La muerte de Siopas: ¿asesinado por sus propios hombres?
Crédito: Colprensa
La Policía y el Ejército tratan de corroborar si es cierto que el cabecilla del Clan del Golfo fue asesinado después de discutir con su círculo de seguridad o si ha desaparecido para evitar una futura captura.
Por: Javier Patiño C.
En la tarde de este jueves 16 de febrero el rumor de la muerte de alias Siopas comenzó a rodar por varios municipios del alto y bajo Baudó chocoano, lo que alertó a los organismos de inteligencia.
Para profundizar
Los investigadores de la Policía y el Ejército coinciden en que Wilmer Antonio Giraldo Quiroz, alias Siopas, había sido convocado a una reunión extraordinaria de varios cabecillas del Clan del Golfo el pasado martes 14 de febrero para definir cómo van adelantar los diálogos con el Gobierno del presidente Gustavo Petro.
Una fuente le comentó a CAMBIO que la reunión estuvo tensa por la negativa del cabecilla de la organización ilegal de avanzar en las mesas de negociaciones con la Oficina del Alto Comisionado de Paz, lo que llevó a un fuerte altercado que terminó con su ajusticiamiento a manos de su propio círculo de seguridad.
Los organismos de inteligencia han realizado un trabajo de interceptación de las comunicaciones de personas cercanas a alias Siopas, con la intención de conocer más datos de lo ocurrido durante la reunión y saber el paradero del cabecilla del Clan del Golfo.
Quién es Siopas
Wilmer Antonio Giraldo Quiroz, alias Siopas, fue integrante del frente 5 de las Farc, en el que estuvo bajo el mando de Iván Márquez, con influencia en varios municipios del Urabá antioqueño, Córdoba y Chocó.
En 2008, por sus conocimientos en explosivos, ingresó al Clan del Golfo y ascendió rápidamente hasta llegar a ser nombrado cabecilla de la estructura Jairo de Jesús Durango Restrepo, con injerencia en los departamentos del sur oeste de Antioquia y Chocó.
Según información de inteligencia, bajo su mando hay cuatro subestructuras con cerca de 400 hombres y sostiene enfrentamientos con el ELN por el control territorial y de las rutas del narcotráfico, actividades que han generado el desplazamiento de comunidades indígenas y negras en el Alto Baudó.
El grupo bajo su mando también es señalado de cobrarles una tarifa a los migrantes ilegales para ingresar a las selvas del Darién rumbo a Panamá y, en algunos casos, utilizarlos para llevar pequeños cargamentos de droga y, así, evadir los controles de las autoridades colombianas.
En contra de él hay tres órdenes de captura en Medellín y Chigorodó por los delitos de desplazamiento, reclutamiento de menores y homicidio. Por su captura las autoridades ofrecen una recompensa de hasta 5.000 millones de pesos.
