El gran operativo militar que busca recuperar el control de Cañón del Micay

El miércoles 22 de agosto, un grupo de uniformados de las fuerzas especiales alistaron sus equipos a la espera de la orden para subirse a un Black Hawk de la aviación del Ejército, que los llevaría a un punto determinado del Cañón del Micay.

A las siete de la noche, el superior al mando les dio la orden de partir. Uno a uno, los soldados se fueron ubicando en la moderna aeronave para ser transportados a un punto conocido como La Balastrera, desde donde iniciarían una de las misiones militares más grandes de los últimos años: retomar el control de la zona, dominada por las disidencias de las Farc.

A lo lejos, las luces de Popayán fueron desapareciendo y los uniformados se adentraron en la oscuridad de la cordillera, guiados por los visores nocturnos de los pilotos que manejaban el helicóptero.

En medio del vuelo, un sonido en sus radios los puso en alerta: pocos minutos antes de partir, un soldado había caído herido en un campo minado.

Luego de dejar a los soldados en La Balastrera, el helicóptero tenía la orden de partir a rescatar al herido, que requería una rápida extracción si querían salvarle la vida.

Al llegar a las coordenadas, el técnico de vuelo abrió la puerta para lanzar la soga, por donde uno por uno fueron descendiendo los uniformados para tomar puntos estratégicos y protegerse de algún ataque.

Fuerzas que ya habían ingresado y dominado el perímetro los esperaban, pero no se podía dejar nada al azar. Las disidencias podían hacer notar su presencia en cualquier momento.

El objetivo de la operación es, en primer lugar, dar con alias el Mocho, máximo cabecilla de la Carlos Patiño, un guerrillero con más de 20 años dentro del grupo ilegal que conoce cada punto del Cañón del Micay y que tiene bajo su mando más de 1.500 hombres en armas.

El segundo, retomar el control de la zona, que históricamente ha sido trascendental para la guerrilla

¿Qué tiene de especial el Micay?

Durante las últimas dos décadas, el llamado Cañón del Micay, conformado por los municipios de El Tambo, Argelia y López de Micay, ha sido dominado por la guerrilla, primero por el frente Sexto de las Farc; en la actualidad, por la columna Carlos Patiño, de las disidencias.

El negocio más importante de la zona es la coca. En Argelia hay alrededor de 6.000 hectáreas de cultivos. El Tambo tiene otras 10.000 hectáreas. Es decir, entre los dos municipios suman más de 15.000 hectáreas. 

“En el cañón del Micay la economía depende en un 90 por ciento de los cultivos de coca. Argelia es un botín para los grupos ilegales. Por este cañón se mueven entre 3.000 y 6.000 kilos mensuales de cocaína lista para exportar. Eso genera muchos recursos: estamos hablando de entre 10.000 y 15.000 millones de pesos semanales solo en impuestos. Controlar este territorio es controlar todo ese dinero”, asegura Pedro Alarcón, líder social del Cauca.

Es a este lugar emblemático para el grupo ilegal al que han ingresado en la última semana cerca de 1.000 hombres de las fuerzas especiales, para ir cerrándoles el paso a los guerrilleros y recuperar el control total del fortín principal: el corregimiento El Plateado, zona rural de Argelia, Cauca.

“Para las disidencias, esta es una zona estratégica, que les da mucho dinero por el narcotráfico y por las conexiones que tienen con carteles internacionales”,  expresó uno de los soldados que hacen parte del operativo. 

En qué consiste el operativo

CAMBIO conoció el mapa de la operación militar llamada Trueno, en el que se identifican los enclaves principales que han sido instalados por el grupo ilegal para ejercer control y evitar la entrada de las Fuerzas Militares.

En el plano realizado por inteligencia se detallan 5 puntos bases: La Ceiba, Las Vegas, La Balastrera, el Pinche y el más importante, El plateado, donde el Estado Mayor Central ha sido la autoridad de los habitantes de esta zona del Cauca.

El documento también detalla la ubicación aproximada de campos minados y los sitios en los que permanecen los campamentos de las disidencias de las Farc, muy cerca de las comunidades para evitar las acciones de la fuerza pública.

Durante la primera semana de operación han sido destruidos nueve campamentos en la parte alta de la montaña, que servían como puestos de observación, y se han presentado cerca de 15 combates, en los que han fallecido 20 integrantes de las disidencias.

El operativo ha contado con el apoyo de los helicópteros de la Fuerza Aeroespacial, que han realizado labores de inteligencia para ubicar los movimientos del enemigo.

En las extensas jornadas, los uniformados han encontrado varias hectáreas de cultivos de coca rodeados de cargas explosivas que han ocasionado graves heridas a tres uniformados, campos minados que son instalados por los disidentes de las Farc.

Los uniformados también han destruido varias estructuras artesanales que eran utilizadas como laboratorios para la producción de clorhidrato de cocaína.

La principal preocupación es que el grupo ilegal obligue a los pobladores a realizar asonadas para evitar el avance de las tropas. “Los integrantes de la Carlos Patiño han utilizado a menores de edad para que los soldados no pueden atacarlos; luego, realizan ataques que los soldados no puedan responder”, afirma el general Federico Mejía, comandante del Comando Específico del Cauca. 

El comandante de las Fuerzas Militares, general Hélder Giraldo, calcula que la retoma de El Plateado demorará al menos tres meses, y que será determinante en la tarea de cortar de tajo la ruta que hay entre el Cauca y el mar Pacífico, por donde sale buena parte de la cocaína con la que se financian las disidencias. Sería un golpe maestro no solo por el significado que tiene el Micay para la guerrilla, sino contra el millonario negocio del narcotráfico.