¿Qué implica que Petro no vaya a la toma de posesión de Maduro?
Gustavo Petro y Nicolás Maduro.
Crédito: Presidencia
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La decisión del primer mandatario marca un punto de inflexión en su relación con el chavismo, un actor fundamental en las negociaciones de paz entre el Estado y grupos alzados en armas.
Por: Armando Neira
La decisión del presidente Gustavo Petro de no asistir a la toma de posesión de Nicolás Maduro marca un punto de inflexión con consecuencias imprevisibles en las relaciones entre los dos países, lo que podría impactar la consolidación de la política de paz total.
Maduro está acostumbrado a romper todos los moldes de cortesía y es previsible que considere la decisión de Petro como un desaire. De la dimensión que le dé será el impacto a este lado de la frontera.
“Igual que nuestro amigo Enrique Márquez, destacado progresista venezolano, ha sido detenido Carlos Correa, destacado defensor de derechos humanos en Venezuela. Esto y otros hechos impiden mi asistencia personal al acto de posesión de Nicolás Maduro”, informó este miércoles el mandatario en su cuenta en la red social X.
“La solicitud de Colombia no fue atendida en el sentido de máxima transparencia en las elecciones pasadas, cuando tal posibilidad se expuso en diversos espacios políticos a los que fuimos invitados: en Europa, Venezuela y Estados Unidos. Las elecciones pasadas en Venezuela no fueron libres. No hay elecciones libres bajo bloqueos”, argumentó el presidente.
La determinación de Petro se da en medio de una discusión política que atraviesa Colombia y que evidencia los profundos efectos que tienen en el país los acontecimientos de Venezuela. De hecho, no hay otro país donde los hechos del territorio vecino repercutan de manera tan directa.
Una frontera larga y porosa
Colombia y Venezuela comparten 2.219 kilómetros de límites. No es simplemente una línea divisoria, sino un espacio permeable por el que circulan a diario miles de personas de ambas nacionalidades por pasos legales, además de grupos armados a través de infinidad de trochas, ríos y la manigua.
Estos factores evidencian las enormes dificultades que enfrenta Colombia a pocas horas de la toma de posesión del mandatario que estará en Miraflores durante los próximos seis años.
Aún no se sabe si asumirá el cargo el actual gobernante Maduro o su opositor Edmundo González. Todas las posibilidades están abiertas.
Aunque el régimen controla el poder militar y ha desplegado una feroz represión, la líder opositora María Corina Machado se muestra optimista y asegura que, por ello, participará en las manifestaciones públicas de este jueves, esperando que sean un punto de quiebre para iniciar una transición democrática.
Maduro pone a pelear a los expresidentes
En este contexto, en Colombia se desató una fuerte confrontación entre el presidente Petro y varios expresidentes. El jefe de Estado, en respuesta a una carta firmada por más de 600 líderes de opinión que rechazaron la asistencia del embajador Milton Rengifo a la ceremonia del chavismo tras denunciar fraude electoral, sentenció que sería un error romper las relaciones diplomáticas con Venezuela.
Petro subrayó que no actuaría como el gobierno de Iván Duque y reiteró que Colombia está dispuesta a colaborar en la búsqueda de una salida democrática y pacífica a la crisis política del país vecino.
El presidente Petro afirmó: “El destino de Venezuela es de las y los venezolanos. Colombia debe ayudar, si se le invita, en todo esfuerzo de diálogo y construcción democrática y pacífica en el vecino país”.
Además de Duque, intervinieron en la discusión los expresidentes Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos y Andrés Pastrana. Para Pastrana, quien forma parte de una lista de diez expresidentes, incluido él mismo, que planea acompañar a Edmundo González en su investidura, “si le queda algo de demócrata, no puede enviar a nadie a la toma de posesión de Nicolás Maduro”.
¿Retirar al embajador?
En el debate también participó Santos, ganador del premio Nobel de la Paz, quien señaló: “En su momento, retiramos nuestro embajador en Venezuela como protesta por los atropellos contra la democracia y contra los colombianos. El gobierno de Petro está en mora de hacer lo mismo, como lo acaba de hacer Chile”.
El mensaje publicado por Santos hacía referencia a la decisión del gobierno chileno, que, a través de un comunicado de su Cancillería, informó que había terminado la misión de su embajador en Venezuela.
Ante estas declaraciones, el expresidente Álvaro Uribe, conocido crítico de Maduro, reaccionó con dureza hacia Santos. En un mensaje cargado de reproches, Uribe cuestionó no sólo la postura del nobel respecto a Venezuela, sino también su evolución política durante su mandato presidencial:
“La política acepta errores, pero no engaños. Santos de candidato era la primera voz contra el castro-chavismo; de presidente los usó para firmar con las FARC; después los botó”, señaló.
Venezuela, el refugio estratégico de los ilegales
El caso evidencia un punto que varios analistas comparten: el papel protagónico que juega Maduro en la consecución de los procesos de paz en Colombia. Grupos ilegales como el ELN y la Segunda Marquetalia encuentran en Venezuela no sólo un refugio estratégico, sino también afinidad ideológica.
Entre los años 2000 y 2003, el Comando Central del ELN, ubicado en la Serranía de San Lucas (Bolívar), trasladó sus campamentos a la zona fronteriza de El Catatumbo y, posteriormente, a territorio venezolano. Hoy, se estima que entre el 60 y 70 por ciento de la dirección estratégica del ELN opera desde Venezuela.
Además, Colombia ha recibido a tres millones de migrantes venezolanos en un tiempo récord, lo que ha generado desafíos sociales y económicos. A esto se suma la presencia de grupos criminales como el Tren de Aragua, que ha contribuido a elevar los niveles de inseguridad en las ciudades colombianas.
¿Quién controla la frontera?
Según el experto Jeremy McDermott, de InSight Crime, “el ELN y la Segunda Marquetalia cuentan con una parte significativa de su membresía en Venezuela, junto con una infraestructura logística y de obtención de ingresos crucial”.
McDermott advierte que mientras Maduro continúe protegiendo a estos grupos, es poco probable que se logren acuerdos de paz sin concesiones políticamente inaceptables. Esto podría fortalecer la presencia de estos grupos en el panorama criminal colombiano.
Según Gonzalo Araújo, de la firma Orza, Maduro tiene apenas un 3 por ciento de aprobación en Colombia, y cualquier figura identificada con su régimen podría cargar con ese desprestigio.
Finalmente, mientras el chavismo despliega medidas represivas en Venezuela, como el arresto de opositores y la intimidación a líderes disidentes, el impacto de estas acciones resuena en Colombia, complicando aún más las relaciones bilaterales y las perspectivas del gobierno de Petro.