Laura Sarabia, directora del Departamento de Prosperidad Social.
Crédito: Foto: Archivo particular
“Quisiera devolver el tiempo y que nada de esto hubiera pasado”: Laura Sarabia habla en exclusiva con CAMBIO
Es la primera vez que la mano derecha del presidente Gustavo Petro se sienta con la prensa después del escándalo que puso en jaque al gobierno. Laura Sarabia habla sin tapujos del robo de la plata, del dolor que le causó Armando Benedetti, el polígrafo, las chuzadas a Marelbys y la muerte del coronel Óscar Dávila.
Por: Redacción Cambio
Son las 7 de la mañana del viernes 19 de enero. Veinticuatro horas antes Laura Sarabia, la mujer más poderosa del gobierno colombiano, había pasado tres horas rindiendo interrogatorio ante la Fiscalía General de la Nación. El país político llevaba meses reclamando la versión de la alta funcionaria sobre su responsabilidad en el episodio del polígrafo y las chuzadas a Marelbys Meza, entonces niñera de su bebé. Hasta ahora la directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS) había guardado silencio ante los medios de comunicación. Apenas se desató la tormenta, los periodistas la perseguían por los pasillos de los edificios públicos, mientras su robusto esquema de seguridad se interponía para evitar que su protegida quedara expuesta y vulnerable a una cascada de preguntas que, entonces, Sarabia no estaba lista para responder. Poco a poco los periodistas fueron entendiendo que si querían hablar con Laura, la regla no escrita era que el tema de Marelbys estaba por fuera de la agenda. Sus declaraciones se limitarían a sus funciones del DPS.
Ese silencio se acaba hoy. Sarabia, reconocida por adeptos y detractores como una mujer fuerte, cumplida y eficiente, llegó a la cita muy puntual. Sus asesores estaban en el lugar unos minutos antes que ella. Cuando vio a los periodistas de CAMBIO se apartó para hablar con sus abogados antes de sentarse a la entrevista y prender la grabadora. En la primera parte una Laura Sarabia tranquila, segura, poderosa y estructurada, contestó las preguntas sobre los detalles del día en que la plata se desapareció de su casa. Más adelante, a medida que transcurría la entrevista, su expresión, su tono y su semblante empezaron a cambiar. Esa Laura Sarabia dura, compuesta y dueña del poder, dejó ver que hay dos temas sobre los que todavía no está lista para hablar sin que se corte su voz: su relación con Armando Benedetti y la muerte del coronel Óscar Dávila.
El día del robo
CAMBIO: Se cumplen 8 meses del escándalo del polígrafo y las chuzadas a su niñera Marelbys Meza. Hasta ahora, usted había mantenido distancia de la prensa y nunca quiso referirse al tema. ¿Por qué decide hablar?
Laura Sarabia: Desde el primer momento lo que manifesté es que soy respetuosa de la administración de justicia. Siempre consideré que eran ellos los primeros que debían conocer mi versión. Por eso, con todo mi equipo de abogados se tomó la decisión de que hasta que rindiera una declaración formal en la Fiscalía sobre este particular, no podía hablar del tema ante los medios de comunicación.
CAMBIO: Usted no está fuera del gobierno. Hoy tiene uno de los cargos más importantes del Estado. Evadir las preguntas de la prensa sobre el tema de Marelbys no era sostenible…
L.S.: Valoro el respeto que los medios tuvieron por mi decisión de no hablar todavía. Sin embargo, entiendo que uno como funcionario siempre tiene que estar dispuesto a rendir todas las explicaciones necesarias sobre sus funciones y sobre sus actos. Eso fue lo que hice ayer en la Fiscalía y lo que pienso hacer en esta entrevista.
CAMBIO: Vamos al grano. La gente piensa que su regreso al gobierno no obedeció solo a su cercanía con el presidente Petro, sino a una estrategia jurídica para ampararse en el fuero de su cargo y evadir la justicia.
L.S.: No estoy de acuerdo con lo que usted afirma en su pregunta. Yo sigo teniendo el mismo investigador. A mí me sigue investigando la Fiscalía. En realidad no hubo un cambio, ni con mi nombramiento se quiso evadir la justicia. He ido a todas las diligencias a las que me han citado todas las instancias. Fui al Consejo Nacional Electoral y a la Fiscalía. Nunca he guardado silencio. Estoy dispuesta a comparecer y a hablar de las cosas que son de mi conocimiento y de mi competencia.
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"Con todo mi equipo de abogados se tomó la decisión de que hasta que rindiera una declaración formal en la Fiscalía sobre este particular, no podía hablar del tema ante los medios de comunicación", aseguró Laura Sarabia.
CAMBIO: En el comunicado que usted leyó antes de entrar a la Fiscalía dijo que “renunciaba a su derecho a guardar silencio”. ¿Por qué?
L.S.: Siempre hemos dicho que estamos dispuestos a explicar las cosas. Para mí sería muy fácil callarme y decir que yo espero a que la justicia avance, como lo han hecho muchos personajes al rededor de esto.
CAMBIO: Entremos en materia recordando el día del robo. ¿Usted cómo se dio cuenta y qué hizo apenas supo que le faltaba una plata?
L.S.: La maleta yo la envío el viernes a mi casa y me desentiendo totalmente de ella. Sigo con mis labores normales. Ese fin de semana habíamos organizado un encuentro en Villa de Leyva con todos los ministros para hablar de la Reforma a la Salud. El domingo me llamó mi esposo. Él iba a pagar algunas obligaciones financieras y me preguntó sobre el dinero. Yo le digo que está en la maleta y él me responde que no lo encuentra. Le reitero que debe estar ahí al lado de unos documentos en una bolsa negra. Entonces llamo a la persona que era mi jefe de esquema, la teniente Sandy. Ese día ella no estaba conmigo porque estaba en descanso. Había mandado la maleta con ella el viernes. Le pregunté si ella había sacado algo o había visto algo. Su respuesta fue que lo único que había hecho era entregarle la maleta a “Mary”. Ahí quedé y seguí con mis reuniones. Volvíamos en helicóptero y no teníamos buena señal. Llegué a mi casa después de las 5 de la tarde y ahí ya estaba la Policía.
CAMBIO: Primero se dijo que en la maleta había 4.000 dólares, después 7.000. La revista Semana llegó a afirmar que “eran 5 maletas y la plata era de Petro”. También, para argumentar el supuesto problema de seguridad nacional, se habló del robo de unos documentos de Estado. ¿Cuál es la verdad? ¿Qué había en la maleta?
L.S.: Lo primero que hay que aclarar es que la maleta nunca se perdió. Yo siempre la tenía en mi carro con una muda de ropa, unos zapatos, cosas de aseo o botas de caucho, entre otras. Eso lo hacía porque yo en cualquier momento tenía que salir con el presidente y mi casa no queda cerca del Palacio. Esa maleta solo salía de mi carro cuando mandaba a renovar la ropa que ya había usado. Ese día, como íbamos a ir con el presidente al Valle de Cauca, yo no quería cargar la plata en mi cartera. Por eso la dejé en la maleta y la mandé para mi casa, que era mi lugar seguro. Ahí vive mi esposo, mi hijo recién nacido y la persona que yo consideraba tenía toda mi confianza. Le puse a su cargo nada menos que el cuidado de mi hijo. Quienes son padres saben que uno no le deja el hijo a cualquiera. Ahí la maleta permaneció varios meses. Lo que se perdió fue la bolsa negra.
CAMBIO: ¿Esa bolsa, además de la plata, tenía los famosos papeles de Estado?
L.S.: Sí. Y quiero dejar claro que esa no fue una estrategia para después vincular el tema del polígrafo a un asunto de seguridad nacional. En la primera denuncia que pone mi esposo, porque yo no estoy en Bogotá, dice que había unos viáticos de alrededor de 4.000 dólares y un dinero en efectivo en pesos colombianos. Además dice textualmente en la denuncia que había unos “documentos personales y documentos de trabajo”. Entonces, no fue una estrategia que después no hayamos inventado.
CAMBIO: ¿Es decir, los 7.000 dólares son la suma de los 4.000 dólares de viáticos más los pesos colombianos en efectivo que usted dice estaban en la maleta?
L.S.: Cuando hice la ampliación de denuncia con mi equipo de abogados lo que hicimos fue dar una cifra promedio. Esa fue la mejor forma que encontramos para abordar el asunto.
CAMBIO: Volvamos al día del robo. ¿Cuando usted llega a su casa identificó de qué grupo eran los policías que estaban ahí?
L.S.: No eran de la jefatura de protección porque no los conocía.
CAMBIO: ¿Quién los llamó? ¿Usted, su esposo, la teniente Sandy?
L.S.: Yo empiezo a conocer de estos hechos a partir de mayo. En ese momento no sabía si eran de la Sijin, de la Dijin o de dónde. Tiempo después me entero de que fue la teniente Sandy quien hizo todo el contacto. No era uniformados, estaban de civil. Yo solo tuve relación con un capitán que estaba en mi apartamento recibiendo la denuncia de mi esposo.
CAMBIO: ¿Recuerda el nombre de ese capitán?
L.S.: No. Cuando fui al interrogatorio esta semana me mencionaron el apellido Mojica pero no sé si se trata de la misma persona.
CAMBIO: ¿De quién fue la idea de hacerles un polígrafo a Marelbys y a los escoltas de su esquema de seguridad?
L.S.: Yo eso lo supe en mayo. Me separé tres meses de mi cargo para dedicarme a mi defensa y a recomponer los hechos. Durante casi 5 meses para mí todo lo que había ocurrido era normal. Recuerdo que en febrero la propia revista Semana publicó un recuento del hurto a mi casa y del polígrafo que se le hizo a la niñera. Eso lo supo la opinión pública. Por cuenta de esa publicación a mí me llamó el fiscal Francisco Barbosa. Fue solamente a partir de mayo, cuando yo decido salir del gobierno, que empiezo a entender y a hilar muchas cosas.
CAMBIO: Usted dice “cuando yo decido salir del gobierno”. ¿Se fue por que quiso o fue una decisión unilateral del presidente?
L.S.: Yo presenté mi carta de renuncia. Uno como funcionario tiene que entender cuándo dar un paso al costado. Yo renuncié y el presidente lo aceptó.
CAMBIO: Cuéntenos quién tomó la decisión de ordenar el polígrafo
L.S.: Lo que yo puedo entender es que se adelantaron dos tipos de procedimientos: los actos urgentes y las vulneraciones de seguridad. El día del robo el capitán mencionó que había unas vulneraciones de mi seguridad porque no se hicieron los estudios de seguridad de las empleadas domésticas y otros protocolos, y me dice que el tema debe pasar a consideraciones del esquema. En ese momento la propia Mary habla de un posible polígrafo. Ella cuenta que un episodio similar le había pasado con el entonces embajador Armando Benedetti y había terminado en una prueba de polígrafo. Mary dijo coloquialmente “yo perdí el polígrafo porque Benedetti me dijo que me echara la culpa para que él no tuviera problemas con su esposa”. Ella en ese momento nos dice que si queremos se puede hacer un polígrafo. El capitán dice que él mirará qué decisiones se toman. Y ahí queda el tema. Quiero aclarar que en la primera denuncia que pone mi esposo, él menciona el tema del polígrafo. Eso pasa porque Harold…
CAMBIO: ¿Quién es Harold?
L.S.: Mi conductor, que también había trabajado con Benedetti. Él habla con la teniente y le dice “yo quiero hablar con el señor Andrés (el esposo de Laura Sarabia) y contarle algo”. Harold sube al apartamento con la teniente Sandy y le dice a mi esposo “yo no sé si fue Mary, pero a ella ya le había pasado esto con Benedetti”.
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"Me separé tres meses de mi cargo para dedicarme a mi defensa y a recomponer los hechos. Durante casi 5 meses para mí todo lo que había ocurrido era normal", aseguró Laura Sarabia.
CAMBIO: Pero según usted eso Marelbys lo había contado el mismo día del robo. No era nueva información…
L.S.: No sé si Harold sabía desde antes. Pero sí, Mary lo había contado el día 29 en el apartamento.
CAMBIO: Usted fue a la Fiscalía a aportar pruebas de que no dio la orden de hacer el polígrafo a Marelbys y a los escoltas. Pero siempre supo, antes de que fueran realizadas, que esas pruebas de polígrafo se iban a hacer. ¿Por qué no las detuvo?
L.S.: No di la orden, no podía hacerlo, ni fue iniciativa mía el tema del polígrafo. El día 30 de enero yo sí tuve conocimiento de los resultados del polígrafo. Supe que se hicieron las pruebas porque el coronel Feria me informó al final del día. Y la misma revista Semana en febrero también cuenta la historia. Eran pruebas comunes que durante años se le han hecho a particulares. Muchas de las instituciones públicas hacen pruebas de polígrafo a particulares por materias de seguridad. ¿Que lo que pasó evidencie que de golpe falta una regulación más clara sobre estos temas?. Seguramente. Pero en ese momento era una prueba común en instalaciones comunes que no se entendió como ninguna irregularidad.
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"Uno como funcionario tiene que entender cuándo dar un paso al costado. Yo renuncié y el presidente lo aceptó", contó Laura Sarabia.
CAMBIO: El tema de quién dio la orden lo determinará la justicia. Pero lo cierto es que usted misma, en una entrevista con Semana, reconoció que supo del polígrafo y habló de eso con Marelbys antes de que le hicieran la prueba en frente del Palacio de Nariño…
L.S.: Sobre mis respuestas a esa entrevista de Semana debo decir que la misma Fiscalía ya ha determinado que muchas de esas cosas que yo dije que hice no podía hacerlas, ni las hice.
CAMBIO: ¿Entonces por qué dijo que las hizo?
L.S.: Esa fue una respuesta figurativa. Lo que pasó en ese momento es que cuando yo hablo de los asuntos de mi trabajo o de mi familia lo hago en primera persona. En ese momento, cuando me coge Vicky y me dice “te estoy grabando, necesito que me respondas unas preguntas”, empiezo a recibir información en tiempo real de lo sucedido. Vicky en ningún momento me dijo tengo una investigación y te quiero hacer una entrevista. Ella me llama, yo contesto, y me dice que me está grabando y que quiere que le responda unas preguntas. Ahí mismo, mientras estaba en el teléfono con Vicky, me puse a buscar información porque me había desentendido. Entonces Vicky me dice que Marelbys afirmaba que se había sentido secuestrada, intimidada, hostigada, seguida, que la habían llevado. Todo eso era totalmente desconocido para mí.
CAMBIO: ¿A usted no le parece razonable que con los policías, los carros, el polígrafo y los escoltas Marelbys se hubiera sentido intimidada con todo el aparato del Estado encima?
L.S.: La verdad no creo que lo haya sentido porque en ningún momento fue algo así. Incluso ella en su declaración en la Procuraduría dice que sintió la presión de que si no hacía la prueba del polígrafo, la iban a involucrar. Pero dijo que en ningún momento sintió que fuera el aparato del Estado o los carros ni nada de eso. Incluso cuando yo le digo a ella que es mejor que no continuemos trabajando, ella me dice “es que para mí ustedes son como mi familia. Yo a usted la veo como mi hija y estoy muy agradecida con usted”. No tendría sentido que me dijera eso si se sintió intimidada o maltratada.
CAMBIO: ¿El coronel Carlos Feria, jefe de seguridad de la Presidencia, le mostró el video del polígrafo cuando le contó los resultados de la prueba?
L.S.: No. Solo me dijo “hicimos tales pruebas de polígrafo, este fue el resultado y la única que lo perdió fue Mary”. Yo nunca supe qué le preguntaron ni en qué condiciones se había hecho la prueba.
CAMBIO: ¿Nunca se dio cuenta de quién fue la persona que ordenó los procedimientos?
L.S.: No.
CAMBIO: Vicky Dávila, directora de Semana, ha dicho que usted se enteró con antelación de que Marelbys iba a salir en la portada. Dice la periodista que en ese entonces usted la llamó a indagar sobre el tema. ¿Cómo supo lo que iba a salir en esa carátula?
L.S.: Jamás llamé a Vicky a decirle que yo sabía que ella iba a sacar esto. Yo solo hablo con Vicky Dávila cuando ella me llama, me dice que me está grabando y me pide que le responda unas preguntas sobre Marelbys. Era como jueves o viernes y ella estaba preparando las notas del fin de semana. Aún no había salido la portada. Yo a ella no la llamé. ¿Cómo me enteré?. Porque a Mary le empiezan a tomar fotos de Semana al frente del Palacio de Nariño y yo me doy cuenta. Teniendo el contexto, para mí era evidente que esas fotos indicaban que Marelbys iba a salir en la revista. El día anterior sí recibí un mensaje de Armando Benedetti que decía “tú sabes como puedes cambiar las circunstancias”.
Armando Benedetti: el exjefe y mentor que se convirtió en un dolor de cabeza
CAMBIO: ¿Para usted qué quiso decir Benedetti con esa frase?
L.S.: Para mí lo que quería decir es que si yo accedía a algo que él quería, él podía frenar la publicación de Semana. Para mí no existe ninguna otra explicación. Yo ahí nunca le respondí.
CAMBIO: El domingo siguiente Armando Benedetti le dio una entrevista a CAMBIO en la que fue muy duro con usted. Esa noche Semana publicó los famosos audios de los 15.000 millones para la campaña de Petro. Habló de que podía mandarlos a todos a la cárcel y tumbar al gobierno como Bin Laden con las Torres Gemelas. Hasta ahora usted no se ha referido al tema. ¿Cómo explica todo lo que le dijo el embajador Benedetti en esas conversaciones?. Lo que se oye es muy comprometedor.
L.S.: Quiero decir que esa entrevista a CAMBIO fue muy dolorosa para mí. Siempre se lo he reiterado a la gente que me lo pregunta. No recuerdo nada más de la entrevista que la frase de Benedetti: “si yo tengo en frente a Laura, la mato”. Eso me sigue rondando la cabeza. Los audios son ofensivos y me han causado muchas lágrimas. Más allá de eso, Armando Benedetti para mí es un tema cerrado. Trabajé con él seis años con lealtad y compromiso y él lo sabe. Pero es un capítulo que concluí con un costo demasiado alto. El costo personal y familiar que ha causado Armando Benedetti en mi vida ha sido muy complicado. Eso es lo único que quiero decir acá. Sobre los audios ya he dado respuesta a la justicia y hace parte de la reserva de cada una de las instituciones.
Para profundizar
CAMBIO: ¿Qué tiene que decir sobre los 15.000 millones para la campaña de Petro?
L.S.: Que Armando Benedetti es el único que puede explicar esa cifra y esa mención. Yo no tengo conocimiento sobre eso.
CAMBIO: ¿Qué le respondió usted a Benedetti cuando le mandó esos audios?
L.S.: Todo esto me parece muy curioso porque la prensa publica los audios de Benedetti pero no mis respuestas. Todo el mundo pregunta por mis audios. Los que me conocen por chat saben que yo nunca en la vida mando un audio. Prefiero escribir o llamar. Mis respuestas eran en texto. No existen audios míos. Yo solo respondía “embajador yo no tengo nada que ver con eso. Si usted tiene una queja o reclamo creo que tiene que exponérselo al presidente de la República. Yo no nombro ministros ni tengo nada de injerencia en eso. Cualquier reclamo hágaselo al presidente”.
CAMBIO: Esa era una conversación entre dos personas. ¿Para usted es claro que Benedetti la filtró?
L.S.: Era una conversación entre dos personas. Yo, por supuesto, no la filtré.
CAMBIO: El embajador Benedetti aparece por todas partes en este escándalo. ¿Usted hoy cree que él fue el artífice de todo lo que ha ocurrido? ¿Laura Sarabia cree que esto es un plan maestro de Armando Benedetti para acabarla?
L.S.: Yo no creo en las coincidencias, creo en los hechos fácticos. Hay unos hechos fácticos en este desenlace y es que 4 o 5 meses después Mary decide contar una historia de que se sintió secuestrada y hostigada, y decide hacerlo justo después de llegar con el embajador Benedetti en un avión privado de Venezuela. Eso ella lo omitió en su entrevista con Semana. Vicky le pregunta que qué ha estado haciendo y ella nunca contó que estaba trabajando con el embajador. Tenemos unos audios ofensivos de dos semanas anteriores a los hechos que son de público conocimiento. Eso es lo único que puedo decir. No puedo afirmar si Benedetti estuvo o no detrás, pero esos son los hechos.
CAMBIO: Como quien dice “no tengo pruebas, pero tampoco dudas”.
L.S.: Eso lo está diciendo usted. Lo único que quiero decir es que Armando Benedetti es un capítulo cerrado.
Las chuzadas y la muerte del coronel
CAMBIO: El jueves siguiente CAMBIO publicó una investigación que le dio un giro radical a la historia: las chuzadas a su niñera. ¿Usted ordenó interceptar a Marelbys?
L.S.: Yo me enteré de eso cuando ustedes lo publicaron. Sobre eso lo único que conozco es lo mismo que todo el mundo por las notas de prensa. No tengo nada adicional que agregar. Quiero ser enfática en que nunca supe nada de eso.
CAMBIO: ¿Los coroneles Feria y Dávila nunca fueron a darle información sobre ese tema?
L.S.: En ningún momento. Para mí el capítulo terminó con esa prueba de polígrafo y posteriormente cuando termino mi relación laboral con Mary. He emprendido acciones legales contra cualquier persona que me señale de esos hechos, pretendiendo mancillar mi buen nombre.
CAMBIO: Ya sabemos que Enrique Gómez Martínez es uno de los denunciados por usted por el delito de injuria y calumnia. ¿Quiénes son los otros?
L.S.: Hay otras personas de la opinión pública y de la vida política. En eso quiero ser enfática. Yo sé que como funcionaria pública estoy en el deber de responder por las cosas que sean de mi conocimiento y competencia. Pero nadie puede venir a mancillar mi nombre y mi reputación con cualquier cosa.
CAMBIO: Los profesores de derecho penal siempre dicen que a la hora de esclarecer un delito, lo primero que hay que pensar es a quién benefició la comisión del mismo. ¿Qué explicación tiene que unos oficiales pongan en riesgo sus carreras y decidan chuzar ilegalmente a una niñera para encontrar una plata suya sin que usted se enterara de nada? ¿Por qué iban ponerse en semejante riesgo si no era para congraciarse con usted?
L.S.: Hasta donde yo tengo entendido el determinador de las interceptaciones no fue ningún miembro de la Policía de Palacio, como usted lo afirma. Es lo único que tengo que decir.
CAMBIO: ¿Pero para qué unos oficiales de la Dijin en el Chocó iban a chuzar a Marelbys? Esa orden tuvo que venir de Palacio…
L.S.: Eso es lo que está en objeto de investigación. Lo único que yo puedo decir es que en ningún momento tuve ningún conocimiento o relación con eso. Toda esta investigación la conozco por los medios. Ponerme a decir si fue x, y o z sería cometer inconsistencias que no me corresponden.
CAMBIO: ¿Y cuando conoció lo sucedido por los medios no fue a reclamarles a los coroneles Feria y Dávila por haber procedido de esa forma?
L.S.: Yo estaba en Brasil cuando supe de todo esto. Apenas me enteré el mundo se me vino encima. Un mundo oscuro que para mí era totalmente ajeno. Venía de que la niñera que cuidaba a mi hijo decía que se sintió hostigada, intimidada, que la llevaron supuestamente a una diligencia rara y oscura como lo denominó Vicky. Y después todo esto. El mundo se me vino encima. Por eso lo que yo más quería desde el primer momento era decir “aquí está mi carta de renuncia”. Porque yo necesitaba separarme del cargo para poder entender y dedicarme a cerrar este capítulo que voy a cargar toda la vida, porque por mas que a mí me exonere la justicia, mediática y políticamente siempre lo van a utilizar en mi contra.
CAMBIO: Este escándalo escaló más de lo que cualquiera pudo haberse imaginado. Varios oficiales perdieron sus carreras y uno, el coronel Óscar Dávila, hoy está muerto. ¿Qué les dice usted a las familias de esos oficiales?
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Luego de un silencio que se extendió por más de 25 segundos, los asesores de Laura Sarabia empezaban a sentirse incómodos con la entrevista y alegaban que la funcionaria tenía que irse a un compromiso. En ese momento, la directora del DPS alzó la cara, se secó las lágrimas y con la voz quebrada respondió:
L.S.: La verdad, la muerte del coronel Dávila es algo de lo que yo no me he podido reponer. Esto tiene ya cicatrices muy profundas. Y hay cosas de las que, aunque pase el tiempo, uno no se puede recuperar. Yo solo espero poder cerrar este capítulo. Quisiera devolver el tiempo y que nada de esto hubiera pasado.