¿Para qué sirven la COP de Biodiversidad? Estos son los hitos más importantes desde la primera edición

En 1992, a seis meses de la caída de la Unión Soviética, más de cien países se reunieron en un evento global enfocado en el cuidado de la naturaleza: la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo o la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro, Brasil. Allí, los representantes y voceros de 179 estados se enfocaron en discutir cómo las actividades humanas afectan al planeta.

También se establecieron las siguientes metas clave: preservar la biodiversidad, usar los componentes naturales de forma sostenible y compartir de manera justa y equitativa los beneficios genéticos de las fuentes naturales.

Uno de los documentos clave surgido de dicho espacio fue la Convención sobre Diversidad Biológica, que para junio de 1993 habían firmado 168 países y que comenzó a regir en diciembre del mismo año. La primera Conferencia de las Partes (COP) del Convenio de Biodiversidad Biológica, en donde se comenzaron a analizar los retos del documento, se llevó a cabo en Nassau, Bahamas, en 1994.

Se trata de uno de los eventos más importantes del mundo en materia de conservación. Sin embargo, Estados como Estados Unidos y el Vaticano no forman parte de la convención, que es legalmente vinculante siempre y cuando los países la ratifiquen. Esto quiere decir que, en teoría, los Gobiernos están obligados a cumplir con lo que se acuerda en el evento.

Entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, Colombia será la sede mundial de la edición 16 de la COP de Biodiversidad, un espacio de relevancia fundamental para la conservación de la naturaleza de los países que conforman Naciones Unidas, con 193 países parte del convenio en la actualidad. Se trata del encuentro internacional más importante que se haya hecho en Colombia, pues ha sentado los parámetros de conservación de biodiversidad en el mundo.

Algunos hitos de las COP de Biodiversidad

En 1995 se celebró la segunda edición de la COP de Biodiversidad en Yakarta, Indonesia. Allí nació la Declaración de Yakarta sobre biología marina y costera, y los voceros presentes de todos los países se comprometieron a tomar medidas inmediatas para la conservación y el uso sostenible de de la biodiversidad de los océanos.

En 1998, cuando se realizó la COP4 en Bratislava, Eslovaquia, nació la Iniciativa Global de Taxonomía -la ciencia de la clasificación de los grupos animales y vegetales, según la Real Academia Española-, como respuesta a “la capacidad insuficiente para identificar especies en múltiples países en desarrollo, donde suele haber acceso limitado a referencias y literatura taxonómica”.

Otro hito relevante, entre muchos logrados en las COP, fue la Adopción del Plan Estratégico para el Convenio sobre Diversidad Biológica (2002-2010), firmado en La Haya, Países Bajos, en la COP6. Allí también se creó el grupo de expertos enfocados en áreas protegidas.

La COP10, con sede en la ciudad japonesa de Nagoya, fue una de las más relevantes, pues dejó como conclusión la Adopción del Plan Estratégico para la Biodiversidad para los siguientes diez años y las llamadas Metas Aichi; la adopción del protocolo para el Acceso a los Recursos Genéticos y la Participación Justa en los Beneficios Derivados de su Uso -un tema del que hablará Colombia en la COP16-, y la Adopción del marco para la implementación de la Estrategia de Movilización de Recursos, como anota WWF en un documento.

En 2015 la COP  se realizó en Montreal, Canadá, después de posponerse dos veces por cuenta de la pandemia. Allí se llegó a un acuerdo para la conservación de la biodiversidad, de cara al  2030, que consistía en adoptar el nuevo Marco Global de Biodiversidad Kumming-Montreal y también se habló de la creación del fondo fiduciario en el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).

Las críticas

Una de las críticas más frecuentes a estos eventos es la brecha financiera entre lo prometido y lo que se lleva a cabo después en cada país.

Como escribió Jihed Ghannem, oficial de comunicaciones del secretariado de la Convención para la Diversidad Biológica, se espera que en la COP16 los países avancen en cerrar este espacio vacío de 700 billones de dólares por año, y "trabajen de la mano para alinear los flujos financieros con el Plan de Biodiversidad".

Lo anterior también está relacionado con la falta de plata para llevar a cabo las metas ambiciosas que siempre se plantean, especialmente en países pobres y del sur global.

Sumado a eso, la ausencia de voluntad política también tiene implicaciones importantes y suele ser una de las críticas frecuentes al evento, incluyendo el que Estados Unidos no sea parte del convenio.

No deja de ser paradójico que, como resalta un artículo publicado en la revista Sustainable Development Law & Policy en 2010,"fue Estados Unidos el que defendió la idea de un Tratado sobre Biodiversidad en la década de 1980, y fueron influyentes para que el esfuerzo despegara a principios de la década de 1990".

Así mismo, es frecuente oír la crítica sobre la falta de inclusión de las comunidades indígenas y originarias en los planes de conservación de la biodiversidad, un tema en el que también quiere enfocarse Colombia en la COP16. La ONG Amigos de la Tierra, por ejemplo, ha dicho que es vital recalcar el rol de los pueblos locales en el marco mundial sobre biodiversidad. 

"Consideramos que los derechos de las comunidades están profundamente entrelazados con la protección de los ecosistemas en los que viven. Cuando las grandes empresas invaden esos territorios, las defensoras y defensores ambientales dan un paso al frente para proteger a sus comunidades, su entorno y los recursos naturales", señalaron en 2022.

Esto se suma un cuestionamiento que tiene que ver con la predominancia de supuestos intereses económicos en la toma de decisiones, denunciado, por ejemplo, por el World Wide Fund for Nature.