¿Qué cambia con la llegada de Alexander López a la presidencia del Senado?
7 Junio 2023

¿Qué cambia con la llegada de Alexander López a la presidencia del Senado?

Crédito: Colprensa

El congresista vallecaucano aterrizó en el cargo para reemplazar a Roy Barreras. Su principal tarea será no dejar morir las reformas de un Gobierno políticamente golpeado.

Por: Redacción Cambio

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Todos los años se nombra un nuevo presidente del Senado, pero la reciente elección de Alexander López tiene un aditivo especial. El congresista caleño, que cumple 56 años en las próximas semanas, tiene la obligación de llenar los zapatos de su antecesor y coterráneo, Roy Barreras, un curtido líder de la política nacional cuya elección fue declarada nula por el Consejo de Estado el pasado mes de mayo.

El 20 de junio culmina el periodo para el que Barreras fue elegido, lo que significa que López tendrá un campo de acción reducido en el que deberá sortear el difícil momento que enfrenta el Gobierno de Petro, tras el escándalo que se desató con la filtración de los audios enviados por Armando Benedetti, exembajador en Venezuela, a Laura Sarabia, entonces jefe de gabinete.

En otras circunstancias, el poco tiempo que le queda a López le exigiría poco o nada más que cumplir con su labor de presidente sin traumatismos. Sin embargo, la coyuntura actual, en la que confluyen una administración golpeada y proyectos de ley que no avanzan según lo planeado, requerirán de su astucia y pericia para tender puentes que no aíslen al Pacto Histórico respecto de las otras fuerzas que conforman el Congreso.

CAMBIO conversó con Sebastián Bitar, profesor asociado de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, de la Universidad de los Andes, y con Esteban Salazar, coordinador de democracia y gobernabilidad de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), sobre las implicaciones de que López llegue a presidir la Cámara alta del poder Legislativo en estos momentos.

A López le corresponde, en criterio de Bitar, hacer un control de daños ante un escenario tan complejo. Considera que el tiempo le juega en contra al nuevo presidente y eso lo obliga a no ser muy ambicioso en sus metas.

“No hay mucho cambio respecto al frente en el que ya está el Gobierno. Primero, queda muy poco tiempo en esta legislatura y, en cualquier situación, hubiera sido difícil lograr un cambio grande. Segundo, las reformas vienen con mal ambiente, incluso antes de esta crisis. Por ejemplo, la reforma a la salud tiene un apoyo casi inexistente por fuera de las personas más cercanas a Petro. La reforma laboral también llegó con mal ambiente y la pensional llegó con un poquito mejor de ambiente, con algunos reparos, pero no fue la reforma que más privilegiaron. Así las cosas, las reformas venían con muy mal ambiente y, adicionalmente, la crisis del escándalo de Benedetti deja sin margen de maniobra al Gobierno. Lo que debería tratar ahora es salvar las reformas en lo que queda de legislatura para que no las archiven. También, podría luchar por mantener la coalición unida lo más que pueda”, señaló.

Por su parte, Salazar cree que esta es una oportunidad para que facciones de la izquierda, como el Polo Democrático y aquellas cercanas a la vicepresidenta Francia Márquez, tengan mayor protagonismo en la agenda nacional, pese a que no sea mucho lo que concreten en las semanas venideras.

“A menos de que se logre llamar a sesiones extraordinarias, no habrá mayor margen de maniobrabilidad. Ahora bien, López también debe asumir la presidencia del Senado en un escenario en el que la oposición y partidos como el Conservador están buscando boicotear la agenda legislativa. Deberá demostrar una capacidad más de concertación y no de imposición para dar trámite, al menos, a la reforma a la salud. Es notorio que Alexander López ha sido más confrontacional en el pasado con otros congresistas, pero no se sabe si, con algún margen de negociación, y con la connivencia de Presidencia, pueda mejorar sus relaciones políticas”, afirmó.

Bitar destacó el importante recorrido de López, que le asegura un entendimiento de los trámites legislativos, pero también le puede jugar en contra debido a sus posiciones en el pasado, que lo enfrentaron con otras fuerzas políticas.

“Él (López) tiene suficiente experiencia legislativa, conoce cómo se mueve el Congreso y cómo se debe hacer una relación con los partidos. No es una persona que vaya a cometer errores demasiado novatos como presidente. Yo creo que por eso es que lo pusieron a él ahí. Ya en la próxima legislatura, lo más seguro es que el Pacto Histórico no tenga la presidencia y creo que escogieron a una persona que sí tiene un bagaje legislativo amplio. Lo que pasa es que puede que no tenga el reconocimiento y la confianza de otros partidos como para fortalecer inmediatamente la coalición, sobre todo en un momento en el que estamos a punto de entrar en elecciones regionales y los partidos tienen que cuidar muchísimo cuál es la sensación que tiene el electorado frente a su relación con el Gobierno. Entonces sí es una persona con algo de experiencia, pero no tanta como Roy Barreras”, agregó.

Salazar, adicionalmente, recalcó que los antiguos aliados del Gobierno pueden convertirse en una piedra en el zapato en lo poco que queda de legislatura.

“López ha manifestado optimismo en las cuentas de los votos para la aprobación de las reformas; pero aún no se logra levantar el Gobierno de la crisis de gobernabilidad en el Ejecutivo y Legislativo. En ese sentido, lo que cambia en materia de gobernabilidad no es de mayor impacto y, con lo sucedido con Barreras, es evidente que también quedó debilitada la confianza con los políticos tradicionales, aquellos con que el Pacto Histórico buscó ganar la elecciones presidenciales, pues ahora parecen una amenaza”, concluyó.

No solo depende de López, entonces, que naufraguen o se salven las reformas que catapultaron a Petro a la Casa de Nariño. Sí cumplirá un papel importante, por lo menos manteniendo los proyectos de ley a flote, pero ciertamente está en una posición incómoda. La coherencia que siempre se le exaltó, especialmente por su oposición a los anteriores gobiernos, ahora puede jugarle una mala pasada porque su nuevo rol le exige llegar a los consensos que una vez criticó con vehemencia.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí