Daniel Coronell
10 Abril 2022

Daniel Coronell

LUIGIPETROL

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Iván Duque quiere dejarle montada a su sucesor la junta directiva de la principal empresa del país. El actual directorio de Ecopetrol debía terminar su período de dos años en 2023. Sin embargo, hace unos días en la asamblea de la petrolera de mayoría estatal se levantó una desconocida accionista llamada Maura Ramírez y propuso duplicar la duración del período de los actuales directores diciendo que su gestión ha sido “fantástica”. La voz de doña Maura inmediatamente fue recogida por los representantes del gobierno, que es el mayor accionista de la empresa, y sin discusión alguna cambiaron en el acto los estatutos de la compañía.

Esto quiere decir que el próximo presidente de Colombia quedaría amarrado, hasta 2025, a la junta elegida mayoritariamente por Iván Duque y sus subalternos. 

Para nadie es un secreto que uno de los temas más discutidos en la campaña electoral ha sido el manejo de la política energética. La jugadita de Duque busca extender su sombra sobre el próximo gobierno y además privilegiar a quien fuera su superior, Luis Guillermo Echeverri, a quien todo el mundo llama Luigi. Un jugador de polo, montador de caballos y rejoneador de toros o “caballero en plaza”, como le gusta que lo llamen.

Luigi Echeverri fue el jefe de Iván Duque en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington D.C. En una reciente entrevista con la Revista Bocas, en medio de metáforas agropecuarias, Luigi describió la relación que tuvo con su subalterno Duque en el BID: “Yo hacía mi parte como director y él realizaba el trabajo técnico”, después matiza su afirmación elogiando la capacidad del hoy presidente.

Esa es una versión. La senadora María Fernanda Cabal, miembro como Luigi del partido de gobierno Centro Democrático, describe la relación entre Luigi y Duque en términos diferentes: “Duque es puesto por Fabio Echeverri Correa porque Duque fue el muchacho inteligente y aplicado que mandó para acompañar al vago de su hijo, que no sirve pa un culo, que es Luigi Echeverri”, afirmó en una conversación publicada por Cambio

Como sea, Luigi se convirtió en el mánager de Duque, fue el gerente de una campaña en la que el único mérito del candidato consistía en repetir a toda hora que él era el que había dicho Uribe. Lo hizo con la misma devoción con la que Federico Gutiérrez pretende ocultarlo en su actual campaña.

A Luigi le ha ido bien en el gobierno de Iván Duque. Desde 2019 está en la junta directiva de Ecopetrol paradójicamente en calidad de independiente –¿Independiente? Santafé, diría Jaime Honorio González–, Luigi ha ocupado además la presidencia de la junta de la petrolera cuyo mayor accionista es el Estado y se vanagloria de haber nombrado al presidente ejecutivo Felipe Bayón. 

La influencia del rejoneador se ha extendido bajo la sombrilla de su viejo subordinado Iván Duque. Así ha llegado a la junta de la Cámara de Comercio de Bogotá y de Telefónica Colombia. De acuerdo con la página de esta empresa: “Actualmente es asesor y consultor de las Compañías Cables de Energía y de Telecomunicaciones SA. – Centelsa S.A., Towers S.A.S y JLT Colombia Wholesale Ltda”.

Es un pasajero habitual del avión presidencial. Luigi Echeverri y su hija Rafaela Francisca fueron invitados del jefe de Estado a la expedición Bogotá-Madrid-Santiago de Compostela-Washington D.C.-Nueva York-Bogotá. En su escala en Washington el FAC 001 recogió además a Elsa Rodríguez, la actual compañera sentimental de Luigi, para que pudiera unirse al paseo.

El gobierno de Iván Duque le ha resultado tan próspero y placentero a Luigi que --en singular muestra de desconexión con la realidad-- aseguró en su reciente declaración que: “Si existiera la reelección, no dudo de que reelegirían a Duque”. 

Es natural que Luigi lamente el fin de la administración de Iván Duque, tan lesiva para la mayoría de los colombianos pero tan provechosa para él. Lo increíble es que vayan a extender hasta el próximo gobierno la presencia de este caballista en la junta directiva más importante del país.

Aún más ofensivo para la inteligencia de los colombianos resulta que pretendan hacer creer que la autora de semejante jugada sea la pequeña accionista Maura Ramírez, cuando a la legua se ve quiénes son los beneficiados con el cambio del articulito. 

Por cierto, doña Maura, además de pequeña accionista, resultó empleada de Ecopetrol. La labor que lisonjeramente describió como “fantástica” es la de sus jefes.

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