Benjamín Netanyahu: ¿se beneficia políticamente de los ataques de Hamás a Israel?

Crédito: Reuters

17 Octubre 2023 05:10 pm

Benjamín Netanyahu: ¿se beneficia políticamente de los ataques de Hamás a Israel?

El controvertido primer ministro vive un momento que analistas consideran extraño para su gobierno de unidad, por cuenta de los ataques de Hamás. Sin embargo, también lo acusan de haber alimentado al grupo terrorista.

Por: Redacción Cambio

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No hace mucho, las calles de Israel se inundaron de personas pidiendo la salida del primer ministro Benjamín Netanyahu. No era solo la sociedad civil, militares retirados, jefes de inteligencia y seguridad, exjueces y figuras importantes de los negocios de ese país alzaron la voz sin éxito. Durante meses miles de habitantes le exigieron que echara para atrás una reforma judicial que le quitó poder a las cortes del país para tumbar movidas gubernamentales. Con eso, y su control de las mayorías en el Parlamento, su coalición ha tenido el camino libre para hacer y deshacer, a pesar de tener múltiples escándalos de corrupción. Aunque ahora vive un momento de unidad política tras los ataques de Hamás y su respuesta hacia Gaza —que ha afectado de forma abrumadora a la población civil—, una encuesta reciente revela que el 56 por ciento de los israelíes judíos quieren que renuncie cuando termine la crisis.

La periodista de asuntos globales Frida Ghitis escribió a mediados de este año en CNN Opinion que tendría que suceder un cambio repentino en Israel para evitar que Netanyahu fuera por siempre recordado como “el hombre que sirvió a los intereses de los enemigos de Israel, dividiendo al país en bandos enfrentados amargamente”. Parece que eso fue justamente lo que sucedió ahora, por cuenta del ataque de Hamás. Un grupo de reservistas del ejército de ese país —que había protestado en su contra— está apoyando su causa en contra del grupo armado y de la población de Gaza, que ha dejado más de 2.800 muertos, miles de personas sin comida, agua y con muchas dificultades para escapar de la sitiada franja.

Bethan McKernan, periodista en Jerusalén, escribió para The Observer que, en cualquier otra circunstancia, sería impensable que Netanyahu pudiera aliarse con alguien del espectro político del país. Durante toda su carrera se ha encargado de quemar cualquier tipo de puente con otros, incluyendo a algunos de la derecha. Pero ahora conformó una alianza para adelantar los ataques en contra de Gaza, no solo con su partido, sino con el apoyo de uno de sus grandes críticos del centro político: Benny Gantz.

No obstante, un sondeo citado por The Jerusalem Post, The Guardian y otros medios internacionales, hecho por la compañía israelí Dialog Center, halló que más de la mitad de los encuestados quiere que Netanyahu se vaya cuando termine la crisis. El 86 por ciento de las personas, incluyendo al 79 por ciento de quienes apoyan la coalición de ultraderecha, consideran que lo sucedido en el ataque de Hamás es un fracaso del liderazgo de Israel. A pesar de las alertas y la denominación oficial como grupo terrorista que hizo Estados Unidos sobre Hamás, Netanyahu había ignorado en los últimos años la amenaza que podía representar, como explicó Paul Nuki, editor de Seguridad Global del medio británico The Telegraph.

De hecho, muchos ven al hombre que lleva más de 13 años conduciendo el país con políticas de ultraderecha, como uno de los responsables de empoderar a Hamás. Así lo explicó el corresponsal del diario Times of Israel Tal Schneider, quien escribió que Netanyahu ha buscado prevenir cualquier establecimiento de un Estado palestino: “Durante años, los varios gobiernos liderados por Benjamin Netanyahu tuvieron un método que dividió el poder entre la Franja de Gaza y Cisjordania, poniendo al presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas de rodillas, mientras tomaba medidas que apuntalaban al grupo terrorista Hamás”.

También se ha opuesto absolutamente a la llamada “solución de dos Estados”, en la que se contempla la idea de que Israel y Palestina puedan coexistir en paz: ha evitado las negociaciones, con el respaldo de la extrema derecha de su coalición. Posiblemente, esto ha alimentado a Hamás, que pasó de ser un grupo terrorista pequeño a uno mucho más poderoso, como escribe en su columna Nuki y cita al columnista del medio Haaretz, Dmitry Shumsky.

De cualquier forma, es difícil, por el momento, saber cuál será el futuro del líder de la derecha y de la región. Aunque Estados Unidos y Europa han sido cuidadosos de no condenar en exceso sus ataques en contra de la población gazatí –sobre los que hasta Naciones Unidas, a través de su relatora Francesca Albanese, manifiesta gran preocupación– Netanyahu está en un momento que también podría ponerlo contra las cuerdas por las posibles violaciones al derecho internacional humanitario en las que podría estar incurriendo. La justicia tendrá que definirlo.

Así mismo, no está claro qué pasará una vez baje la marea de la crisis interna. Dahlia Scheindlin, estratega política, escribió para The Guardian que “las nuevas cicatrices de Israel nunca se curarán”, puesto que “la unidad de la crisis solo es una pausa para las divisiones profundas en la sociedad israelí”.

 

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