Iván Serrano
25 Junio 2025 03:06 am

Iván Serrano

Escándalo SAE: 35.000 semovientes desaparecidos y un vacío patrimonial millonario

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El pasado 11 de mayo, CAMBIO publicó una investigación sobre el estado de abandono de animales incautados a la mafia y en poder de la SAE. El artículo reveló la precaria condición de varios ejemplares y el enorme vacio en los inventarios de la entidad estatal.

La publicación generó reacciones en integrantes de la bancada animal del Congreso de la República. El representante a la Cámara Juan Carlos Losada pidió que la investigación llegara hasta las últimas consecuencias y anunció que citaría a la SAE a debate de control político.

La senadora Andrea Padilla hizo público, a través de su cuenta un X, un derecho de petición enviado a la SAE donde solicitó claridad sobre los hechos denunciados por CAMBIO y pidió respuestas adicionales.

Acceder a la información de la SAE no es tarea sencilla. Las solicitudes tramitadas ante la oficina de Comunicaciones permanecen semanas sin respuesta —al igual que las peticiones de entrevistas— y los derechos de petición se contestan fuera de los plazos que fija la ley.
Pero las respuestas entregadas a la senadora Padilla revelan un panorama más que preocupante.

El documento oficial de la SAE admite el extravío de 35.129 animales. No es un error tipográfico: el sistema SIGMA 2.0 es utilizado por la SAE para gestionar la información de activos, incluyendo semovientes, y dice que el Estado posee 35. 711 animales; pero la SAE reconoce que solo 582 están vivos y localizables. El resto quedó en el limbo de las “disposiciones finales” jamás registradas: subastas, ventas o donaciones que nadie contabilizó.

Ese hueco es un boquete patrimonial comparable a perder todo el hato de un departamento ganadero mediano. Y ocurre dentro de una entidad con antecedentes: la Contraloría ya había advertido graves irregularidades y riesgos de pérdida de bienes en manos de la SAE.

Los 582 animales supervivientes están repartidos en siete departamentos y dependen de un único contratista privado—Agroindustrias Renacer S. A. S.— que opera con el contrato 205-2024 hasta 2027, cobra hasta 10 por ciento de comisión por cada subasta y recibe el reembolso total de gastos. La supervisión corre a cargo de la misma oficina que firma y paga el contrato; las visitas son “trimestrales” y los informes mensuales los redacta el propio administrador.

Según la respuesta entregada por la entidad, entre 2017 y marzo de 2025 murieron 587 bovinos y 232 gallinas; en 2025 se suma un equino, mordido por serpiente. No hay necropsias anexas ni ubicación de los predios donde ocurrió cada muerte. La yegua 'Brillante', centro de la  denuncia, no figura en el inventario. 

La explicación oficial es una mezcla de tecnicismos y promesas:
 * Un plan de mejora al procedimiento PR-DF-002 que debería cerrar el inventario “este mes”.
 * Un módulo de nacimientos y muertes que se llena “uno a uno” –razón por la cuál, la depuración puede tardar un tiempo largo,hasta que llegue el próximo el próximo gobierno.  

Respecto a la respuesta, la senadora Padilla le dijo a esta columna lo siguiente: “La respuesta de la SAE es inaceptable, preocupante e indignante por la ligereza y el descaro con el que, prácticamente, confiesan que “se les embolataron” más de 30.000 animales. No son cosas del inmenso inventario. Son seres vivos, criaturas sintientes. Es probable que muchos de ellos hayan tenido la misma suerte de “bienes” incautados: entregados a amigos de amigos o feriados en prácticas ilegales; otros seguramente habrán muerto o habrán sido desatendidos, abandonados y su registro se habrá extraviado en medio del desorden institucional.

Cualquiera sea la razón, la SAE debe dar explicaciones. Por eso, en la próxima legislatura citaremos a su directora a un debate de control político”.                                                  

Mientras tanto, el patrimonio público engorda solo en las bases de datos. En el mundo real, los animales cuyo valor podría superar los miles de millones de pesos se desvanecieron, sin que nadie presente las actas de entrega, los hierros de marcación o los recibos de venta.

La SAE cumplió la formalidad de contestarle cada pregunta a la senadora, pero la propia respuesta confirma un desgreño monumental: más de 35 000 animales fantasmas y un inventario que se depura al ritmo del teclado. En un país donde la ganadería es símbolo de riqueza, el Estado reconoce que se perdió un hato entero.

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