Daniel Coronell
24 Mayo 2020

Daniel Coronell

¿Qué calla Cayita?

Seguramente muchas cosas quedarían claras si Cayita, golpeada ahora por la ingratitud, se decidiera a contar todo lo que sabe.

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Hay por lo menos tres asuntos sobre los que debería conocerse la versión de María Claudia Daza Castro, quien fuera por largo tiempo la asistente del expresidente Álvaro Uribe. Cayita, como la llaman, renunció hace un poco más de dos meses a la Unidad de Trabajo Legislativo del senador Uribe. Lo hizo en medio del escándalo de la ñeñepolítica, destapado por los periodistas Gonzalo Guillén y Julián Martínez. De su poderoso puesto la sacó un trino de su jefe, después de la divulgación de una conversación entre ella y el Ñeñe Hernández donde hablan de la financiación de los votos de la campaña presidencial de Iván Duque en La Guajira. Ella dice “A mí me tiene protegida la sombrilla de mi jefe” y el Ñeñe afirma “hay que salir a buscar…a buscar  plata por debajo de la mesa”.

Esta operación político-financiera “por debajo de la mesa” no es el único asunto sobre el que valdría la pena oír la versión de Cayita.

Hace un tiempo, el portal periodístico Cuestión Pública reveló una investigación titulada “El apartamento de soltero”. Allí cuentan que en 1979, Álvaro Uribe le vendió un apartamento en Bogotá a Israel Londoño, el esposo de Fresia Ochoa Vásquez. Fresia es hermana de Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa Vásquez; jefes del Cartel de Medellín al lado de Pablo Escobar.

La investigación muestra que para esa época ya existía información sobre las actividades ilícitas de varios miembros de la familia Ochoa y que los nombres de Israel Londoño y de Fresia Ochoa están en un memorando de la DEA. (Ver vínculo https://cuestionpublica.com/apartamento-soltero-uribe-ochoa/ )

La publicación tuvo lugar el 18 de mayo de 2018,  nueve días antes de la primera vuelta presidencial que terminó encabezando Iván Duque.  Y es ahí donde entra el nombre de Cayita. En poder de la justicia hay al menos dos interceptaciones donde ella habla del reportaje antes de su publicación, quizás basada solamente en las preguntas que el periodista David Tarazona le envió al expresidente Uribe para incluir su versión en el artículo.

La primera llamada es el 3 de mayo con Fabián Arturo Rojas, para esa época también miembro de la UTL del senador Uribe, a quien, según la transcripción del CTI, le cuenta que “le están buscando la caída a él (a Uribe) por todas partes, de cuestión pública, un apartamento, y resulta que el tipo, uno de los apartamentos era de los hermanos Ochoa”.

La segunda comunicación, al día siguiente, es con alguien a quien llama Luigi: “Yo tengo que llamarte de un número privado, ¿a dónde te marco pa contarte algo como delicado que me acaban de decir?”.  A lo cual Luigi responde: “llámame ya por WhatsApp, aquí mismo”. El número registrado en el informe del CTI corresponde al de Luis Guillermo Echeverri, gerente de la campaña presidencial de Iván Duque.

Las comunicaciones comprueban que Cayita actuaba como puente para temas sensibles entre la campaña de Duque y la oficina de Álvaro Uribe.

La segunda pregunta para Cayita tiene que ver con sus gestiones ante entidades públicas: ¿era algo que ella hacía por su cuenta o el senador Uribe las conocía?

Esta semana el abogado Camilo Enciso, director del Instituto Anticorrupción, reveló en una entrevista con la W Radio y una documentada columna en El Espectador, una visita de Cayita a la entonces directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Juliana Pungiluppi. (Ver vínculo https://www.elespectador.com/opinion/entre-primo-y-primo-columna-920362 )

La agenda de la directora señala que el 28 de agosto del año pasado Cayita tenía cita con ella. El registro de ingreso muestra que el mismo día y con minutos de diferencia también llegó al edificio un llamativo personaje.

Se llama Nixon José Caez Jiménez y es el representante legal de Fundación Amigos de la Comunidad de Colombia (FAMILCOBB). Una fundación que desde 2016 ha recibido 35 contratos de las regionales del ICBF en La Guajira, Córdoba, César, Sucre, Magdalena y Atlántico. El Instituto Anticorrupción encontró que los contratos fueron firmados sin licitación, por contratación directa, y suman más 33.000 millones. En 2020 la fundación se ha ganado 13 de esos contratos.

¿Qué tenía que hacer en la dirección del ICBF, y con este contratista de la entidad, la asistente del jefe del partido de gobierno?

El último interrogante sale de la declaración, bajo juramento, del cuestionado abogado Diego Cadena en la Corte Suprema de Justicia. Allí dijo que Cayita Daza le habló de un posible testigo en Miami: “Hablaba de un señor Sabogal y dentro de lo que puedo recordar, ella decía que tenía información de que estas personas tenían una información que podría interesar al proceso. No recuerdo a qué proceso, pero nunca me reuní con esas personas”

El abogado, tan desmemoriado, solo recuerda que el testigo Sabogal como que era de Cartago. ¿Quién es Sabogal y cuál es su importancia en todo esto?

Seguramente muchas cosas quedarían claras si Cayita, golpeada ahora por la ingratitud, se decidiera a contar todo lo que sabe.

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