Entrevista con Moody's: "Entre intereses y el Fondo de Combustibles está casi todo el déficit de Colombia"

Renzo Merino, vicepresidente y analista senior de Moody’s, encargado de la calificación crediticia del Gobierno de Colombia.

Crédito: Moody's

2 Julio 2024 06:07 pm

Entrevista con Moody's: "Entre intereses y el Fondo de Combustibles está casi todo el déficit de Colombia"

Renzo Merino, vicepresidente y analista senior de Moody’s, encargado de la calificación crediticia del Gobierno de Colombia, habló con CAMBIO sobre la reciente decisión de la calificadora sobre Colombia y explicó por qué bajó la perspectiva para el país. ¿Cuáles son las preocupaciones a futuro de la entidad con respecto a Colombia?

Por: Angélica M. Gómez y Laura Lucía Becerra Elejalde

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Moody’s, la única calificadora de riesgo que mantiene el grado de inversión para Colombia, revisó en días pasados su nota crediticia para el país e informó que aunque mantiene la calificación soberana en Baa2, la perspectiva del país cambió de estable a negativa. Es decir, percibe un sesgo a la baja frente a la situación nacional. 

CAMBIO conversó con Renzo Merino, vicepresidente y analista senior de Moody’s, encargado de la calificación crediticia del Gobierno de Colombia, quien explicó las razones detrás de la decisión. Merino habló de las perspectivas fiscales del país y la necesidad de que la economía siga creciendo y se genere más confianza. 

CAMBIO: Quisiéramos empezar por el informe que presentó Moody’s sobre Colombia recientemente, con un poco más de profundidad ¿Por qué el cambio a negativa de la perspectiva de Colombia? 

Renzo Merino: Desde 2014 mantenemos la calificación de Colombia en el nivel Baa2, pese a que han ocurrido bastantes hechos relevantes que pueden afectar la calidad crediticia del país. Algo que hemos resaltado durante esos mismos años es este efecto institucional de los contrapesos y lo que implica para posibles cambios en el modelo económico del país.

También resaltamos el manejo macroeconómico prudente tanto por el lado monetario como por el fiscal, incluido el ajuste que se ha anunciado de las metas fiscales para este año. Además, estas condiciones han llevado a que, luego del deterioro a raíz de la pandemia, se presentara una corrección de algunas de las métricas de deuda del Gobierno, en particular la carga de la deuda que se ha alineado con la de sus pares de calificación. 

Sin embargo, el contexto macroeconómico y financiero para Colombia ha aumentado la probabilidad de que sea más difícil el manejo fiscal en los próximos años, más allá de 2024, que podría llevar a un deterioro de la deuda. Eso se ve reflejado en la perspectiva negativa.

CAMBIO: Usted menciona que el país mantiene su calificación Baa2 desde 2014. Con este cambio de perspectiva, ¿qué puede mejorar o empeorar para que Moody’s tome otra decisión más adelante?

R.M.: A menos de que haya un choque o una sorpresa negativa, estaremos atentos para resolver esta perspectiva negativa en los siguientes 12 a 18 meses. Eso nos pondría, probablemente, en la segunda mitad del próximo año, cuando ya tengamos información del cierre 2024, las perspectivas 2025 y lo que podría pasar en 2026 tanto en temas económicos como fiscales como también las elecciones de ese año. En ese momento vamos a evaluar cómo está Colombia. 

CAMBIO: ¿Qué podría consolidar este escenario a la baja que hemos reflejado con la perspectiva negativa?

R.M.: Que el crecimiento no se recupere del todo, en particular la inversión, y que veamos que los ingresos del Gobierno siguen por debajo de lo esperado, que se complique el manejo fiscal y también hay que ver cómo le va el Gobierno en el proceso de contención del gasto. Por otro lado, para que se estabilice el escenario tendríamos que ver, obviamente, que se cumplan las metas y que haya más certeza de que los números de deuda del Gobierno se van a estabilizar en los próximos años.

CAMBIO: ¿Cómo ven las proyecciones de crecimiento que tiene Colombia para este año, para mediano plazo y la capacidad del país para crecer?

R.M.: En nuestra última acción, en junio de 2023, ya considerábamos un escenario con una desaceleración importante de la actividad en Colombia tanto en 2023 como en 2024. Veíamos dos años de ajuste necesario después de haber experimentado un crecimiento bastante dinámico en 2021 y 2022, que conllevaron a ciertos desbalances como el aumento en el déficit de la cuenta corriente, las presiones inflacionarias, etcétera. 

Esperábamos que el crecimiento de estos años fuera cercano al 2 por ciento y de ahí la sorpresa negativa con el crecimiento que se vio en 2023, que se explica principalmente por dinámicas no tan positivas por el lado de la inversión y una recuperación económica más tenue. 

Inicialmente teníamos un pronóstico de crecimiento cercano al 1 por ciento para este año, pero estamos viendo ciertas dinámicas que están apoyando el crecimiento y que probablemente sea de alrededor de 1,5 o 2 por ciento. Nuestro pronóstico actual es 1,7 por ciento.

CAMBIO: Ustedes analizan mucho la inversión, ¿cómo ven los datos de Colombia que han tenido varios trimestres a la baja?

R.M.: Hay algunos elementos ampliamente conocidos que han afectado las dinámicas de inversión como la subida de las tasas de interés del Banco de la República por la inflación. Eso afecta al consumo, hace más costosa la inversión y limita el crecimiento, pero quizás mejore en 2024 con los recortes de tasas. 

Además, varios proyectos 4G de infraestructura se concretaron en 2022 y en 2023 no hubo nuevos proyectos por lo que la inversión cayó por efecto base. También está la capacidad de gobernar: los permisos y aprobaciones para ejecutar inversiones también ha demorado los procesos. 

Pero un elemento importante, en especial para la inversión doméstica, es la confianza, que se ha visto afectada por el ruido político que dificulta identificar cuáles anuncios van a convertirse en políticas. Sería positivo recibir anuncios que mejoren la confianza. 

Eso es importante para la calificación porque la recuperación de la inversión a partir de 2025 es necesaria para que Colombia pueda sostener crecimientos más cercanos al 3 por ciento, que obviamente ayudarían con el tema de la consolidación fiscal. 

CAMBIO: El ministro de Hacienda ya está hablando de una reforma tributaria para disminuir el impuesto de renta corporativo. ¿Qué opina Moody’s de esa propuesta?

R.M.: Hay que ver qué indica eso, si es una política muy sectorial y focalizada, o si es más amplia, porque si es más amplia eso puede llevar a un menor recaudo en el futuro y tendremos que ver medidas compensatorias, ya sea por el lado de los ingresos o por los gastos, para asegurarse que la reforma sea neutra para las cuentas fiscales. 

CAMBIO: La perspectiva de déficit de Colombia aumentó para este año a 5,6 por ciento. ¿Cómo ve este porcentaje? ¿Qué tan preocupante es?

R.M.: Un déficit de 5 por ciento del PIB o más es comparativamente alto, sobre todo teniendo en cuenta los niveles de déficits que se observaban en Colombia antes de la pandemia. Ahora, viendo la estructura del déficit, el aumento de la carga de los intereses es importante. Del déficit de 5,6 por ciento del PIB que está proyectando el Gobierno para este año, 4,7 puntos corresponden a intereses. Antes de 2021 los intereses representaban menos del 3 por ciento del PIB. Simplemente financiar la deuda está presionando las cuentas fiscales. 

Otro tema importante en las cuentas fiscales en los últimos dos años han sido los subsidios a los combustibles, el déficit del FEPC (Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles), que costó en 2023 alrededor de 1,7 por ciento del PIB. Este año se espera que los gastos asociados al FEPC estén todavía alrededor de 1 por ciento del PIB. Entre intereses y el déficit del FEPC es casi todo el déficit, y ahí se está limitando la capacidad de ajuste del Gobierno.

De ahí que sea positivo que el Gobierno haya ajustado las expectativas de gasto de este año para que el déficit no se deteriore más. Eso es positivo, pero se dio en parte porque se sobreestimaron los ingresos. 

CAMBIO: Para cumplir con sus compromisos fiscales el Gobierno propuso anticipar la regla fiscal. ¿Cómo ve esta estrategia? ¿Es responsable?

R.M.: Es un tema un poquito técnico, porque al final lo que se termina haciendo es cambiar la fecha en la que empezaba a operar la mecánica de cálculo del límite de balance primario contenido en la regla fiscal, lo que le permite al Gobierno es tener un déficit levemente más amplio del que hubiese tenido sin este cambio. Esto debe ser aprobado por el Congreso, pero el aumento en el espacio disponible por este cambio sería de 0,3 por ciento del PIB.

Para nosotros, más allá de este cambio específico, lo importante es el cumplimiento con los parámetros de la regla fiscal y lo que esto implica para la trayectoria de las métricas de deuda del Gobierno en los próximos años.

CAMBIO: El Gobierno anunció un recorte del presupuesto de 20 billones, pero cuando vemos el detalle del Marco Fiscal realmente termina siendo más de 50 billones. ¿Cómo evalúa Moody’s esta medida, que el mercado colombiano ha calificado como positiva? 

R.M.: Estamos de acuerdo. Demuestra la voluntad de las autoridades por ajustar las cuentas fiscales para asegurar el cumplimiento de la regla fiscal, eso es positivo. Hay que tener en cuenta por qué fue necesario este ajuste y en parte fue porque hubo ciertas estimaciones de ingresos que al final no se concretaron, y eso, más allá del ejercicio fiscal de 2024, será clave en el presupuesto 2025. 

Más allá de lo que se presentó en el Marco Fiscal, vamos a estar analizando en los próximos meses cuando se discuta el proyecto del Presupuesto 2025 cuáles son las expectativas de recaudo del Gobierno, teniendo en cuenta los riesgos económicos de crecimiento y el espacio limitado por los intereses, y que para el próximo año todavía se estará confrontando el déficit del FEPC. 

CAMBIO: ¿Qué efecto fiscal podrán tener las reformas y qué tanto pueden presionar fiscalmente? Ya se aprobó la pensional y queda pendiente qué pasará con la laboral y la de salud…

R.M.: Las expectativas de déficit en los próximos años que se presentaron en el Marco Fiscal no incluyen los posibles costos asociados a estas reformas. La reforma de salud, que era la más costosa dentro de la perspectiva fiscal, no se aprobó inicialmente. Vamos a ver qué ocurre. Y si llegasen a aprobarse estas reformas, hay que ver cómo se incorporarán en las expectativas de reducción del déficit en los próximos años y ante ese espacio limitado que tiene Colombia en adelante. 

Si vemos riesgo de que aumenten los gastos y de que aumente la rigidez del gasto por los costos de las reformas, eso también puede ser un factor que dificulte el proceso de cumplimiento con la regla fiscal y que haga más difícil estabilizar las métricas de deuda hacia adelante.

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