Hornitos: la historia de la panadería familiar que hoy planea expandirse por Bogotá

David Parra, gerente general de Hornitos.

Crédito: Hornitos

14 Febrero 2025 05:02 am

Hornitos: la historia de la panadería familiar que hoy planea expandirse por Bogotá

David Parra, gerente general de Hornitos, conversó con CAMBIO y habló sobre los planes de la empresa que este año aspira a un nuevo modelo 'to go', explicó cómo han consolidado a la cadena de panaderías como una compañía de familia y los retos que esto conlleva.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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Las empresas familiares son complejas. Esa mezcla entre negocios y parentesco muchas veces termina siendo un arma de doble filo, y aunque muchas de las grandes compañías del mundo están dominadas por familias poderosas, a medida que crecen, muchos de estos negocios optan porque sea un externo al círculo el que gestione la empresa. 

En Hornitos, la popular panadería bogotana, el proceso ha sido al revés. “Son muchos los retos que se van generando en el camino cuando se está al frente de una empresa. Para mí, el mayor reto en una organización de 1.250 empleados, y más siendo una empresa de familia, es saber manejar y administrar la maestría emocional y trasladar eso a la organización”, asegura David Parra, gerente general de Hornitos. 

Parra es el sexto de siete hermanos. Su papá, Bernardo Parra, fundó hace 45 años en el barrio Trinidad Galán, en la carrera 56 con tercera, el primer local de la popular panadería bogotana, que hoy tiene 22 puntos de venta, produce más de 7 millones de unidades de pan al año y maneja 550 referencias de productos entre panadería, pastelería y una carta de desayunos y platos para lo largo del día que se sirven a la mesa. 

“No es solo habilidad o inteligencia emocional, por eso hablo de maestría emocional. Hay que volverse un maestro para enseñarles a tantas personas, incluidos tus hermanos, el manejo de las emociones en un entorno de trabajo. Ese es el mayor reto de gerenciar Hornitos”, admite, en entrevista con CAMBIO, el empresario. 

Tienda Hornitos
Hoy Hornitos tiene 22 locales en Bogotá, y espera seguir abriendo de dos a tres por año. Crédito imagen: Cortesía

Del campo a la panadería

Aunque la primera panadería Hornitos abrió sus puertas en 1980, su origen se remonta a la necesidad de salir adelante que vivía años atrás una humilde familia campesina en Manta, Cundinamarca, en la que Bernardo Parra, de niño, veía cómo sus padres tenían dificultades para alimentarlo a él y a sus nueve hermanos. 

“Era un ambiente de escasez, más de necesidades no cubiertas que cubiertas, por eso en su niñez mi papá comenzó a ver que cuando a mi abuelo le iba bien con la cosecha había pan en la casa”, cuenta David Parra. 

Por esa asociación mental, en el que el pan era sinónimo de bienestar, Bernardo creció con el sueño de ser panadero, para que nunca faltara el pan en casa, porque si había pan, significaba que las cosas iban bien. Cuando tenía 13 años, y ante los problemas económicos que veía en su hogar, se escapó y se fue a trabajar a la tienda más grande del pueblo. Consiguió un puesto como ayudante de panadería. Esa fue su primera oportunidad laboral y comenzó a aprender el oficio. 

Al cabo de un par de años, Bernardo dejó Manta para irse a la capital. En Bogotá trabajó en otras panaderías en las que siguió mejorando sus conocimientos sobre el oficio. Antes de Hornitos tuvo otros dos negocios, formó un hogar y tuvo cuatro hijos. Pero luego de un tiempo se separó, y con ello se acabó su segundo negocio, también una panadería. 

El fin de ese capítulo en su vida le dio paso a otra historia, también familiar, también empresarial. Bernardo conoció a quien sería su socia y esposa en Hornitos. Era 1980, en el mismo año se casó y montó la primera de las panaderías Hornitos, aquella ubicada en el barrio Trinidad Galán. 

El naciente empresario arrendó una panadería quebrada y él mismo empezó a hacer el pan. Se levantaba temprano, amasaba, horneaba y vendía. Su esposa trabajaba de manera independiente y todos sus ahorros se iban a la panadería, ella fue su inversionista. 

El primer eslogan de Hornitos era “excelencia y calidad que se distingue”, porque esa era su meta, que sus panes fueran conocidos en el barrio como los mejores, pero también quería que las personas se sintieran bien, como en familia. No quería una cigarrería o una tienda de barrio, sino una panadería en toda regla. 

Ahora, ¿por qué Hornitos se llama así? Bernardo recordaba que de niño cuando había una ocasión especial, la manera de celebrar era ir todos a un hornito de piedra que había en la vereda a comer almojábana

“Mi papá conmemora mucho ese lugar, y recuerda que iba con sus hermanos y su mamá en momentos que fueron importantes para su familia. Cuando mi papá se casó con mi mamá y quiso volver a arrancar dijo: ‘quiero tener los hornitos de Bogotá’”, dice David Parra. De ahí viene el nombre de la empresa.

Hornitos
La empresa vende al año 7 millones de panes. Crédito imagen: Cortesía. 

La complejidad de una empresa familiar

Para Bernardo Parra la panadería y la familia iban de la mano y comenzó a vincular a sus hijos al negocio desde que eran muy jóvenes. Los cuatro hijos que tuvo de su primera unión se fueron a vivir con el matrimonio, que tuvo tres hijos, y los siete crecieron juntos. David es el sexto de los siete hermanos, uno de los menores.  

“Desde muy pequeños, en la medida que íbamos cumpliendo 13 años, nos iban vinculando al negocio. Digo yo que Hornitos tenga 45 años y tiene 22 tiendas es porque el plan de sucesión de Hornitos no nace de unas consultorías, sino de un proceso de crianza y de amor por el oficio”, asegura su actual gerente. 

Hace más de 15 años, en 2008, los hermanos empezaron un proyecto: ‘Hornitos soñando en grande’. Cada uno tenía una profesión distinta, pero decidieron organizar el negocio como una empresa de familia, más allá de un negocio de papá e hijos. 

“En ese momento realmente no teníamos una expectativa o métrica de números o puntos de venta. Ahí es donde entro yo a la compañía a montar un negocio de gestión alrededor de todos los procesos”, recuerda David, quien es ingeniero de producción y se especializó en marketing estratégico. 

En su pregrado y formación profesional siempre le gustaron los procesos y sistemas de gestión de calidad. Había trabajado tres años en Nutresa en el departamento de mejora continua y eso le permitió entrar a mirar cada uno de los procesos corporativos que quería organizar con sus hermanos según las aptitudes y conocimientos de cada uno. 

“Inicialmente era el ingeniero de procesos, iba estructurando la ruta interna de la compañía y entregando a cada uno un proceso diferente. Todo partió de un plan de funcionar como una empresa de familia. Luego hicimos un protocolo de familia y uno de gobierno corporativo”, explica. 

En ese camino un punto de inflexión para Hornitos fue la apertura de su nueva planta de producción en 2017. Ahí Bernardo Parra les dijo: ‘Ustedes están listos para tomar la gerencia de la empresa”. Y casi que al unísono todos los hermanos respondieron lo mismo: David debía asumir el cargo, en el que hoy, a sus 40, ya lleva ocho años. 

David Parra, gerente de Hornitos
David Parra, gerente general de Hornitos. Crédito imagen: Cortesía. 

Aunque su fundador sigue activo y cercano al negocio, la segunda generación es la que administra Hornitos actualmente. La mayor de los hermanos, Sandra, es la líder de calidad en la planta; Javier, el segundo, es gerente de innovación y desarrollo y se encarga de toda la producción. “Es quien heredó todas las recetas y la parte de formulaciones. Es nuestro maestro panadero actualmente”, explica el gerente general de Hornitos.

Alexis, el tercer hermano, es el gerente de logística y está al frente de toda la cadena de suministro; Carolina, la siguiente en edad, es la chef corporativa, mientras que Luis, el quinto de los hermanos, siempre mostró una pasión por los números y es el gerente financiero. La menor de todos, Nataly, es la gerente de gestión humana. 

La conquista de Bogotá

El crecimiento organizado de Hornitos como una empresa familiar le ha permitido crecer y pasar de esa pequeña panadería de barrio a una empresa con 22 locales y una planta de producción, ubicada en la Avenida Las Américas. Ahora, la meta a corto plazo es seguir expandiéndose y conquistar la ciudad. Así se llama la estrategia de la marca para los próximos tres años: la conquista. 

“Nuestro modelo de producción asegura pan fresco. Cada día horneamos y distribuimos en las noches en las tiendas. En los puntos de venta apenas se hornea 1 por ciento del portafolio, el 99 por ciento se hornea en la planta. Nuestra logística es realmente compleja, y más con la movilidad de Bogotá”, admite el empresario.

A 2028 esperan llegar a la mayoría de los barrios que el negocio les permita. “Estamos haciendo aperturas con capital propio, más que el número de tiendas, el objetivo es sostener las tiendas actuales, rentabilizarlas y no perder el mercado que estas van conquistando”, dice el empresario. 

La idea es seguir con un ritmo de entre dos a tres aperturas por año y complementar eso con un nuevo formato que iniciará este 2025 para acercarse a más bogotanos, más orientado hacia la panadería de paso o la panadería dentro del barrio.

Hornitos
La cadena de panaderías lanzará otro formato más sencillo para llegar a más barrios. Crédito imagen: Cortesía. 

Este formato se orienta a ese momento de la mañana en que vamos para el trabajo y necesitamos pasar por algo rápido que alimente, sepa bien, y tenga sabor a casa, o ese momento de regreso a casa, en que necesitamos ir con nuestras familias, para las onces de la tarde. Será una especie de Hornitos to go, más enfocado en el negocio de panadería y pastelería y algunas cosas de café menú, pero sin servicio a la mesa”, anuncia Parra. 

Hornitos no se plantea por ahora salir de la ciudad, aunque no descartan algún punto en uno de los municipios aledaños a la ciudad. “Queremos ser la panadería de barrio más querida por los bogotanos”, dice el empresario. 

La familia Parra no tiene afán, y esta segunda generación sabe que detrás de ellos vienen sus hijos. Todos los hermanos ya tienen hijos, David, por ejemplo, tiene dos. Algunos ya son grandes, otros apenas bebés. Por lo que ya hay una tercera generación robusta, de 17 personas, que en unos años tomará las riendas de una empresa que hoy acompaña una buena parte de los desayunos y onces de los bogotanos.

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