Golpe blando, acuerdo nacional y constituyente: Petro, más cerca de sus bases y más lejos del Congreso

El presidente Gustavo Petro habló durante más de una hora en la Plaza de Bolívar de Bogotá.

Crédito: Crédito fotografía: Presidencia de la República.

2 Mayo 2024

Golpe blando, acuerdo nacional y constituyente: Petro, más cerca de sus bases y más lejos del Congreso

Las marchas del primero de mayo fueron masivas y le dan oxígeno a Gustavo Petro. Sin embargo, su mensaje hostil contra la oposición y su estigmatización de los contradictores, alejan la posibilidad de concretar un acuerdo nacional y de concertar las reformas.

Por: Redacción Cambio

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Aún cuando las marchas del primero de mayo de ninguna manera pueden entenderse como una movilización petrista, no se puede negar que la jornada de este miércoles le entregó una enorme victoria política al presidente Gustavo Petro. 

Los trabajadores, aunque no todos, salieron masivamente a las calles a respaldar la agenda de reformas sociales del jefe de Estado. Es la primera vez en la historia reciente de Colombia que un presidente de izquierda enarbola las banderas de la clase obrera y eso se vio representado en la magnitud de las marchas. 

En gobiernos de otras orillas ideológicas, si un presidente hubiera querido montarse a la tarima ante una Plaza de Bolívar llena el primero de mayo, seguramente las rechiflas se lo habrían impedido. Petro conoce las bases de su movimiento político, a quienes votaron por él en 2022, y supo montarse en una conmemoración tradicional sin parecer un líder ajeno a los trabajadores.

Golpe blando y la "marcha de la muerte"

La plaza pública y la calle son los escenarios en los que Gustavo Petro más cómodo se siente. Sin embargo, en ocasiones, la euforia del momento lo hace olvidarse de que es el presidente de la república y no un político en campaña. Así, se transforma en un agitador de masas sin tener en cuenta el impacto de sus palabras en el país político y las consecuencias de estas sobre su agenda legislativa.

Para tramitar las reformas, Petro necesita tender puentes y lograr consensos con todos los sectores políticos. Su discurso del primero de mayo, aunque cae bien en las plazas, no ayuda a calmar los ánimos de la tensa relación entre el gobierno y los partidos. El presidente hizo énfasis en la necesidad de concretar un acuerdo nacional. Pero ese llamado contrastaba con el tono de su retórica en la que, en lugar de reconocer la legitimidad de las marchas del 21 de abril, decidió calificarlas como “la marcha de la muerte”. 

El presidente hizo referencia a los ataúdes que usaron los opositores en esas movilizaciones y a la consigna de sacarlo del poder. Aunque “fuera Petro” fue la arenga más repetida ese día, y los líderes de derecha fueron unos de los protagonistas de la marcha, es un error desconocer que en esa movilización se vieron expresiones genuinas de inconformismo con el Gobierno nacional. Petro no puede ni debe estigmatizar a quienes salen a la calle a criticarlo como defensores de la guerra, de la barbarie, de la muerte y de los falsos positivos. 

Presidente Gustavo Petro
Al presidente lo acompañaron en la tarima sus hijos Nicolás y Antonella, la ministra de Trabajo y dirigentes sindicales.

Hasta hace unos meses Petro hablaba de un bloqueo institucional de una clase política que se negaba a renunciar a sus privilegios y que estaba dispuesta a todo para bloquear las reformas “del cambio”. Para los partidos, haber respaldado las reformas tributaria, de educación, pensional y el Plan Nacional de Desarrollo era una muestra suficiente de que estaban dispuestos a concertar con Gustavo Petro. El presidente, por su parte, siempre ha creído que los políticos le caminan al cambio siempre y cuando este se ocupe de ajustes cosméticos y no de reformas estructurales que permitan materializar la transformación que prometió en campaña.

Más allá de ese confuso llamado a un acuerdo nacional, que combina la mano tendida con la descalificación del contrario, el presidente centró su discurso en el desarrollo de su ya conocida teoría del golpe blando. Dijo el mandatario que se trata de una estrategia de fases “muy a la colombiana,” en la que no existen los tanques de guerra entrando en el palacio presidencial, sino más bien la intención de unos “manzanillos” de revocar al presidente acusándolo de violar los topes electorales. 

Petro sabe que las denuncias y las investigaciones por las presuntas irregularidades en su campaña presidencial están avanzando por distintas vías. No solamente su hijo Nicolás, sino su entonces gerente y hoy presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, están en el banquillo de los acusados. 

Daily Cop, Sadi, 15.000 millones, Armando Benedetti, Euclides Torres, Fecode, USO, Nicolás y Daysuris son palabras que hoy mortifican a las filas del petrismo. El presidente siente pasos de animal grande y sabe que para protegerse de lo que pueda venir necesita del respaldo de sus bases. Ese miedo se vio plasmado en su discurso de este 1 de mayo, en el que buscó un blindaje popular para que, en caso de un intento de sacarlo del poder, el pueblo se vuelque a las calles a respaldarlo. Ante esa solicitud presidencial, la plaza gritaba enardecida: “Petro se queda, Petro se queda”.

Dijo el presidente que su mensaje no debe entenderse como un llamado a la violencia. Sin embargo, condicionó ese carácter pacífico a se respete la democracia.

La constituyente, ¿por cuál vía? 

En esa misma línea, la del cumplimiento del mandato popular de las urnas, el presidente volvió sobre su idea de la constituyente. Tanto así que durante su intervención mencionó esa palabra doce veces. Fiel a su frase de que no hay que fijarse tanto en las formas, sino en el fondo, Gustavo Petro sigue siendo ambiguo sobre la ruta institucional y jurídica para su idea de una constituyente. No aclara si piensa proponerla por la vía del Congreso, siguiendo los mecanismos hoy establecidos en la carta política. El presidente ya no habla de asamblea, sino del “poder constituyente” que, a su juicio, se trata de un pueblo que se manifiesta y que decide si quiere o no apoyar sus reformas y blindar un acuerdo nacional. 

En plata blanca, Petro sigue con la idea de que una base popular movilizada, que se organiza y se expresa por la vía de cabildos abiertos y asambleas populares, puede decidir el destino de la Nación. Sin embargo, esa es una figura que no está contemplada en la normatividad vigente. Así las cosas, no se entiende cómo eso que Petro llama el poder constituyente pueda decidir sobre las reformas sin un rompimiento institucional.

Hace apenas unos días, con la reforma a la salud recién hundida y la oposición llenando las plazas en toda Colombia, el Gobierno se veía malherido. La contundencia de las marchas del primero de mayo le da un aire político a Gustavo Petro e iguala la cancha del pulso popular en la calle entre el petrismo y la oposición. Dicho esto, las movilizaciones masivas del primero de mayo no sacan al Gobierno del atolladero legislativo en el que está hundido ni solucionan los problemas de ejecución. 

Cambio Colombia

Un pulso permanente


Aún no se han cumplido los primeros dos años de la administración de Petro. A esta altura el Ejecutivo debería estar dedicado a tender puentes con sus contradictores políticos para tramitar sus iniciativas y hacer cumplir el programa de gobierno que se impuso en las urnas. Llevar desde ya la dinámica nacional a un pulso permanente de marchas y contramarchas anticipa la contienda electoral de 2026 y seguramente le dará réditos a quien logre ganarse el favor de las calles. 

Sin embargo, el choque de trenes entre el Gobierno y los partidos, y la guerra de adjetivos entre los unos y los otros, muy difícilmente llevarán al presidente a cumplir con lo que les prometió a sus votantes. Lo ocurrido en las últimas dos semanas marca un punto de inflexión en el cuatrienio de Petro. Ahora el presidente debe decidir si quiere ser recordado por su capacidad de transformar, o por su habilidad para llenar una plaza. 

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