¿Qué tan cierto es que no bajar las tasas de interés también puede subir la inflación, como dice Ricardo Bonilla?

Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda de Colombia.

Crédito: Ministerio de Hacienda

15 Noviembre 2023

¿Qué tan cierto es que no bajar las tasas de interés también puede subir la inflación, como dice Ricardo Bonilla?

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, aseguró que existe la posibilidad de que, por una escasez, producto del bajo desempeño de la economía, también suban los precios. Los expertos difieren.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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En octubre pasado, la inflación se ubicó en 10,48 por ciento y, así, completó siete meses consecutivos descendiendo, luego de alcanzar un pico de 13,34 por ciento en marzo de 2023. Sin embargo, la inflación en Colombia sigue alta, en niveles que no se veían hace 23 años.

Para contener el aumento en los precios, el Banco de la República decidió comenzar hace dos años un proceso de incremento de la tasa de intervención de política monetaria, más conocida como tasa de interés. La elevó desde 1,75 por ciento hasta 13,25 por ciento, cifra en la que se mantiene estable desde mayo de este año. 

La Junta Directiva del Banco de la República ha optado por mantener quieta la tasa de intervención con el fin de que el índice de precios al consumidor (IPC) se siga moderando. Pero el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla –quien también es miembro de la Junta– ha venido haciendo llamados para que se comience a bajar la tasa de interés, para dar un mayor impulso al consumo y a la inversión y que esto derive en un mayor crecimiento de la economía. 

Incluso, el ministro ha asegurado que existen otros riesgos, como la posibilidad de que también se presente un fenómeno de inflación por otra vía: la escasez, como resultado del enfriamiento de la economía por la baja producción. 

"Estamos generando dificultades en el proceso de reactivación de la economía, y no quisiéramos llegar al otro extremo en que la inflación se dispare por escasez, que es una situación que podría darse, si no se reactiva la economía", dijo Bonilla tras la última reunión de la Junta Directiva del Banco de la República.

Sin embargo, algunos expertos difieren de la postura del ministro. 

¿Un escenario altamente improbable?

El director de investigaciones económicas de Corficolombiana, José Ignacio López, reconoce que “si bien no se puede descartar una situación hipotética en que venga un proceso inflacionario bajo esas circunstancias”, lo más usual y lo esperado es que bajar tasas genere nuevamente un estímulo a la demanda, y por ende nuevas presiones a la inflación. 

López destaca la “prudencia” del Banco de la República, y reconoce que, aunque hay indicadores de enfriamiento muy claros en la economía, en la medida en que las expectativas de inflación se mantengan altas, iniciar un proceso temprano de baja de tasas puede llevar nuevamente a una presión de demanda y de aumento de precios. 

“Por ahora el otro escenario que describe el ministro se ve más improbable. Por lo tanto, la autoridad monetaria tiene que seguir privilegiando el mantener una postura de política que vaya logrando que se dé una convergencia en las expectativas de inflación”, indica el experto. 

Munir Jalili, economista jefe para la región andina del banco BTG Pactual, sostiene también que este es un escenario de difícil ocurrencia y reiteró que lo que quería el Banco de la República con su política de tasas era que se desacelerara la demanda, y eso ya se logró. 

“El argumento del ministro va un paso más allá: él está suponiendo que, si nos quedamos en ese ambiente de tasas elevadas, la economía seguiría deprimida, y que, si la demanda vuelve y se reactiva, con la economía deprimida, se generaría un fenómeno de demanda sin oferta que podría presionar los precios al alza”, asegura Jalil. 

A partir de allí el economista dice que lo relevante, y lo que se tendría que preguntar, entonces, es cuáles son esos factores que harían que se incrementara esa demanda. 

Es algo en lo que la mayoría de analistas hemos coincidido en conversaciones y no lo tenemos muy claro: ¿Qué podría ser eso que reactive la demanda si las tasas se mantienen elevadas? Ese es el punto que necesitamos para entender esa situación. Por eso decimos que es una situación muy improbable”, concluye Jalil. 

El director del centro de estudios Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, explicó a CAMBIO que la escasez ocurre cuando hay choques de oferta o controles de precios. 

“Los choques de oferta pueden ocurrir por varios factores: climatológicos (exceso de lluvias o sequías que afectan la producción agrícola), geopolíticos (conflicto de Ucrania-Rusia que afectó el precio de la urea) o por afectaciones a cadenas de suministro (como ocurrió en la postpandemia). En Colombia afortunadamente no hemos tenido casos visibles de controles de precios, pero en otras economías de la región, como Argentina y Venezuela, este fenómeno ha sido recurrente”, comentó Mejía. 

El economista aseguró que no tiene en el radar “ningún caso en donde una desaceleración económica genere desabastecimiento. Si acaso, el efecto debería ser al revés: una caída en la demanda que genere un exceso de oferta y, por ende, una caída en precios”. Según Mejía, por eso, usualmente las recesiones están asociadas a caídas en los precios, lo que se conoce como una deflación.

El último dato de inflación, el de octubre, se ubicó en 10,48 por ciento, aún lejos de la meta de 3 por ciento que tiene el Banco de la República. Por ello Juan David Robayo, analista senior de Investigaciones Económicas en Itaú Colombia, menciona que los miembros de la junta del Banco de la República aún enfrentan dificultades para tomar la decisión de iniciar pronto el ciclo de recortes de tasa de interés.

“A pesar de que un posible escenario de escasez derivado de los incrementos de tasa de interés no se ve factible en el futuro cercano, es entendible la preocupación de que las tasas de interés elevadas rezaguen la actividad económica. Sin embargo, pensando más en un mediano y largo plazo, puede ser más costoso para la economía colombiana mantener una inflación elevada que termine afectando el poder adquisitivo de los hogares, con implicaciones en el desempeño de la economía”, dice el economista. 

La junta directiva del Banco de la República enfrenta entonces una decisión compleja, pero fundamental: encontrar ese balance y saber cuándo iniciar el ciclo de recortes de tasa de interés. 

En lo que resta del año, quedan dos reuniones de la Junta: la de noviembre y la de diciembre. Según el cronograma del banco central colombiano, en noviembre no se toman decisiones de política monetaria, de modo que al Banco solo le queda diciembre para decidir si este año se comienzan a ajustar las tasas a la baja. La expectativa del mercado es que inicie con un ajuste de 25 puntos básicos (0,25 por ciento). Falta por ver qué decisión toma la Junta
 

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