‘Concierto de conciertos 35 años’, mucho pop, rock y nostalgia

Piyo (Camilo Jaramillo) y Juancho (Juan Manuel Pulido), de Compañía Ilimitada, en su presentación en el mítico 'Concierto de Conciertos Bogotá en Armonía', septiembre 15 de 1988.

Crédito: Cortesía: Camilo 'Piyo' Jaramillo.

26 Julio 2023

‘Concierto de conciertos 35 años’, mucho pop, rock y nostalgia

Este viernes en el estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá se celebran los casi 35 años del ‘Concierto de conciertos Bogotá en Armonía’, que marcó un hito definitivo en la música colombiana. Varios de los artistas que allí estuvieron se presentarán de nuevo.

Por: Eduardo Arias

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Es muy poco probable que alguien que haya estado hace 35 años en el Concierto de conciertos Bogotṕa en Armobnía haya salido indiferente de aquella experiencia. Desde los tiempos de un concierto de la Fania All Stars en 1980 el estadio el Campín de Bogotá no había vivido un evento musical de esa magnitud. O mejor. Ningún evento musical. Hoy en Bogotá vemos como paisaje grandes conciertos que se ofrecen uno detrás de otro en el El Campín y también en el Parque Simón Bolívar, el Movistar Arena, la Carpa de las Américas, Chamorro Music Hall, los distintos lugares donde se ha llevado a cabo Estereopicnic. Pero en 1988 aquello fue algo casi inaudito.

Este concierto fue la principal ceremonia de aquella más bien efímera pero muy significativa era del llamado Rock en tu idioma. Y aunque esa ola de rock y pop cantado en español terminó un tanto abruptamente un año más tarde, quedó sembrada una muy importante semilla que volvió a brotar de manera definitiva en 1994.

El Concierto de Conciertos, además, mostró que Bogotá sí era una plaza con público suficiente para traer grupos de todo el mundo. No fue un proceso inmediato, pero los resultados se han visto en el largo plazo. Y, de alguna manera, eventos emblemáticos de la cultura de Bogotá como los eventos “al Parque” (“Rock al Parque” como la gran bandera) tienen una deuda con aquel concierto al que se le rendirá tributo este viernes en el Estadio El Campín a partir de las cinco de la tarde. Las puertas se abren a la una de la tarde.

En escena estarán Compañía Ilimitada, Amistades Peligrosas, Duncan Dhu, La Unión de Rafa Sánchez, Los Toreros Muertos, Yordano, Poligamia, Homenaje a Soda Stereo, Aterciopelados, Miguel Mateos, La Mosca y Ekhimosis.

Camilo Jaramillo, conocido como Piyo, integrante de Compañía Ilimitada, estuvo en aquel mítico concierto de 1988. Tal como ocurrió aquella vez, Compañía Ilimitada abrirá el concierto. CAMBIO habló con él acerca de aquel concierto y de lo que ha sucedido en estos 35 años de evolución de la música y de las industrias que la rodean.

Camilo Jaramillo



CAMBIO: ¿Cómo cobró fuerza la idea de traer un cartel tan grande y, en gran medida, tan representativo de lo que vimos en 1988?
Camilo Jaramillo:
En la hstoria del rock nacional hay hitos claros. El concierto de 1988 fue uno de ellos. Primero, porque permitió transitar hacia el rock en español en un país que al igual que el resto del continente –exceptuando Argentina— aún se miraba hacia adentro, pero en inglés. Segundo, porque vimos que era posible hacer grandes eventos, en grandes escenarios. Ese día Bogotá se sintió capaz y con el cartel del viernes haremos memoria de ese hito.
 

CAMBIO: ¿Cómo imagina usted que será el concierto? El de 1988 fue la apoteosis de algo nunca antes visto en Colombia y 35 años después nos hemos acostumbrado a ver grandes eventos. ¿Es posible repetir aquella experiencia desde la nostalgia?
C. J.:
Claramente no es posible y no es lo que buscamos.
Insisto en que es una conmemoración de un momento y una celebración vibrante de una transición. El contexto, el consumo de música, las características de lo masivo, son diferentes. Pero celebraremos que hace 35 años abrimos la puerta a un mundo nuevo. No me interesa la nostalgia per se. Ese sentimiento basado en la idea de que todo pasado fue mejor no me convence y borra todo presente. Me gusta celebrar y celebraremos que hace 35 años Compañía Ilimitada le dio paso a ese momento.
 

CAMBIO: Uno nota que personas de las generaciones más jóvenes, además de oír propuestas contemporáneas, también se interesan en el rock de antes. Ustedes que no han dejado de tocar en casi 50 años (desde el colegio hasta hoy) ¿cómo perciben los distintos públicos a los que les han llegado?
C. J:
No tengo claro si son distintos públicos o si es el público que ha crecido y evolucionado con el tiempo. Por un lado, los amigos de mi hijo de nueve años cantan con furor La calle y, por otro, todos los cuarentones se acuerdan de su adolescencia cada vez que salimos a escena. La verdad solo desde la tarima podremos darnos quien verdaderamente son los fieles del 88, de ayer, de hoy ¡y de siempre!
 

CAMBIO: Volviendo a 1988, usted debe tener muchísimos recuerdos. ¿Quisiera compartirnos alguno en particular, un par?
C. J.:
La sensación de felicidad/ansiedad de abrir el que sabíamos que sería el concierto que partiría en dos la historia del rock nacional; mis gafas redondas de espejo, un camisa de rojo cabaret con la que salté en el escenario en plenitud.
 

CAMBIO: Desde1988 el mundo ha cambiado muchísimo. ¿Usted qué tanto ha cambiado? Descríbalo en una palabra o en una frase. (Bueno, dos o tres frases).
C. J.:
He crecido, como todos. Hoy miro la música desde un lugar que me permite tener conciencia de lo global, y seguir produciendo desde lo local. Como que los movimientos globales del rock, nos permiten discernir que tenemos un relato propio que merece ser visible. Historias de lo nuestro… de eso se trata nuestro próximo sencillo a salir en agosto. En últimas, es lo que nos hace producir rock nacional en momentos donde todo se ha vuelto tan efímero y algorítmico. Para entender eso, se necesita tiempo de vuelo y madurez, una madurez en la que también tengo la fortuna de disfrutar de mis hijos; María Camila y Salvador. Ellos, y el rock.

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