Petro se baja del balcón, se apropia del Día del Trabajo y da inicio a la nueva etapa de su mandato

Crédito: Crédito fotografía: Colprensa

1 Mayo 2024 05:05 am

Petro se baja del balcón, se apropia del Día del Trabajo y da inicio a la nueva etapa de su mandato

El primero de mayo siempre ha sido de movilizaciones obreras y sindicales. Sin embargo, el presidente Petro convocó a sus bases a las calles para apoyar su agenda progresista. Las movilizaciones marcan una nueva etapa del Gobierno antes de llegar a la mitad del periodo.

Por: Andrés Mateo Muñoz

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Hace un año, el primero de mayo de 2023, el presidente Petro dio un discurso desde el balcón de la Casa de Nariño. Allí, con lápiz en mano y acompañado de la primera dama, el jefe de Estado alabó a los trabajadores, evocó a Alfonso López Pumarejo y, con voz disminuida por problemas de salud, impulsó sus reformas. 

“Dialogar es de humanos, y este Gobierno es de una Colombia humana [...] pero que no se entienda que nuestro deseo de concertar es la debilidad de nuestro cuerpo, es la debilidad de nuestro pensamiento”, dijo el presidente Petro.

Desde entonces, las reformas del Gobierno han transitado un camino atropellado, pero todas están con vida. La reforma pensional iniciará su recta final en la Cámara, la reforma a la salud ya tiene una nueva versión concertada con las EPS, la reforma a la educación lleva paso firme en el Congreso y la laboral sigue estancada a la espera de consensos.

Aunque las reformas sociales tienen chances de convertirse en ley, el tiempo se agota. En poco menos de 100 días Gustavo Petro llegará a la mitad de su mandato. Habrá corte de cuentas de lo hecho y lo que falta por concretar, y allí ninguna reforma social tendrá resultados para mostrar. Además, en 2025 comenzará la campaña al Congreso y la Presidencia. El Legislativo se moverá poco en el Capitolio y el Gobierno empezará a pensar en la supervivencia de su legado. 

Ante la escasez de transformaciones de las cuales sacar pecho, el combustible popular es crucial para que el petrismo llegue con un capital electoral a 2026. Es la plataforma que siempre ha sido rentable para Gustavo Petro y perder el pulso en la calle sería la derrota definitiva para su proyecto político. 

La movilización popular es, para el Gobierno, el poder constituyente que justifica la idea de una asamblea nacional sui generis, por fuera de las rutas institucionales. “Hay que ver el fondo antes que la forma”, dijo el presidente.

Por ello, las marchas del 21 de abril encendieron las alarmas en la Casa de Nariño. Por primera vez la oposición tuvo una convocatoria masiva y las caras visibles no solo fueron políticos de la derecha sino figuras del centro. 

“El presidente ha planteado desde hace mucho tiempo un pulso de movilización callejera con la oposición alrededor de sus reformas. Hasta el momento ni el uno ni el otro había logrado una movilización muy fuerte, pero la marcha del 21 de abril sí fue importante y en este sentido el presidente tiene el desafío de mostrar que su sector sigue movilizado”, dijo el profesor y analista Yann Basset.

Es cierto que ‘de X para fuera’ el presidente Petro menospreció las marchas, pero en la intimidad del Alto Gobierno sí hubo un llamado a la reflexión, a mejorar las comunicaciones para combatir la desinformación y a buscar caminos de concertación. Esa fue una de las conclusiones de la cumbre de ministros el pasado 28 de abril en Paipa, Boyacá.

“Hemos hablado de la necesidad de seguir permanentemente en comunicación con todo el país, con quienes no piensan como nosotros, con quienes tienen observaciones sobre lo que estamos haciendo, porque gobernamos para todos los colombianos”, dijo el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco al término de la cumbre. 

Velasco, el encargado de la política menuda en el Ejecutivo, sabe el costo de la radicalización. Por ello, fue uno de los funcionarios más insistentes en leer el mensaje de las movilizaciones del 21 de abril. Al fin de cuentas, es quien le da la cara al Congreso y habla con las bancadas.

La estrategia entonces es la de zanahoria y el garrote. Por un lado, confrontar una marcha con otra, y por otro, llamar al diálogo. De hecho, desde el 21 de abril hasta hoy el contexto político para el Gobierno es menos desesperanzador gracias a la negociación.

La reforma a la salud recibió un nuevo aire gracias a la conversación con las EPS bajo presión y la pensional sobrevivió a la plenaria del Senado producto de un acuerdo con los liberales y el Partido de la U.

“Ahora el Gobierno tiene un escenario más favorable. Se le abre una ventana de oportunidad política para mover de nuevo su agenda legislativa y consolidar la aprobación de alguna reforma para ganar más legitimidad. El toque distinto que tenía la marcha del primero de mayo de defensa de las reformas se fue difuminando”, dijo el analista Alejandro Chala. 

Ninguno de los componentes de la estrategia funciona por aparte. En las movilizaciones del primero de mayo saldrán las bases ya reconocidas del petrismo: sindicatos, Fecode, Anuc.

Incluso, varias organizaciones obreras han rechazado que la marchas convocadas por el presidente coincidan con el Día del Trabajador. "El presidente Petro lo hace apoyado por los sindicalistas del petrismo que violan la autonomía e independencia de los sindicatos", dijo el dirigente de la Central General de Trabajadores, Diógenes Orjuela.

Hasta ahora, después de año y medio de confrontación callejera, ninguna marcha ha frenado las reformas y tampoco las ha impulsado. Han sido una competencia simbólica de poder de convocatoria. Este primero de mayo el presidente mostrará el camino de sus próximos dos años de Gobierno. Seguirá haciendo equilibrismo entre la negociación y las marchas, o apelará a la radicalización de las calles pensando en consolidar el 'poder constituyente'.

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