¿Cómo cumplir con los protocolos del cese al fuego?

¿Cómo cumplir con los protocolos del cese al fuego?

Crédito: Colprensa

La decisión del Gobierno de avanzar en un cese bilateral y, al mismo tiempo, continuar las operaciones contra el ELN tiene a las Fuerzas Militares en la incertidumbre. ¿Cómo mantener la presencia en las zonas estratégicas y al mismo tiempo respetar el silencio de fusiles?

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Un grupo de asesores de los ministerios del Interior, Defensa y la Oficina del Alto Comisionado de Paz anda en la tarea de definir los protocolos que deberá seguir la fuerza pública, luego de la decisión del Gobierno de decretar un cese al fuego bilateral con algunos grupos al margen de la ley y, al mismo tiempo, continuar con la ofensiva contra el ELN, que no quiso entrar en el decreto presidencial.

Qué hacer, cuándo y dónde

La mayor dificultad estriba en identificar en qué momentos debe actuar el Ejército y en qué zonas pueden ingresar las Fuerzas Armadas, de manera que las organizaciones ilegales no vean las operaciones como un ataque al cese bilateral.

La única orden que está clara para los integrantes de las Fuerzas Militares y de Policía quedó consignada en el decreto 004, firmado el 4 de enero de 2023, que dictamina “la reanudación de operaciones militares ofensivas y operativos policiales en contra de los miembros del ELN". El documento, expedido por el Ministerio de Defensa, advierte: "Se continuará con el cumplimiento de la función y obligación constitucional y legal de la Fuerza Pública de preservar la integridad del territorio nacional, el orden constitucional y legal y asegurar las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas en todo el territorio nacional". Eso, en la teoría. Pero, ¿y en la práctica?

En Norte de Santander, Casanare, Cauca, Nariño, Valle del Cauca, Chocó, Córdoba, Guainía y Arauca, por no nombrar otros departamentos, hacen presencia todas las organizaciones armadas, que se apuntan y se señalan entre sí. Se necesitaría una destreza descomunal para actuar contra el ELN sin tropezar con sus enemigos, que sí han aceptado el cese al fuego bilateral.

Por el momento, uniformados de inteligencia trabajan en las tareas de georreferenciación para establecer los lugares de injerencia de las 62 estructuras del ELN, conformadas por más de 5.000 integrantes, y los lugares en que hacen presencia las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo.

guerrilla

Un comandante de división que pidió reserva de su nombre le dijo a CAMBIO que los batallones del Ejército han iniciado labores pedagógicas para, al mismo tiempo que se respeta la orden de cese al fuego, aumentar las operaciones contra el ELN. Sin embargo, una cosa es lo que dice en el papel y otra muy distinta llevarlo a la práctica.

“El problema de fondo es que la delincuencia va intentar cubrir sus acciones diciendo que pertenecen a los grupos con quienes se pactó el cese bilateral, como ocurrió hace seis años, cuando el Gobierno negociaba con las Farc y el 30 por ciento de sus milicias se pasaron al ELN para seguir con los negocios del narcotráfico y minería ilegal”, afirma el comandante.

En opinión de un excomandante de las Fuerzas Militares, en zonas como el Catatumbo la línea es tan delgada entre unos y otros que, en caso de un combate, es difícil definir a qué grupo pertenecen. “En caso de que mueran guerrilleros, se debe aplicar que las operaciones se realizaron en legítima defensa, para argumentar la operación, y posteriormente identificar si se atacó al ELN o a otra de las organizaciones al margen de la ley. Es un verdadero dilema para los altos mandos, porque la inteligencia tiene que ser infalible”.

El coronel retirado Jhon Marulanda, presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en retiro (Acore), asegura que es posible que dentro de las mismos mandos sean bien vistos los combates entre las mismas organizaciones ilegales, “lo cual tiene su riesgo porque aumentará la búsqueda de preponderancia entre ellas, la gran perjudicada será la población civil”.

Por su parte, un alto oficial de inteligencia aseguró que se está trabajando en la caracterización de cada una de las organizaciones ilegales, teniendo especial cuidado en determinar qué integrantes y de qué grupos conviven con la población civil y delinquen como si fueran una mismo grupo armado

militares

No hay garantía jurídica

La otra preocupación de los militares es la seguridad jurídica. Si en la misión de combatir al ELN llegan a entorpecer el cese al fuego, ¿qué garantía hay de que no terminarán investigados?

Para profundizar

El oficial de división, que comanda las operaciones contra la insurgencia en cuatro departamentos del suroccidente del país, dice que se requiere un trabajo cohesionado entre todas las fuerzas para determinar cuándo, dónde y de qué manera realizar la operación para perseguir al ELN sin torpedear el cese al fuego. En este sentido, añade, será fundamental el papel de la población civil, pues la misma población, azuzada por la delincuencia, termina impidiendo la intervención de la fuerza pública, amparada en la orden presidencial de respetar la vida y no intervenir contra la población civil. 

Esa posición es respaldada por el coronel retirado Jhon Marulanda, quien agrega que una de las estrategias que perdieron las Fuerzas Militares es la de realizar bombardeos en zonas estratégicas, por el riesgo de que haya menores de edad en la zona. “Si una operación terrestre tiene requerimientos jurídicos, un bombardeo exige más, lo que lo hace imposible, no solo porque los grupos ilegales aumentaron el reclutamiento de menores, sino también por la presencia en la zona de otras organizaciones ilegales”, aseguró el presidente de Acore.

Mientras las operaciones militares han mermado, dicen los generales, las organizaciones ilegales han tomado cada vez más el control de ciertas zonas, e incluso de las comunidades. Es el riesgo de jugársela por la paz sin los fusiles.

 

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