
Papá Pitufo abre otra fisura entre los seguidores del presidente Petro
Gustavo Petro y Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo
Crédito: Presidencia de la República - César Carrión - / Colprensa
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Vuelve a cuestionarse por qué personajes de reciente aparición, como Xavier Vendrell, ganaron tanto poder durante la campaña que llevó al líder de izquierda a la jefatura del Estado. "Esto hasta ahora comienza", advierten los expertos. Análisis
Por: Armando Neira

La revelación de CAMBIO de este domingo, en la que se cuentan todos los detalles de cómo Diego Marín Buitrago, apodado Papá Pitufo y señalado por las autoridades de ser el zar del contrabando en Colombia, entregó al menos 500 millones de pesos a la campaña del ahora jefe de Estado –quien admitió que, en efecto, aquella infiltración ocurrió, pero aseguró que ordenó devolver el dinero–, abre otra fisura entre los seguidores del presidente Gustavo Petro.
El caso causa molestia, en particular, entre los militantes de históricas colectividades como el Partido Comunista y la Unión Patriótica, entre quienes se cuentan personas que durante años defendieron, incluso con su vida, el sueño de llevar a la Casa de Nariño a un mandatario de izquierda. En este proceso, muchos fueron asesinados por escuadrones de la muerte de extrema derecha que, en una guerra sucia, se oponían a la alternancia democrática del poder en el país.
Para ellos es incomprensible cómo fue posible que personajes como Xavier Vendrell terminaran de la noche a la mañana manejando un poder enorme durante la campaña, al extremo de recibir millonarios montos de dinero de personas vinculadas al crimen organizado, en contravía de las propias órdenes del candidato, quien había expresado su intención de imponer los máximos controles para evitar una infiltración.
Marín le entregó ese dinero al español Xavi Vendrell, a quien Petro le otorgó la ciudadanía colombiana de manera exprés una vez llegó al poder. Al analizar la línea de tiempo, se concluye que el presidente lo eximió de responsabilidad al darle ya en condición de presidente varios cargos. Estuvo, entre otros, en la Unidad Administrativa de Organizaciones Solidarias (Uaos), desde donde Vendrell “apalancó proyectos en los que tiene intereses privados”, dice un informe de La Silla Vacía.
¿Cómo fue posible que el entonces candidato no denunciara la infiltración del zar del contrabando, un delito que, según cifras del exdirector de la Dian, Lisandro Manuel Junco Riveira, mueve al año en Colombia 8.500 millones de dólares?
La explicación del presidente Petro
“Supe que ofrecían mucho dinero por los puestos que llamo rojos: Dian, aduanas, Uiaf, Polfa, puertos. Y siempre, a quien mencionaba eso, le dije que eso venía de la mafia y que se mantuvieran a metros. A través de Xavier, el Papá Pitufo intentó infiltrar la campaña y ordené devolver esos dineros”, confirmó Petro a CAMBIO.

Para la vieja guardia de la izquierda en Colombia y que se convirtió en parte fundamental del proyecto progresista, la entrada en escena de este personaje es tan sorprendente y nociva como el poder que, desde la campaña, maneja Armando Benedetti, hoy jefe de despacho de Petro y quien en el pasado fue vargasllerista, uribista, santista y duquista, y quien enfrenta varios procesos judiciales.
Benedetti, Vendrell y Marín tienen una conexión aún no aclarada. Durante el consejo de ministros que se transmitió en directo por televisión, Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), dijo: “No sé en qué va a terminar el tema de las investigaciones que hay. Pero comenzaron con él (Benedetti). El tema del señor Pitufo comenzó con él y no sé dónde va a terminar. Pero en la primera reunión que supe que hubo, estuvo el señor. Y lo puedo sostener”, afirmó.
Rodríguez, un antiguo militante del M-19, amigo personal del presidente Petro y quien durante su vida, ha invertido buena parte de su tiempo para rastrear hechos que puedan afectar al exalcalde de Bogotá y ahora jefe de Estado, no contuvo su molestia y dio pistas de la conexión Benedetti-Marín Buitrago. ¿Se investigó qué pasó con eso?
Es posible que las respuestas pueda darlas la Fiscalía General de la Nación que este lunes anunció la apertura de un proceso formal a partir de las revelaciones de CAMBIO.
Tanto para los antiguos militantes de la izquierda en Colombia, como para la mayoría de los colombianos, el nombre del empresario Xavier Vendrell les sea poco familiar.
El desembarco de los españoles
Él desembarcó en Colombia junto con otro empresario español, Manuel Grau, en una llave que forma parte desde hace varios años del círculo de confianza del presidente Petro y de la primera dama, Verónica Alcocer.
Ellos son parte de la ‘legión extranjera’ que fue muy importante en la campaña. Además de Vendrell y Grau, están los también españoles Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicaciones; y Eva Ferrer, quien llegó a ser consejera para la Reconciliación Nacional.
Vendrell tiene cargos en su país natal por malversación, prevaricato, soborno y tráfico de influencias y, para evadir las responsabilidades judiciales. Fue militante del grupo armado Terra Lliure entre 1989 y 1991, año en que ingresó al partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), por el que fue diputado y consejero.
En 2020 fue detenido y Petro salió en su defensa: “Han puesto preso a Xavier Vendrell, en España, es un empresario cuyo delito es ayudar a la independencia de Cataluña”, escribió en su cuenta de Twitter.
De allá a acá había sido protagonista de varios escándalos en Colombia, pero luego su figura desapareció del foco mediático hasta este domingo. Gabriel Becerra, parlamentario del Pacto Histórico, dijo en CAMBIO de tema, espacio audiovisual en el que se analiza la actualidad de la revista CAMBIO:
Para Becerra, “mucha gente se acercó y colaboró en esta campaña”. “En el caso de estos líderes extranjeros que provienen de la lucha política en España, han construido una relación con el presidente que ha sido suficientemente explicada tanto por él como por ellos. Ahora, hay una serie de acusaciones que, en última instancia, deberá resolver la justicia”. Para Becerra la conclusión es clara. “Defendemos un proyecto, no a personas”.
Un viejo problema
El escándalo de la financiación ilegal no es nuevo en la política colombiana. Gonzalo Araújo, analista político, recuerda: “No hemos salido del asombro sobre lo sucedido con Odebrecht, en especial con el expresidente Santos y la campaña de Óscar Iván Zuluaga, cuando el país se entera de dineros mal habidos administrados por el hijo del presidente Petro y ahora esto”.
El problema en estos casos es que la justicia no actúa con la celeridad que ameritan, sino que, entre tanto vértigo informativo, los hechos van perdiendo interés. De ahí, que estas cuestionables prácticas poco o nada movilizan a los colombianos.
La analista política Juliana Ocampo dice que la apertura de la investigación sobre el caso será solo una más que se sumará a las cuatro ya existentes que tiene la campaña de Petro, sin que ello implique consecuencias políticas o jurídicas para el presidente.
“No obstante, este nuevo episodio sí contribuirá a aumentar el ruido en torno a los múltiples escándalos que han marcado las últimas semanas del Gobierno, fortalecerá la percepción de corrupción en su círculo cercano –especialmente en el caso de Benedetti–, y evidenciará aún más las divisiones internas que han sido notorias desde el consejo de ministros del pasado 2 de febrero”, advierte ella.
Así es. En el consejo de ministros Petro dio un golpe sobre la mesa al encasillar a varios miembros de la izquierda que lo llevaron al poder como sectarios y dejándoles en claro que él no era de izquierda sino un humanista. De esta orilla política hacen parte la vicepresidenta, Francia Márquez, el director del DNP, Alexander López Maya, entre otros, quienes ahora quedan huérfanos políticamente. Es natural que el factor Vendrell ahonde aún más esa fractura.
Víctor Solano, experto en comunicación política, compara la situación con episodios del pasado: “Parecemos estar viviendo un déjà vu con los acontecimientos de la elección del gobierno de Ernesto Samper o con los dineros ingresados por Odebrecht a la campaña de Óscar Iván Zuluaga”.
Entran un elefante y un pitufo
Para este analista, hay es un cambio de protagonistas. “Esta vez no se metió un elefante, sino un Papá Pitufo. Aunque hubiese sido menos dinero, es un hecho gravísimo como los que ya se han sumado a las presuntas irregularidades que el mismo Armando Benedetti confesó en las famosas grabaciones con Laura Sarabia”.
Además, le suma ruido a la investigación que adelanta el Consejo Nacional Electoral (CNE) por presunta violación de topes de gastos de la campaña presidencial. Junco Rivera, exdirector de la Dian, advierte, sin embargo, que se avecina un tsunami de enormes consecuencias. No solo por lo que vaya a decir Papa Pitufo cuando sea traído de Portugal a Colombia, sino por lo que cante otro protagonista salpicado en el mundo del contrabando.
“Esto apenas comienza. Y ya vendrán las consecuencias del ventilador que va a encender Omar Ambuila, quien capturamos y extraditamos. Está dispuesto a confesar y a entregar los nombres de quienes se benefician del contrabando en Buenaventura: políticos, empresarios, funcionarios. Esto apenas empieza”, aseguró también en el espacio CAMBIO de Tema.
Porque, lamentablemente, en este país la historia vuelve y se repite. Durante décadas, el protagonista de ese perverso matrimonio de crimen y política fue Pablo Escobar. Ahora es Papa Pitufo que, si bien no tiene sus dimensiones, sí heredó su camino: “En la actualidad, el contrabando es la vía principal para lavar el dinero del narcotráfico”, concluyó Junco.
