Satoshi Nakamoto: el misterio mejor guardado
29 Diciembre 2022 05:12 am

Satoshi Nakamoto: el misterio mejor guardado

En medio de la marejada de información que generan las criptomonedas, es al menos sorprendente que todavía persista un misterio fundamental. A diario se publican toneladas de informes y análisis sobre el mercado cripto, los expertos brotan abundantes y enérgicos, y todo lo que ocurra en el universo que se ha creado su alrededor desata una avalancha de información.

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Todo se ha dicho. Menos la verdadera identidad del creador de las criptomonedas. ¡Menudo olvido! Nadie sabe hoy quién es en realidad el misterioso Satoshi Nakamoto, que es el seudónimo con el que se conoce a quien sentó las bases de la criptomoneda original, el bitcoin. Por eso, después de la fórmula de la Coca Cola, hoy se dice que este es el secreto mejor guardado.

Las primeras huellas

Lo primero es aclarar que en los foros virtuales es normal que los participantes utilicen nicknames o seudónimos. Por eso, se asume que Satoshi Nakamoto es el apodo de una persona real. O varias. En 2008, Nakamoto publicó en una lista de correos llamada ‘metz dowd’, dedicada a la criptografía, el protocolo de referencia para la primera criptomoneda, el bitcoin.

Luego, en 2009, el mismo Nakamoto lanzó el software que respalda el funcionamiento del bitcoin, poniendo en circulación las primeras unidades de la moneda; y se mantiene colaborando con otros programadores hasta 2010, cuando transfiere el repositorio de código fuente, dominios y claves a otro miembro de esa comunidad, llamado Gavin Andresen. Y entonces, desapareció… 

Pero acá está el gran misterio: el rastreo de los registros a nombre de Nakamoto indica que este posee aproximadamente un millón de bitcoins, el equivalente a unos 17.000 millones de dólares. Y esto es mucho dinero para alguien que no ha mostrado su rostro.

Por eso, desde 2010 a la fecha, se ha presentado una verdadera ‘búsqueda del tesoro’ para saber quién es Nakamoto y, por tanto, a quién le pertenece tal fortuna en bitcoins. Pero nada ha servido…

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Los sospechosos de siempre

Si sabemos que Satoshi Nakamoto es un nombre falso, entonces asumimos que toda la información a su alrededor puede ser igualmente falsa. Por ejemplo, su perfil de la Fundación P2P dice que es japonés, pero esto se desmiente por su perfecto manejo del inglés –específicamente de Inglaterra, por lo que se dice que es originario de algún país de la Commonwealth– y porque no existen versiones del software del bitcoin en el idioma del sol naciente.

Todo apunta, entonces, a que es de habla inglesa, lo cual tampoco es que reduzca mucho las posibilidades. Pero del análisis del código creado por este personaje sí se desprende un filtro que limita enormemente el espectro: el tipo tiene que ser un genio, y genios no hay muchos. Incluso, se especula que el código fue escrito con tal nivel de perfección, que solo un grupo de varias personas habrían podido hacerlo de esa manera.

Esto solo ha alimentado la incógnita. En 2011, la revista The New Yorker publicó una investigación que señalaba a un par de personajes relacionados con el Trinity College de Dublin, Inglaterra, luego de descartar a decenas de otros sospechosos. Pero esta teoría pronto se desmintió.

Se señaló a tres programadores que patentaron un código descrito como “computacionalmente impracticable de revertir”, frase que fue utilizada por Nakamoto en la literatura relacionada con el bitcoin; y tres días después del otorgamiento de la patente fue tomado el dominio bitcoin.com. Los incriminados no tardaron en desprenderse. 

Luego, la revista Vice, tras una investigación periodística, planteó al mismo Gavin Andresen como el nombre detrás de Nakamoto, pero también abrió la posibilidad de que el bitcoin sea fruto del trabajo secreto de una agencia federal del gobierno norteamericano. Todo esto fue mentira.

Y la lista sigue. A lo largo de los años, blogueros, periodistas e investigadores se han dado a la tarea de averiguar la verdadera identidad del creador de las criptomonedas, señalando a un puñado de posibles candidatos, entre los que incluso se sumó a Jeff Bezos. Siempre sin éxito…

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La pista más sólida

El caso más cercano ocurrió cuando la revista Wired llegó hasta el ciudadano australiano Craig Wright y su amigo, el forense informático David Kleiman, ya fallecido. Tras la publicación de este informe, la policía allanó la residencia y algunos locales comerciales relacionados con Wright, y en 2016 este declaró en su blog ser la persona detrás de Nakamoto. Incluso, un par de periodistas afirmaron tener la confirmación de la identidad luego de reunirse con él.

Fue la vez que más lejos se llegó en la búsqueda del verdadero creador del bitcoin, pero todo se reunió cuando numerosos miembros de la comunidad cripto empezaron a reclamar más pruebas… Ante el acoso, Wright dejó un mensaje en su blog: “Lo siento”.

Lo único cierto luego de años de especulaciones es que aún no se sabe quién inventó la revolución del dinero digital –y posee la fortuna de un millón de bitcoins–. Pero el nickname ya quedó grabado para la historia, puesto que la unidad mínima posible, equivalente a una cien millonésima parte de un bitcoin, se conoce como un satoshi. 

El responsable, seguramente, es un genio, pues más de una década después de su invención el mundo ya ha adoptado con naturalidad lo que antes parecía imposible: una moneda con valor representado única y exclusivamente en la confianza, aunque esta a veces parezca tambalear. 

Peso a Peso, Paso a Paso es una colaboración periodística entre Cambio y Bancolombia para la educación financiera.

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