El retorno de la confrontación Gustavo Petro vs. Álvaro Uribe
17 Octubre 2024 05:10 am

El retorno de la confrontación Gustavo Petro vs. Álvaro Uribe

El presidente Gustavo Petro y el expresidente Álvaro Uribe.

Crédito: Colprensa

¿Qué significa el pulso abierto entre el jefe del Estado y el exmandatario? Aunque la excusa es la reforma laboral, ¿están protagonizando un nuevo enfrentamiento para obtener beneficios personales? Análisis.

Por: Armando Neira

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El presidente Gustavo Petro y el expresidente Álvaro Uribe Vélez vuelven a protagonizar una versión de su vieja confrontación ideológica. Esta vez, el centro del debate es la reforma laboral que cursa en el Congreso.

Hacía tiempo que no había entre ambos un cruce de acusaciones tan agresivo. Y coincide cuando los dos atraviesan sonoras dificultades. Este miércoles se conoció el fallo favorable del Tribunal Superior de Bogotá a una tutela presentada por Uribe, en la que pedía proteger su derecho a la defensa y al debido proceso, presuntamente vulnerados por la jueza a cargo de su juicio.

Por su parte, Petro enfrenta críticas de las víctimas de la Unión Patriótica (UP). Después de décadas de sufrir un plan de exterminio contra sus militantes, estas se quedaron esperando en la Plaza de Bolívar de Bogotá y solo recibieron un acto de perdón en una escueta línea en Twitter, lo que el presidente justificó diciendo que estaba agripado.

Congreso

Este nuevo enfrentamiento, sin embargo, llevó a los seguidores de ambos líderes a cerrar filas para atacar al contrincante, demostrando lo rentable que es para cada uno mantener al otro como enemigo.

El nuevo conflicto se desató cuando Uribe expresó una “profunda preocupación” por el impacto que, según él, tendría la reforma laboral sobre las pequeñas empresas y la economía colombiana.

Uribe considera que el proyecto no ofrece soluciones y generaría problemas que afectarían la confianza de los empresarios y la viabilidad de muchos negocios.

A modo de ejemplo, señaló que, de aprobarse el recargo nocturno como está planteado, las pequeñas empresas tendrían que asumir costos adicionales que podrían llevarlas al cierre. “Todo por una imposición ideológica para acabar normas que han funcionado”, indicó.

“Colombia tiene nueve horas con recargo por trabajo nocturno, pero quedaría con once. Brasil, Perú y Chile tienen ocho horas con recargos, de 10 p. m. a 6 a. m. Hoy estamos igual que Argentina, pero quedaríamos con dos horas más de recargo”, explicó Uribe. Agregó que Colombia es uno de los países con más días festivos y que, además, cuenta con una semana de receso, la cual acaba de finalizar.

Trabajadoras

Fue entonces cuando Petro criticó a Uribe por su postura con una acusación en la que sugirió indirectamente la implicación de muertes. Esta declaración motivó la respuesta inmediata del expresidente, quien exigió respeto y recordó que, mientras él trabajaba, Petro delinquía, en alusión a sus años en el M-19.

“Estimado expresidente, mientras sus trabajadores, con hambre en el estómago, le daban riquezas, yo trataba de hacer una revolución para evitarlo. Hacer revoluciones no es delinquir, pero matar revolucionarios por la espalda, a sangre fría y por simple odio, sí lo es”, replicó Petro.

El impacto mediático del caso refleja también un vacío en el liderazgo de la oposición. A pesar de los documentados y sonados escándalos que han sacudido al gobierno del Pacto Histórico, en estos dos años no se ha consolidado ninguna figura política para liderar la oposición a Petro.

Un Uribe aparentemente a un lado del ring político e inmerso en un caso judicial que lo puede llevar a la cárcel, ha vuelto a poner los focos hacia él por sus análisis del impacto de una de las reformas sociales que cursa en el Congreso. Eso refleja su vigencia.

El presidente Gustavo Petro

El caso destaca una paradoja en la dinámica de poder: “En la oposición se potencia la posibilidad de llegar al poder, pero una vez se logra, esa misma posición desgasta. Luego, la oposición se reagrupa para ganar nuevamente las elecciones criticando al gobierno de turno”, dice el analista Pedro Viveros.

Él recuerda que Uribe ha sido experto en ambos roles: como gobernante, supo atraer a la oposición a su terreno, y como opositor, ha creado espacios de vacío político que le permitieron llevar al poder a sus seguidores.

“Hoy, en medio de la falta de liderazgo opositor claro frente a Petro, Uribe parece buscar renovar su discurso desde la derecha”, añade Viveros.

Por otro lado, señala que Petro, quien ganó mucha notoriedad como opositor, ha perdido apoyo desde que llegó al poder debido a decisiones erráticas. “Pareciera que Petro se enfoca más en encontrar con quién debatir que en ejercer su función de gobernante”, reflexiona.

El enfrentamiento muestra también el congelamiento en el temario de un hecho que afecta a todos los ciudadanos: la reforma laboral. Luis Ernesto Gómez, analista político, califica incluso los discursos de los dos líderes como “anticuados”.

Trabajador en un planta.

“Por un lado, Uribe promueve la flexibilización laboral y la reducción de costos empresariales, como impulsó con la Ley 789, que eliminó recargos nocturnos y dominicales. Por otro lado, Petro defiende una postura de mayor protección y remuneración para los trabajadores, complicando su despido. Pero ambos evaden los temas cruciales: cómo crear y proteger empleos en la era de la inteligencia artificial, cómo aumentar la productividad y cómo superar la informalidad que afecta al 50 % de los trabajadores”, argumenta.

Por su parte, la analista María Jimena Escandón ofrece una perspectiva diferente: “Uribe ha mantenido una distancia respetuosa durante estos dos años, interviniendo solo cuando ha considerado necesario hacer oposición”, explica.

“En este caso, lo hace por la reforma laboral, que considera perjudicial para el tejido empresarial y el empleo. En contraste, Petro responde con su estilo característico, marcado por la confrontación”, dice ella.

Escandón lamenta que el país pierda con este tipo de enfrentamientos: “No es sano que la ciudadanía esté atrapada entre dos posturas opuestas. Esto solo genera más tensión y nos aleja del propósito común de construir un país”, dice.

¿Con este pulso el país ha vuelto al escenario delimitado de izquierda contra derecha, o en el lenguaje político actual, uribismo contra petrismo? Carlos Arias, docente de la Universidad Javeriana, considera que sí, y que esto impide avanzar en la resolución de los problemas más graves del país.

“El proceso judicial de Uribe enrarece el ambiente porque prioriza una cuestión relevante, pero no urgente, en un contexto de gestión insuficiente durante estos dos años de gobierno”, señala el catedrático.

Para Cifuentes, esta confrontación también es un anticipo de la próxima campaña electoral que, de paso, evidencia las dificultades del país para buscar otras alternativas.

“Ante la falta de figuras claras en el panorama y en un contexto de profunda polarización, se busca llevar el debate a los dos extremos que ambos líderes representan. El enfrentamiento entre Petro y Uribe refleja el estancamiento político actual”, concluye.
 

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