S.: Decir que para un servidor público no es gratificante el reconocimiento sería mentir. A otros, que han pretendido usarme como elemento de visibilidad mediática por razones políticas, les recuerdo que mi nombre da clics, pero no votos. Las reacciones ante mi renuncia me reafirmaron que tomé la decisión correcta. Me voy con la conciencia tranquila y con la satisfacción del deber cumplido

CAMBIO: Hay varias versiones sobre su poder en el Estado: una afirma que se deriva de un chantaje en el que usted tiene metido al presidente porque conoce demasiado sobre sus secretos políticos y personales. ¿Ahora que está de salida, tiene algo que decir sobre eso? Se ha convertido en una constante que los ministros que salen del gobierno se van peleando con Gustavo Petro.

L. S.: No seré de las funcionarias que empieza a marcar distancias con el Gobierno ni a hacer como si no hubiera sido parte de él durante tres años. Tampoco iré a restaurantes a inventar chismes y a montar conspiraciones. Lo que he tenido que decir lo he dicho en privado, en público y ante quien corresponde. El presidente Petro cuenta con mi amistad, mi respeto y, sobre todo, mi lealtad. 

CAMBIO: Todo este rollo estalló mientras usted estaba por fuera de Colombia. Y, aunque el presidente ya trinó sobre su carta de renuncia, falta el proceso formal de aceptación de la misma. Es seguro que a su llegada al país se reunirá con el presidente para conversar en persona. Y no es imposible que él trate de convencerla de que se quede o, por lo menos, le ofrezca una embajada. ¿Usted estaría dispuesta a aceptar algún cargo en el Gobierno? 

L. S.: Mi relación con el presidente Gustavo Petro va mucho más allá de un cargo. Él sabe que cuenta conmigo como su amiga y su aliada. Es mucho lo que vivimos juntos. Sin embargo, mi salida del Gobierno no obedece a una pelea o a una rabieta, sino a una posición de coherencia, fundada única y exclusivamente en lo técnico. Esto no es un cambio de puesto. Mi tiempo en el Gobierno ha terminado.

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