¿Afecta el cese al fuego el operativo por recuperar el Cañón del Micay?

Crédito: Comando General Fuerzas Miitares

¿Afecta el cese al fuego el operativo por recuperar el Cañón del Micay?

La orden de un cese bilateral al fuego entre el Estado Mayor Central, de las disidencias de las Farc, y el Gobierno hizo replantear la Operación Trueno que realizan los uniformados por el control del municipio El Plateado, en Argelia, Cauca. ¿Qué pasará ahora?

Por: Javier Patiño C.

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El domingo 8 de octubre, un pelotón de las fuerzas especiales se disponía para descender en un punto determinado de El Plateado, en zona rural de Argelia, en el departamento del Cauca, cuando una contraorden detuvo el operativo: el gobierno acababa de pactar con el Estado Mayor Central, de las disidencias de las Farc, un cese al fuego bilateral.

El capitán Hugo Arbeláez, al mando del equipo especial, había revisado junto a sus hombres el mapa del área, para identificar zonas estratégicas y los lugares en los que podrían encontrar la resistencia del frente Carlos Patiño, de las disidencias de las Farc.

A la una de la tarde, habían subido al helicóptero Black Hawk, de la Aviación del Ejército, que los transportaría hasta la zona seleccionada. Pero diez minutos después del despegue, la misión fue abortada.

A más 1.400 kilómetros de distancia, en Tibú, Norte de Santander, el alto comisionado para la paz, Danilo Rueda, sostenía una reunión de urgencia con el equipo negociador del Gobierno, encabezado por Camilo González Posso, y las disidencias de las Farc. El objetivo: concretar el cese de operaciones ofensivas en el país.

Tras varias horas de reunión –y con la presión no solo de los negociadores del grupo ilegal, sino de la misma comunidad, que advirtió a los funcionarios del Gobierno que no podían salir de la zona hasta que se divulgara la orden presidencial de detener los operativos militares–, Danilo Rueda le anunció el país que se había llegado a un acuerdo de cese bilateral del fuego con el Estado Mayor Central.

La decisión tomó por sorpresa al grupo de uniformados que se preparaba para desembarcar en El Plateado a completar una ofensiva más contra los campamentos de las disidencias de las Farc. Pero no hubo más remedio que regresar.

En las instalaciones de la Tercera División del Ejército, en Popayán, Cauca, de donde habían partido, los militares se enteraron del cese y quedaron a la expectativa de recibir nuevas instrucciones.

guerrilla

¿Qué va a pasar ahora en El Plateado?

Las Fuerzas Militares llevaban cinco meses inmersos en la Operación Trueno, destinada a quitarles a las disidencias del Estado Mayor Central el control del municipio El Plateado, zona rural de Argelia, Cauca, una zona clave para la administración del narcotráfico hacia el Pacífico.

En particular, impedirle el dominio de la región al frente Carlos Patiño, que ha interrumpido la producción de café y cacao, y obligado a los campesinos y comunidades indígenas a solo cultivar coca y marihuana.

Tres mil hombres participaban en la operación de ir copando los cinco puntos estratégicos del Cañón del Micay: La Ceiba, Las Vegas, La Balastrera, el Pinche y –el más importante– El plateado, donde el Estado Mayor Central ha sido la autoridad de los habitantes de esta zona del Cauca.

mapa

El Ejército fue avanzando desde el principio de la misión. Comenzando por la captura de 20 integrantes del frente Carlos Patiño; la recuperación de 10 menores de edad que habían sido reclutados de manera ilegal; la desactivación de cerca de 620 minas antipersonales y 28 campos minados que sembrados por los grupos ilegales, y la incautación de 16 cilindros bomba y 5 rampas de lanzamiento.

Más de 30 combates, en los que murieron dos uniformados y 35 resultaron heridos –por armas de fuego o por esquirlas de explosivos– dieron cuenta de la intensidad de la operación. La orden del Estado Mayor Central ha sido defender el bastión a muerte.

Aun así, las Fuerzas Militares le han reportado a su comandante que ya tienen el control de más del 45 por ciento de la zona, lo cual incluye la destrucción de varios campamentos y la incautación de armas, material de intendencia y equipos de comunicación fundamentales por los grupos ilegales.

Por eso, la detención de la Operación Trueno los dejó de una pieza, resignados a seguir nuevas instrucciones.

Según un alto oficial que habló con CAMBIO, cesar el fuego no significa detenerse. Ahora la orden es pasar de una operación ofensiva (es decir, disparando) a una de ocupación (es decir, sin confrontación), no solo para garantizar la seguridad de los civiles, que son siempre los más afectados, sino para cerrar las rutas del narcotráfico. El oficial aclaró que lo que se ha detenido es el enfrentamiento, pero no la interdicción ni la lucha contra los abusos:

“Ellos piensan que el cese al fuego es nuestra retirada de la zona. Al contrario: la orden del Comando General de las Fuerzas Militares es ocupar todo el territorio con uniformados para evitar que los disidentes sigan delinquiendo y coaccionando a los pobladores”.

La nueva estrategia hace parte del Plan Democracia, que significa mayor presencia de la fuerza pública en todo el departamento del Cauca para garantizar la seguridad en las mesas de votación y la tranquilidad en la jornada electoral.

Juan Manuel Torres, coordinador de la Oficina Pacífico de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), le dijo a CAMBIO que una de las ventajas es que hoy hay una mayor confianza de las comunidades en los organismos del Estado, “lo que ha facilitado las operaciones militares destinadas a desmantelar las estructuras criminales, como el frente Carlos Patiño de las disidencias de las Farc, que ha adquirido un gran poder militar y capacidad de reclutamiento en la región”. 

En opinión del analista Iván Hernández, la región va a vivir una tensa calma, por el compromiso de los integrantes del Estado Mayor Central de no confrontar con los uniformados, aunque tengan que convivir en la misma zona.
 
“Lo ocurrido el miércoles 11 de octubre en Balboa, Cauca, es prueba de lo difícil que es evitar las confrontaciones: los integrantes de las disidencias vieron la llegada de un grupo de soldados y los atacaron, lo que ocasionó la muerte de un uniformado”, aseguró Hernández.

La calma chicha en El Plateado 

Los expertos, y el propio Gobierno, reconocen que el desafío en el Cañón del Micay es enorme, y requiere de una estrategia integral para evitar que la delgada línea de confianza se rompa. Por un lado, la fuerza pública debe cumplir con su tarea constitucional; por el otro, las disidencias deben mostrar su compromiso de quedarse en los campamentos sin atacar a los uniformados.

Ante un posible caso de confrontación, el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo, emitió órdenes en las que enfatiza a cada comandante llevar una minuta oficial para identificar, graficar y georrefenciar las actuaciones del Estado Mayor Central, con el fin de anticipar situaciones que puedan poner en riesgo a la población civil, afectar a las propias tropas, o el desarrollo del proceso de paz.

micay

¿Qué tiene de especial el Micay?

Durante las últimas dos décadas, el llamado Cañón del Micay, conformado por los municipios de El Tambo, Argelia y López de Micay, ha sido dominado por la guerrilla, primero por el frente sexto de las Farc; ahora, por la columna Carlos Patiño, de las disidencias.

El negocio más importante de la zona es la coca. En Argelia hay alrededor de 6.000 hectáreas de cultivos. El Tambo tiene otras 10.000 hectáreas. Es decir, entre los dos municipios suman más de 15.000 hectáreas.

Según cálculos de la misma comunidad, por la zona se mueven entre 3.000 y 6.000 kilos mensuales de cocaína lista para exportar, actividad criminal que genera entre 10.000 y 15.000 millones de pesos semanales solo en impuestos. 

 

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