¿Quién es el narcopolicía detrás de los lujosos bienes incautados por la Fiscalía?
23 Diciembre 2024 07:12 pm

¿Quién es el narcopolicía detrás de los lujosos bienes incautados por la Fiscalía?

El mayor Pablo Andrés Uribe.

Crédito: Foto: Yamith Mariño

CAMBIO conoció detalles del operativo realizado por la Dijín en el que incautaron 15 bienes que pertenecían a un mayor de la Policía, capturado en 2023 y a la espera de ser extraditado a Estados Unidos. Esta es la identidad del uniformado y su jugoso patrimonio.

Por: Sylvia Charry

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El pasado domingo 22 de diciembre, la Fiscalía sorprendió al país con una noticia incompleta: la incautación con fines de extinción de dominio de 15 inmuebles ubicados en Ibagué y Barranquilla, avaluados en casi 3.000 millones de pesos, los cuales pertenecían a un mayor de la Policía que estuvo a cargo de los grupos de control y vigilancia en los puertos de la costa Atlántica y que fue capturado por haber facilitado la salida de drogas a diferentes destinos internacionales. Aunque la entidad prefirió no dar la identidad del narcopolicía, CAMBIO pudo confirmar con fuentes oficiales que se trata del mayor Pablo Andrés Uribe, capturado en 2023 y pedido en extradición por Estados Unidos en medio de un macrocaso en el que se investiga la participación de altísimos exfuncionarios de la institución en temas de narcotráfico. 

Gracias a una investigación liderada por el grupo anticorrupción de la Dijín de la Policía, los investigadores lograron identificar e imponer medidas cautelares con fines de extinción de dominio a 12 inmuebles urbanos y tres rurales que pertenecerían al mayor Uribe, implicado en actos de corrupción que permitieron el envío de clorhidrato de cocaína a Europa, caso por el cual se le procesa por los delitos de concierto para delinquir, lavado de activos, enriquecimiento ilícito y falsedad en documento público. 

Los bienes afectados están representados en apartamentos, parqueaderos y lotes que, a partir de la fecha, quedaron a disposición de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) para que los administre.

¿Quién es el mayor Pablo Uribe?


Este año, CAMBIO reveló que la historia del mayor Pablo Uribe y otros policías capturados destaparía un oscuro capítulo de corrupción de la Policía que dejaría al descubierto oscuras alianzas entre el narcotráfico y altos mandos de la institución. Este caso terminó salpicando al general Tito Castellanos, exsubdirector de la Policía. Aquí puede leer el informe completo.

La historia comenzó en agosto de 2023 con la captura de tres mayores de la Policía señalados de hacer parte de un complejo entramado de corrupción que operó entre 2019 y 2023. Según la investigación, empezaron con el robo de recompensas de los gastos reservados de la Policía y de la DEA. Luego se habrían aliado con el Clan del Golfo y La Cordillera para traficar cocaína. Los uniformados tenían un negocio redondo que llegó a su fin cuando la fuente con la que trabajaban, arrepentida, los expuso ante las autoridades norteamericanas. 

El caso parecía uno más de los tantos enredos de corrupción local hasta que uno de los involucrados mencionó al pez gordo: el exsubdirector de la Policía, general Tito Castellanos. Por eso, el 12 abril de este año, la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia abrió una indagación preliminar para establecer cuál fue su participación.

El alto oficial había salido de la institución en diciembre pasado por orden del general William Salamanca, director general de la Policía. Aunque en su momento la prensa registró que Castellanos salió por una pugna de poder con el general Carlos Triana, la realidad es que los problemas de Castellanos ya estaban en el radar de la contrainteligencia y de los altos mandos.  

Según la investigación, el líder de los capturados es el mayor Pablo Andrés Uribe que, hasta el momento de su detención, tenía una hoja de vida intachable y una reputación sólida en la Dirección Antinarcóticos. Tanto es así que, de 2019 a 2022, fue jefe de la Sensitive Investigative Unit (SIU) Caribe, con sede en Barranquilla.

El grupo Sensitive Investigative Unit (SIU), o Unidad de investigaciones Sensibles, es un programa de la DEA que financia y entrena agentes para la lucha contra el narcotráfico en diferentes países. En Colombia, estas unidades las tiene la  Dijín y la Diran (antinarcóticos) de la Policía, y el CTI, de la Fiscalía, con enlaces permanentes de la DEA.

En los primeros tres años, el modus operandi era el siguiente: el mayor Uribe obtenía información privilegiada sobre las rutas del narcotráfico. Luego, se la filtraba a una supuesta fuente de apellido Montaña, que la entregaba a la Policía para cobrar la recompensa y después repartir entre sus cómplices esa plata de la institución y de la DEA. El monto no puede ser revelado porque hace parte de la reserva de las autoridades norteamericanas. 

En 2023, los oficiales pasaron de cobrar recompensas a sumarse al negocio del narcotráfico. Ese año los mayores capturados, Carlos Mario Montoya y Andrés Felipe Osorio, y el patrullero Elkin José Tovio, se le unieron al mayor Uribe y a Montaña, la fuente. Los investigadores aún no descartan que su supuesto actuar delictivo viniera de tiempo atrás. 

El líder de la red, el mayor Pablo Uribe, pasó del SIU Caribe al grupo de Lavado de Activos de la Dirección Antinarcóticos en Bogotá. Desde ese cargo, según la Fiscalía, empezó a trabajar para el Clan del Golfo y La Cordillera, esta última señalada el año pasado de planear un atentado contra el presidente Gustavo Petro.

El mayor Carlos Mario Montoya era comandante del Grupo Gaula Valledupar, mientras que el mayor Andrés Felipe Osorio Osorio era investigador del Grupo de apoyo a la Justicia Penal Militar en Bogotá, y el patrullero Elkin José Tovio integraba la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol) en el grupo de inteligencia del Gaula de Barranquilla.

Desde 2023, según la Fiscalía, la red de policías empezó a facilitar el transporte de droga hasta los puertos de Barranquilla y Cartagena para que, desde ahí, saliera en contenedores hacia Europa.

El trabajo de la estructura era osado y confuso. Dice la Fiscalía que el mayor Uribe y la fuente Montaña engañaban a los narcotraficantes y a los otros policías capturados. El negocio tenía tres fases. Primero les cobraban a los narcos por transportar la droga en carros oficiales hasta los puertos. Luego, por dejar que saliera a Europa. Finalmente, delataban esos cargamentos en el país de destino y cobraban la recompensa. Es decir, facturaban doble: a los narcos y luego, a la Policía y a la DEA.

Según fuentes de la investigación, esa forma de operar permitió que trabajaran bajo la sombra durante tantos años. En el papel, esa unidad daba resultados y registraba buenos índices de incautaciones. 

A finales del año pasado la investigación, impulsada por Estados Unidos, adquirió una nueva dimensión. Una fuente no policial les dijo a las autoridades que las cabezas de esta red no eran sólo unos mayores. Ese informante aseguró que el general Tito Castellanos, en ese entonces el segundo al mando de la Policía Nacional, era a su vez uno de los determinadores del entramado criminal. 

Las primeras sospechas sobre las conductas de Castellanos lo sacaron de la institución y despertaron las primeras alertas en la justicia. El testimonio inicial de una fuente civil ya era un dolor de cabeza para el general. Ahora, cuando un mayor de la Policía lo corroboró, su situación se complicó aún más. Con esos testimonios como soporte, la Fiscalía delegada ante la Corte Suprema de Justicia abrió una indagación contra Castellanos por, supuestamente, recibir dinero por suministrar información que terminaba beneficiando a los grupos criminales. Los tres mayores implicados en el caso están a punto de ser solicitados en extradición por Estados Unidos. 

Vale la pena recordar que, en entrevista con La W Radio, el general Castellanos negó cualquier relación con la red y con los oficiales capturados como presuntos integrantes de la organización: el mayor Pablo Uribe, el mayor Carlos Mario Montoya y el mayor Andrés Felipe Osorio, y el patrullero Elkin José Tovio. 

Ahora, los mayores capturados están a la espera de que se materialice la orden de extradición y, sólo así, según las fuentes, empezarán a colaborar con la justicia norteamericana develando los nombres de todos los oficiales corruptos que ayudaban con esas redes narcotraficantes.

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