Nada como el blues de Eric Clapton

Tras el descomunal éxito en ventas del álbum Unplugged (1992), Eric Clapton se tomó un merecido descanso para recomponer las piezas de su vida. La muerte de su hijo Connor en 1991 no solo fue un golpe certero en su núcleo familiar, fue el momento en el que el guitarrista británico sintió la necesidad de reconectarse de lleno con lo más selecto del blues para darle un segundo aire a su carrera y sobrellevar el duelo sin caer en lo más profundo de las adicciones, que había superado a finales de los años ochenta gracias a varios tratamientos.

Desde los inicios de su carrera, los acordes y las notas tristes, melancólicas y profundas de los grandes próceres del blues como Willie Dixon, Muddy Waters, Jimmy Reed, Elmore James y Bo Diddley, entre otros, definieron su forma de tocar y entender la guitarra. En cada uno de los proyectos en los que estuvo vinculado, desde los Yardbirds, pasando por los Bluesbrakers de John Mayall, Cream, Delaney & Bonnie, Derek and the Dominos y su larga carrera en solitario, el blues fue una presencia permanente, más no constante, especialmente en su renacer en los años ochenta cuando se acercó mucho más al pop-rock gracias a Phil Collins.

El álbum From the cradle (1994) fu el resultado de pasar horas y horas ante grabaciones memorables y exquisitas que le ayudaron a soportar un dolor para el que ningún padre está preparado. Ese disco marcó un antes y un después en la carrera del músico inglés ya que era la primera vez que presentaba para un álbum una amplia selección de covers sin un solo tema de su autoría. El disco fue muy bien recibido por la crítica, tiene varios puntos altos como las versiones de Hoochie coochie man y Five long years, y logró algo de rotación en la radio comercial de Estados Unidos y Latinoamérica gracias al tema Motherless child. Para la gira promocional del álbum, Clapton acordó con su managment que se enfocaría solo en tocar temas clásicos del blues que lo marcaron y dejaría de lado las canciones memorables que le dieron fama y gloria. Esa decisión motivó al director Martin Scorsese a seguir al músico inglés para un largometraje sobre su vida y obra, especialmente sobre su devoción por el blues.

En 1995 el documental Nothing but the blues se presentó a través de la cadena PBS en Estados Unidos, en el que se pudo apreciar parte de la actuación de Clapton en el Filmore East de Nueva York a mediados de 1994 (donde además tocó las puertas del cielo con Cream en 1968), con imágenes históricas de apoyo de grandes del blues como Howlin' Wolf, B.B. King, Muddy Waters, Buddy Guy, T-Bone Walker, Little Walter, Freddie King y Jimmy Rogers, entre otros. Durante casi dos horas, Clapton y Scorsese discutieron lo humano y lo divino del blues, y sentaron un precedente en la forma de aproximarse a una historia fascinante en todo el sentido. Sin embargo, tras su emisión a mediados de 1995, el documental enfrentó problemas legales que lo condenaron al ostracismo durante casi 30 años.

Afortunadamente, el equipo de Scorsese conservó muy bien el audio y el video del documental y las presentaciones en el Filmore, suficiente para que Warner Music decidiera darles un segundo aire, con sonido e imagen restaurados, aspecto que los seguidores más ortodoxos y devotos del blues agradecen, aunque el video tiene algunas limitaciones porque fue originalmente producido para televisión.

Y es que hay documentos históricos de la música que merecen ver la luz por el valor que representan y porque capturan y retratan un momento clave en la historia de un artista. Que lo diga Bob Dylan, quien desde hace más de 15 años mantiene a sus seguidores al pie de la registradora cada vez que desempolva material inédito de su amplio acervo discográfico, llámense demos, bootlegs, conciertos oficiales, temas descartados de discos o colaboraciones, entre otros.

La edición de lujo de Nothing but the blues que lanzó Warner a inicios de este año es oro para los fieles seguidores de la música del guitarrista inglés. No hace falta ser un amante del blues para apreciar la dedicación total de Clapton al género que definió su arte, basta con escuchar la pasión cuando interpreta clásicos como Blues all day long, Forty-four, How long blues y Crossroads, ese memorable clásico de Robert Johnson, en una versión muy diferente a la que le conocimos a Clapton en los días con la banda Cream. En el vídeo y el CD se puede apreciar a un quinteto liderado por Clapton, sometidos y en perfecta comunión con joyas selectas del blues de músicos como Freddie, Albert y B.B. King (conocidos como los tres reyes), además de clásicos de Buddy Guy, Jimmy Rodgers, Howlin´ Wolf, entre otros.

Este lanzamiento complementa la amplia y ecléctica saga blusera de Clapton conformada además por los álbumes Riding with the king (2000), Me and Mr. Johnson (2004), Sessions for Robert J (2004), The road to Escondido (junto a JJ Cale, 2006), además de los compilados Crossroads 1 y 2 (1990) y Blues (1999), y todos los registros en vivo en el Crossroads Festival.

11 joyas bluseras de Eric Clapton

Spoonful (Cream, Wheels of fire, 1968)
Crossroads (Cream, Wheels of fire, 1968)
Blues power (Clapton, 1970)
Have you ever loved a woman (E.C. was here, 1975)
Key to the highway (Derek and the Dominos, Layla and other assorted love songs, 1970)
All your love (John Mayall, Blues Breakers with Eric Clapton, 1966)
Smokestack lightning (Yardbirds, Five live, 1964)
Worried life blues (24 Nights, 1991)
Nobody knows you when you're down and out (Derek and the Dominos, Layla and other assorted love songs, 1970).
Before you accuse me (Journeyman, 1989 y Unplugged, 1992)
Milcow´s Calf blues (Me and Mr Johnson, 2004)