Ariel Ávila: ‘No hay evidencias de que en el escándalo de la UNGRD Petro haya dado la orden’
9 Mayo 2025 10:05 am

Ariel Ávila: ‘No hay evidencias de que en el escándalo de la UNGRD Petro haya dado la orden’

Gustavo Petro, presidente de la república, y Ariel Ávila, senador.

Crédito: Fb Gustavo Petro

El senador del Partido Alianza Verde hace una radiografía de la gestión del presidente de la república, del impacto que va a tener en su Gobierno la detención de los expresidentes del Senado y de la Cámara, Iván Name y Andrés Calle, y del canibalismo de la izquierda que hoy se refleja en la guerra entre María José Pizarro y Gustavo Bolívar.

Por: Armando Neira

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Ariel Fernando Ávila Martínez (San Bernardo, Cundinamarca, 1983), es politólogo y magíster en sociología de la Universidad Nacional, experto en conflicto armado, seguridad urbana y senador de la república por el Partido Alianza Verde. Ahora presenta el libro Así gobierna Gustavo Petro: entre la ruptura, los escándalos y la esperanza.

CAMBIO: Para empezar, ¿usted es petrista? ¿Y usted también está en la lista de los desencantados?

Ariel Ávila: La respuesta se la daré en tres sentidos para evitar confusiones. Primero: voté en la primera vuelta de 2022 por (Sergio) Fajardo y en la segunda por Petro. Voté por un ideal de cambio y por una sociedad distinta a la que teníamos, y de eso no me arrepiento. Segundo: sabía que el país estaría convulsionado y patas arriba; eso no me ha sorprendido. Lo que sí me ha sorprendido –y lamento profundamente– son los escándalos de corrupción y la mala administración. Tercero: por eso he respaldado las reformas que considero necesarias para el país y me he distanciado de aquello que creo negativo, como en su momento el Código Electoral.

CAMBIO: ¿Entonces?

A.Á.: Para el petrismo radical soy un tibio fajardista y para la derecha extrema, un izquierdista radical.

CAMBIO: Publica usted el libro: Así gobierna Gustavo Petro: entre la ruptura, los escándalos y la esperanza. En su opinión, ¿cuál de estos factores pesa más en su gestión?

A.Á.: El primer capítulo del libro se llama 'Realidades paralelas' y dicho título no es un capricho ni un intento intelectual de confundir al lector. Es un esfuerzo por plasmar las distintas interpretaciones que existen sobre el Gobierno de Petro. Para algunos, no lo dejan gobernar; para otros, su mandato ha estado marcado por escándalos y desgobierno. Al final, ambas narrativas terminarán imponiéndose: que ha gobernado mal y que no lo han dejado.

CAMBIO: De cualquier manera, ha sido muy distinto a sus antecesores...

A.Á.: Sí. Hay escándalos que lo acompañarán hasta el último de sus días, como los que envuelven a su familia. Ha tomado decisiones sin precedentes, como nombrar a un militar en el Ministerio de Defensa, algo que ni Uribe ni Duque hicieron. También hay actos que representan una ruptura con el mundo político tradicional colombiano.

Ariel Ávila
El senador Ariel Ávila, Partido Alianza Verde, lanza su libro Así gobierna Gustavo Petro: entre la ruptura, los escándalos y la esperanza.

CAMBIO: ¿Qué impacto cree que va a tener en el ámbito político la detención de los expresidentes del Senado y de la Cámara, Iván Name y Andrés Calle?

A.Á.: En el Congreso se sabía que la detención de estas dos personas era inminente, a nadie sorprendió. Tampoco sorprendió que, debido a su comportamiento previo, estuvieran involucradas en un escándalo. Igual puede decirse de Sandra Ortiz. Así que todo el mundo político lo esperaba. Sin embargo, el impacto institucional es demoledor. Imagínese esto: ¿en qué país del mundo el presidente recién salido del Senado va a la cárcel y el de la Cámara también?

CAMBIO: Es un golpe demoledor...

A.Á.: El impacto es durísimo para la imagen del Congreso, de los partidos políticos a los que pertenecen estas personas y, sobre todo, para el Gobierno. La legitimidad de todo el sistema político queda en entredicho y no será fácil de reparar; tomará años.

CAMBIO: ¿Por qué el presidente acusa a Name con el argumento de que hubo un robo de plata del erario, pero omite que fueron funcionarios de su Gobierno quienes la entregaron?

A.Á.: Vea cómo es esto: al presidente del Senado lo eligió la oposición; Centro Democrático y Cambio Radical le hicieron la campaña a Name. El oficialismo tenía otra candidata. El presidente de la Cámara sí era oficialista y provenía de la vieja clase política cuestionada del sur de Córdoba. Antes del escándalo, la oposición alababa a Name –le llegaron a decir héroe– y criticaban a Calle. El oficialismo hacía lo contrario: criticaba a Name y apoyaba a Calle.

CAMBIO: ¿Y?

A.Á.: Así las cosas, cada sector quiere imponer su narrativa. El presidente enfatiza que Name era un corrupto de oposición y evita hablar de Calle o de que varios de sus exfuncionarios habrían estado, presuntamente, implicados en el escándalo. La oposición, por su parte, omite que ellos promovieron a Name como presidente del Senado. Entonces, el presidente está desviando la atención.

Ariel Ávila
En el Congreso se sabía que la detención de estas dos personas era inminente, a nadie sorprendió, dice el senador Ariel Ávila sobre la captura del expresidente del Senado Iván Name; y el expresidente de la Cámara Andrés Calle. 

CAMBIO: ¿Cree que esto apenas comienza?

A.Á.: Así es. Aún falta conocer la verdad desde el Gobierno. Hasta ahora tenemos a la supuesta intermediaria, es decir, quien llevó el dinero –Sandra Ortiz–, tenemos a quienes presuntamente lo recibieron –Name y Calle–, y sabemos de dónde salió la plata: Olmedo y Pinilla. Falta saber quién dio la orden. A este escándalo todavía le faltan uno o dos hervores.

CAMBIO: ¿Hasta qué punto es responsable el presidente Petro en este escándalo?

A.Á.: Esa pregunta también tiene varias respuestas. La primera es determinar si él, el presidente Petro, dio la orden. En mi libro se analiza ello y no encuentro evidencia de eso. En lo personal, considero que, al presidente, se le puede acusar de muchas cosas menos de ser corrupto. Segundo, sin embargo, le cabe toda la responsabilidad política, pues él fue el que nombró a Olmedo López, Sandra Ortiz y los demás funcionarios salpicados en el escándalo, no puede salir entonces con el discurso de escurrir el bulto. Tercero, aún este escándalo no termina.

CAMBIO: De vuelta al libro. Usted habla de canibalismo de izquierda. ¿Cómo resume este fenómeno en el actual Gobierno?

A.Á.: Hay un largo texto dedicado a mostrar los múltiples ejemplos de ese canibalismo en la izquierda y en el actual Gobierno. Solo nombraré dos ejemplos. Primero, la absurda y brutal guerra entre (María José) Pizarro y (Gustavo) Bolívar, sobre todo, de este último contra la primera. Pareciera que sus decisiones políticas las toman para sabotear al otro y en el Gobierno parecen estar divididos entre los que apoyan al uno o a la otra. El segundo ejemplo, es el autosaboteo entre funcionarios públicos, el que llega a un nuevo cargo se dedica a sabotear al anterior y en golpear a sus compañeros ministros. Todo esto lleva a que existan bandos y saboteo en la ejecución. Pero es mejor leer el libro para ver esos múltiples ejemplos. 

CAMBIO: Se usa mucho la palabra ‘cambio’. Para usted, ¿qué significa cambio?

A.Á.: También le dedico varias páginas a esa discusión en el libro. Para muchos, 'cambio' es sinónimo de un reformismo profundo, como las 51 reformas anunciadas por el Gobierno, sobre todo las sociales: pensional, educativa, de salud y laboral. Para otros, significa un cambio de élites en el poder político.

Ariel Ávila
"En lo personal, considero que, al presidente, se le puede acusar de muchas cosas menos de ser corrupto. Sin embargo, le cabe toda la responsabilidad política, pues él fue el que nombró a Olmedo López, Sandra Ortiz y los demás funcionarios salpicados en el escándalo", dice el senador Ariel Ávila. 

CAMBIO: ¿Cómo qué?

A.Á.: Por ejemplo, solo en un Gobierno como este una mujer indígena podía ser embajadora en la ONU. O que dos indígenas llegaran a integrar la Comisión Primera del Senado: en su momento, la senadora Aída Quilcué y el senador Estrada, quien luego pasó a otra comisión. Para otros, el cambio implica un viraje en las políticas públicas y en las prioridades del país. Para mí, es una mezcla de las tres cosas. Por eso el libro habla de rupturas, que es más que el reformismo tradicional.

CAMBIO: ¿Por qué cree que el Gobierno se quedó tan corto en la ejecución?

A.Á.: El rastreo a esta pregunta y su respuesta si es muy clara en el libro y se encuentran múltiples evidencias. Hay una mezcla de tres cosas. Por un lado, inexperiencia y ausencia de equipos técnicos en varios cargos. En segundo lugar, miedo de muchos funcionarios a implementar y ejecutar debido a consecuencias judiciales. Varios de los escándalos llevaron a que muchos funcionarios prefirieran no hacer nada por el miedo judicial. Por último, cargos vacantes y nombramientos en propiedad vacíos.

CAMBIO: ¿Esto último es particularmente grave?

A.Á.: Por supuesto. Imagínese: llevamos más de dos meses sin director o directora en propiedad del Departamento Nacional de Planeación (DNP), y estamos a cinco meses de la ley de garantías. Así es imposible ejecutar.

CAMBIO: Usted es un estudioso del conflicto armado. ¿Cuál es su opinión para que la paz total esté así?

A.A.: Una mezcla de factores, una tormenta perfecta. Cuatro son esos factores. Por un lado, hubo una falta de método increíble, ceses al fuego sin protocolo, negociaciones sin marco jurídico, o ausencia de planeación en decisiones de mediano plazo. En segundo lugar, una explosión de economías ilegales; el precio del oro se disparó de forma increíble, entonces la minería ilegal está desbordada, con la tragedia ambiental que eso significa; igualmente el precio de la droga comenzó a aumentar desde finales del año pasado, igual ocurre con la trata de personas.

CAMBIO: Hay muchas críticas que señalan que no hubo política de seguridad…

A.Á.: Allá iba. Ese es el tercer punto. Hay un fracaso de la política de seguridad, una ausencia de adaptabilidad de la fuerza pública que viene desde hace siete años. La actual crisis de seguridad se explica por un problema en la política de seguridad. Por último, un proceso de fragmentación criminal que está ocurriendo en los actores ilegales. Se dividen entre ellos, estallan disputas internas y eso hace imposible un diálogo estructurado.

CAMBIO: ¿Y personalmente qué piensa de este panorama? 

CAMBIO: Habla usted de dos tiempos en las realidades paralelas. ¿A qué se refiere?

A.Á.: Desde el principio se sabía que el Gobierno de Petro tendría dos tiempos. El primero, de intento de reformismo y consenso político: por eso se nombró a José Antonio Ocampo y Cecilia López en ministerios, y se buscó una coalición en el Congreso. El segundo tiempo sería el de la democracia en la calle: marchas, contramarchas, intentos de democracia directa. Ese segundo tiempo comenzó hace unas semanas.

CAMBIO: ¿Y por qué sería de dos tiempos?

A.Á.: Porque Petro intentaría hacer un Gobierno de ruptura, mientras las élites querían –y quieren– que nada cambie, como si el desastre de sus gobiernos anteriores hubiera sido algo bueno. Entonces, el choque era inminente.
 

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