A finales de enero del año entrante se llevará a cabo en Cartagena el ya tradicional Hay Festival de Literatura. Será una ocasión especial, puesto que este importante encuentro anual de escritores y lectores conmemorará dos décadas de existencia.
El Hay Festival nació en 1988 en Hay-on-Wye, Gales, creado por Norman Florence y su esposa Rhoda. Florence, librero y escritor, decidió organizar una serie de lecturas y conversaciones literarias en su librería. Su acogida ha sido impresionante; este año cientos de miles de personas atendieron, durante dos semanas, a las charlas de centenares de los mejores escritores de los cinco continentes.
Hace 20 años, el gran escritor mexicano Carlos Fuentes, le sugirió a Peter Florence (hijo de los fundadores) hacer su primera versión internacional en Cartagena. Peter, con su mano derecha - Cristina Fuentes, dos personas maravillosas tanto personal como profesionalmente, emprendieron ese proyecto que parecía quijotesco en un país cuya gente lee muy poco (apenas 2-3 libros per cápita al año, comparado con 15 -20 en naciones europeas).
Los logros alcanzados en Colombia son excelentes: según datos suministrados por Cristina, en total se han hecho 1.708 eventos, con 2.039 escritores invitados y 1,6 millones de asistentes. Estoy convencido de que el Hay de Cartagena (al que he asistido en todas sus versiones - son para mí los mejores 4 días del año), ha contribuido a elevar el interés por la literatura de calidad. Tanto lectores como escritores se han beneficiado de las estupendas conversaciones (algunas de nuestro país y de otros lugares se pueden ver en la página digital Hay Anywhere - que contiene más de 8.000).
En lo corrido de este siglo se registra una muy buena noticia: cada vez más ciudades de Colombia tienen ferias del libro, a las que asisten cada vez más escritores y público. Ojalá las autoridades locales, los ministerios de Educación y Cultura, y los indispensables patrocinadores del sector privado, sigan invirtiendo en estos encuentros enriquecedores para la mente, el corazón y el alma de los ciudadanos.
Leer es para mí la más gratificante de las actividades que puede llevar a cabo un ser humano. Aporta todos los ingredientes claves para poder hacer buenas personas: conocimientos, experiencias, emociones, imaginación, empatía, sensibilidad, resiliencia, viajes a todos los lugares y épocas. Y le da sentido, profundidad y color -todos los colores- a la vida.