
Imagen de referencia de parques eólicos.
Crédito: Freepik
Energía eólica en Colombia: una apuesta cada vez más lejos de alcanzar
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De los 17 proyectos eólicos con conexiones aprobadas en La Guajira, solo dos ya están en periodo de pruebas. Los demás siguen enfrentando problemas de distinta índole, a tal punto de que algunas empresas han renunciado por completo a sus inversiones. Conozca los detalles.
Por: Paula Ricaurte

En más de una ocasión, el gobierno de Gustavo Petro ha presentado a los proyectos eólicos de La Guajira como el futuro de la transición energética en Colombia. Sin embargo, la promesa de ver grandes aerogeneradores moviendo sus hélices se percibe cada vez más lejana, a pesar de las condiciones favorables y mundialmente codiciadas de los vientos de la península colombiana.
En campaña, el actual presidente llegó a afirmar que “La Guajira es la mayor área continental del mundo con permanencia y rapidez de vientos”, una afirmación que no es del todo cierta, pero se fundamenta en las altas velocidades con que sopla el viento en la zona y que sí la convierten en un lugar estratégico en Suramérica en el que muchas empresas internacionales quieren invertir.
Hace cerca de un mes, el ministro Andrés Camacho sacaba pecho por cómo “el viento de La Guajira impulsa la transición energética con 17 proyectos eólicos”, pero lo cierto es que estos proyectos se están moviendo despacio.
La Guajira es considerada el departamento más conveniente para construir parques eólicos, pues está localizada en el norte del país donde el viento es constante y su velocidad, que llega a ser de 9 metros por segundo a 80 metros de altura, según datos del Ministerio de Minas, cifra que en ocasiones puede llegar a duplicar al promedio mundial. Gracias a ello, el departamento tiene un potencial de generar 26GW de energía tan solo en el área continental, es decir, lo que podría abastecer de energía a 4,1 millones de usuarios en todo el país.
Sin embargo, aunque la intensidad de sus vientos hace de este departamento un candidato perfecto para la anhelada transición energética, los problemas políticos, sociales y económicos que atraviesa se han convertido en un obstáculo para construir los anhelados parques eólicos.
“La transición energética parece ser más un término de moda que un proyecto capaz de dar resultados técnicos prometedores”, afirma Álvaro Pinilla, profesor titular del grupo de conversión de energía de la Universidad de Los Andes. Según el experto, de no concretarse los proyectos, Colombia perdería una gran oportunidad para transformar el sector eléctrico, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e impulsar la economía popular y regional.
¿Cuántos proyectos hay en el momento?

En 2005, Empresas Públicas de Medellín (EPM) empezó a trabajar en un primer piloto de energía eólica en el país, pero solo hasta 2019 se adjudicaron varios proyectos de este tipo. Sin embargo, en estos seis años los avances han sido tímidos.
Aunque el Ministerio de Minas suele afirmar que los proyectos eólicos van bien, la realidad es que, hasta el momento, solo dos de los 17 con conexiones aprobadas en La Guajira se encuentran en periodo de pruebas: WESP y Guajira 1. Ambos suman aproximadamente 34 MW y pertenecen a Isagen.
Según la Asociación de Energías Renovables (SER Colombia), gremio que representa a las nuevas energías como la solar y la eólica, de los 15 proyectos restantes siete continúan atravesando trámites principalmente relacionados con licencias ambientales y consultas previas de los parques de generación, están suspendidos y se desconoce a futuro si continuarán con su desarrollo.
Son varias las empresas que han resultado afectadas por una situación que incluso ha costado un par de proyectos. En diciembre del año pasado, la portuguesa EDP Renewables anunció su salida del país y con ello se frenaron las inversiones en dos parques eólicos, Alpha y Beta. Aunque los proyectos tenían previsto entrar en operación en 2023 y 2024, los retrasos desanimaron a la firma portuguesa.
Otra afectada por esta problemática es Celsia, firma que en marzo del año pasado anunció que estaba considerando vender dos de sus proyectos eólicos en La Guajira, Acacia y Camelias, debido a dificultades para finalizar consultas previas con las comunidades, así como demoras para obtener y modificar las licencias ambientales.
Y, en 2023, Enel Green Power, la línea de negocios de la italiana Enel para este tipo de iniciativas, puso en venta el proyecto Windpeshi por los retrasos en las obras, sobrecostos y enfrentamientos con las comunidades cercanas. A pesar de los esfuerzos de la entonces ministra Irene Vélez por calmar las aguas, la empresa no quiso seguir. El año pasado, Enel también confirmó su decisión de salir definitivamente de otros dos proyectos en La Guajira: Tumawind y Chemesky.
¿Por qué ha sido tan lenta la gestión?
Los retrasos en los proyectos eólicos se deben a varios factores. Una encuesta de percepción realizada por SER Colombia arrojó que 47 por ciento de las empresas con proyectos de energía eólica y solar en el país no lograron concretar sus inversiones en 2024. La gran mayoría de estas suelen atribuir las dificultades a tres causas principales.
La primera de ellas es la obtención de los permisos ambientales y técnicos necesarios para pasar a la etapa del 'Ready to Build' de los proyectos. Pinilla afirma que los retrasos para obtener estos licenciamientos se deben principalmente a la imposibilidad de llegar a acuerdos en las consultas previas que se realizan con las comunidades indígenas.

“Cada vez que se avanza un paso, suele intervenir un actor político que empieza a cambiar las peticiones de la comunidad, lo que hace que la negociación nunca acabe. Esto es una lástima porque se trata de un departamento inmensamente rico, cuyos recursos se han quedado en manos de los políticos”, afirma el experto. Sin embargo, Pinilla reconoce que estas dificultades también pueden deberse a que “las empresas envían a personas con mucho conocimiento técnico, pero que no tienen idea de la cosmogonía wayúu”.
Otra de las causas relacionadas con la imposibilidad de concretar estos proyectos es la seguridad física y gestión de comunidades. Y uno de los grandes problemas que han tenido las empresas es la falta de estabilidad regulatoria por los constantes cambios que está impulsando el Gobierno en la regulación del sector energético, la falta de estabilidad en entidades claves como la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) y los constantes señalamientos del presidente en contra del sector.
“Energías renovables como la solar o la eólica son una alternativa para que el país tenga una oferta energética más diversa, y más limpia y competitiva en tarifas. El consumo de energía está creciendo dos veces más rápido de lo que lo está haciendo la oferta, por lo que necesitamos nuevas granjas solares y parques eólicos para que Colombia pueda atender las necesidades de energía de los colombianos y el país no se apague”, aseguró Alexandra Hernández, presidente ejecutiva de SER Colombia.
Según Hernández, aunque se necesitan inversiones iniciales importantes en la construcción de los aerogeneradores, cuando están operando tienen un “recurso infinito”, el aire, “que no tiene costos”.
¿Cuál ha sido la respuesta del Gobierno?
CAMBIO consultó con el Ministerio de Minas y Energía sobre el porqué de esas demoras en estos proyectos. La cartera respondió que “desde el Gobierno se están enfocando los esfuerzos para superar las dificultades que generalmente se presentan”, como las consultas previas y las demoras para obtener los licenciamientos ambientales. Pero estos esfuerzos no han dado resultados prometedores, al menos para el caso de los proyectos que no han logrado concretar sus inversiones.
Además, otro reto para que la energía que se genere en La Guajira llegue al resto del país es el avance de Colectora, una línea de transmisión para conectar esa energía con el resto del país, que ha tenido varios retrasos en los últimos años por las consultas previas y los trámites.

La parte sur del proyecto ya avanza en su construcción, mientras que la parte norte recibió la licencia ambiental apenas en agosto del año pasado. Grupo Energía Bogotá (GEB), la empresa a cargo de la obra, estima que puede tardar otros dos años.
El Ministerio de Minas y Energía admite que ha centrado su atención en el proyecto Colectora, con el que se busca conectar 2.3 GW de energía de los siete parques eólicos localizados en La Guajira al Sistema Interconectado Nacional (SIN).
“Logramos la expedición de la licencia ambiental para la segunda fase del proyecto Colectora, permitiendo avanzar en la construcción de la nueva subestación Colectora 500kV y la línea eléctrica en el tramo Colectora (La Guajira) y Cuestecitas (Cesar). Esta línea de transmisión es fundamental para la entrada en operación de los proyectos eólicos en estos departamentos”, afirma el Ministerio.
Según el Minenergía, este proyecto busca pasar por 14 municipios (10 en La Guajira y 4 en Cesar) y beneficiar a las comunidades indígenas de La Guajira; a los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta y a los consejos comunitarios afrocolombianos localizados en La Guajira y Cesar.
¿Cómo hacer que los proyectos avancen?
La respuesta del Gobierno es ambigua y genera incertidumbre. Según la cartera, el mecanismo más efectivo para sacar adelante estos proyectos es el diálogo. “Es importante hacer el acompañamiento de las consultas previas, socializaciones y diálogos entre las empresas y comunidades, con el fin de asegurar el buen desarrollo de los proyectos y así disminuir en la medida de lo posible las conflictividades que se generan en su desarrollo”.
Pero el tiempo pasa, las empresas están renunciando a sus proyectos y las inversiones se están frenando y los proyectos eólicos de La Guajira se están quedando sin aire.
