“La historia del MAMBO es tan importante como difícil y heroica”
16 Septiembre 2023

“La historia del MAMBO es tan importante como difícil y heroica”

Museo de Arte Moderno, MAMBO.

Crédito: Gregorio Díaz. Fotos cortesía del Museo de Arte Moderno de Bogotá MAMBO

En 1963 el Museo de Arte Moderno de Bogotá inició sus labores de manera continua. Claudia Hakim, su directora, y Eugenio Viola, su curador jefe, hablan de los logros, objetivos y retos de esta emblemática institución cultural que celebra 60 años.

Por: Eduardo Arias

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Hace 60 años comenzó a funcionar de manera continua el Museo de Arte Moderno de Bogotá, hoy más conocido y reconocido como MAMBO. Una institución que, como señala Claudia Hakim, su directora, le debe mucho al esfuerzo quijotesco de varias personas. “Es importante recordar y agradecer a quienes han desempeñado una labor solitaria, valiente y necesaria a lo largo de los años, desde Marta Traba hasta Gloria Zea, de Beatriz González a Eduardo Serrano, y a todos aquellos que han creído en la importancia de un proyecto cultural a largo plazo”.
Esto se hace evidente en las grandes dificultades que tuvo el museo para adquirir una sede propia. Aunque el museo se fundó en 1955, sólo hasta noviembre de 1962 comenzó una labor continua, cuando la historiadora y crítica de arte Marta Traba asumió la dirección del museo e inició sus actividades en febrero de 1963. Primero funcionó en un local en el centro de Bogotá; entre 1965 y 1969, en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. De allí pasó al edificio Bavaria y, en 1979, inauguró la primera etapa de su sede actual, que diseñó el arquitecto Rogelio Salmona. La segunda etapa abrió sus puertas en 1985. El edificio, de cuatro pisos y unos 5.000 metros cuadrados de construcción, alberga seis salas de exposición, un auditorio que también puede utilizarse como sala de cine, una sala de proyectos, dos talleres para desarrollar actividades educativas, un depósito para albergar la colección permanente, biblioteca, librería, restaurante y oficinas administrativas. Alrededor de 3.650 obras de importantes artistas colombianos e internacionales conforman su colección permanente.
CAMBIO conversó con Claudia Hakim y Eugenio Viola, curador jefe del MAMBO, acerca de cómo están celebrando estos 60 años de vida.

Hakim Claudia


CAMBIO: Con base en lo que han leído, escuchado y vivido, ¿cómo ha sido el desarrollo, la evolución del Museo de Arte Moderno de Bogotá?
Claudia Hakim:
La historia del MAMBO es tan importante como difícil y heroica. Surgió de una conjunción afortunada que conectó diversas experiencias y personas, así como historias y vicisitudes ligadas a una institución fundada hace más de 60 años. El acta de fundación del MAMBO data de 1955, aunque comenzó a funcionar de manera continua a partir de 1963. A pesar de todas las dificultades, esta institución ha sobrevivido gracias al aporte de personas que creyeron en el valor transformador del arte y la cultura, reconociendo la importancia que tiene una institución como el MAMBO en el ecosistema artístico a nivel ciudadano y nacional. Nosotros hemos asumido la responsabilidad de continuar esta gloriosa aventura, reorganizando el museo para relanzarlo a nivel local, nacional e internacional. Y con orgullo, podemos afirmar que lo hemos logrado.


CAMBIO: ¿Cuál es la función de un museo como el MAMBO en esta época, en el siglo XXI?
Eugenio Viola:
El MAMBO desafía y cuestiona el enfoque tradicional de la "idea" del museo, ofreciendo una mayor profundidad y variedad de experiencias para sus múltiples públicos a través de su programación expositiva y sus programas públicos y educativos. Creemos en una institución centrada en la comunidad, que desempeña un papel fundamental como mediador cultural en el contexto de un proceso de regeneración civil y social. Esto es una gran responsabilidad, pero también un privilegio. Por lo tanto, los programas del MAMBO están diseñados para provocar debates, generar interés, estimular la imaginación y proporcionar información que promueva cambios sociales. Creemos que el papel de una institución como el MAMBO es reflejar la sociedad y desafiarla, buscando precisamente reducir las brechas entre institución y públicos.
 
CAMBIO: A grandes rasgos, ¿cuáles son las líneas que en la actualidad se ha trazado el MAMBO para llevar a cabo su labor?
 C.H.:
Presentamos un promedio de tres ciclos expositivos al año en el museo, para un total de 9 a 10 exposiciones, sin contar las exposiciones “extramuros” u organizadas fuera de las instalaciones del museo, como la retrospectiva de Jim Amaral, que fue visitada por más de 50,000 personas en los espacios de la Torre Atrio, además de todas las exposiciones itinerantes del museo, cuatro sólo en el último año. La programación expositiva se enfoca en tres direcciones principales: Colombia, su relación con el contexto latinoamericano, y trazar conexiones con experiencias internacionales más allá del contexto sudamericano.
E.V.: A menudo, presentamos artistas y proyectos que resultan incómodos pero que se relacionan de manera dialéctica con la actualidad, alertan al espectador, se vuelve necesario generar polémica, y desafíos en nuestro presente incierto. Entre las iniciativas de las que estamos más orgullosos se encuentra el Premio Julius Baer, el primero en América Latina dedicado a las artistas mujeres. La edición inaugural, 'Sindemia' de Voluspa Jarpa, fue exhibida en el GAM de Santiago de Chile después del MAMBO y actualmente se encuentra expuesta en el Muntref - Museo de la Inmigración de Buenos Aires. En este mismo museo también se exhibirá el proyecto ganador de la segunda edición del premio: 'Bitácora guatemalteca' de la argentina Ana Gallardo.


 
CAMBIO: Desde los tiempos de los impresionistas el arte ha comenzado a cuestionarse a sí mismo de diversas maneras. Muchas expresiones del arte contemporáneo no son arte para diversos sectores de la sociedad y del mismo mundo del arte.
E.V.:
Generalmente no nos concentramos en los medios, pensamos en cómo el artista se relaciona con el presente; por lo tanto, es probablemente más preciso decir que utilizamos la vida como medio. Ahora tenemos en exposición, por ejemplo, a uno de los padres fundadores de la ya “histórica” performance, el australiano Mike Parr, con más de 50 años de trabajo radical y sin compromisos. También presentamos la antológica centrada en la perturbadora obra performativa de Rosemberg Sandoval, de la que estamos muy orgullosos debido a la excelente respuesta de crítica y público. Ambos artistas emplean un medio difícil de percibir y adoptan un lenguaje tan evocador como violento y "políticamente incorrecto".


 
CAMBIO: ¿Qué iniciativas han tomado ustedes para atraer y formar nuevos públicos, así como para interesar a públicos “tradicionales” en las nuevas tendencias y posibilidades que ofrece el arte contemporáneo?
 C.H.:
Siempre nos esforzamos por atraer audiencias potencialmente nuevas y eliminar las barreras entre distintas audiencias de la institución. Por esta razón, presentamos una programación variada, proponiendo experiencias colombianas en relación con artistas latinoamericanos y no latinoamericanos, que puedan fidelizar a nuestra audiencia y potencialmente interesar a nuevas. Trabajamos en alianza con varias instituciones en Bogotá y en el país: numerosos colegios y universidades con las que organizamos visitas especializadas, conferencias, seminarios y talleres. En algunas ocasiones, también llevamos a cabo iniciativas pensadas específicamente para el barrio en el que está ubicado el museo, como te comentábamos antes, ya que creemos fuertemente en la idea de una institución enfocada en su comunidad.


CAMBIO: ¿Qué tanto apoyo reciben ustedes de entidades del Estado, empresa privada y mecenas?
C.H.:
El museo recibe financiación pública: del Estado a través del Ministerio de Cultura y de la Alcaldía de Bogotá a través del SCRD. Secretaría distrital de recreación y deporte, pero no es suficiente para garantizar el funcionamiento normal del museo y pagar toda su carga administrativa. Sin considerar la programación, para la cual siempre intentamos solicitar y ganar alguna beca o subvención específica. Otro capítulo importante es el mantenimiento del edificio y la gestión de la colección. Hacemos uso de un sistema de filantropía privada que nos respalda, la red MAMBO, y cada año organizamos nuestra Gala, que ya se ha convertido en un evento social imperdible, que es también nuestro evento de recaudación de fondos más importante.


CAMBIO: ¿Cómo piensan ustedes celebrar estos 60 años?
C.H.:
Las celebraciones se han extendido durante todo el 2023. Hemos lanzado eventos extramuros – desde Jim Amaral hasta exposiciones itinerantes internacionales: Voluspa Jarpa en Chile y Argentina, Dor Guez en Ciudad de México, y el 28 de septiembre inauguraremos la exposición de Mike Parr en la Fundación Morra en Nápoles, Italia, una colección nueva de objetos diseñados para la tienda Mambo, y actividades con la comunidad. Las celebraciones culminarán con la gran exposición de la colección que estamos organizando para conmemorar los 60 años del museo, la cual ocupará los cuatro niveles expositivos del MAMBO bajo el título ‘Viceversa, posiciones y perspectivas de una colección’. Por último la entrega de un libro de anécdotas, narrado como entrevistas entre Jaime Pulido, quien lleva 52 años en el museo y Eduardo Serrano, “El museo que vi crecer”.

Eugenio Viola
 
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