La coca sirve para resucitar el suelo afectado por el glifosato

La hoja de coca, fermentada y enriquecida con nutrientes, está a punto de convertirse en uno de los fertilizantes más efectivos. Esa es la apuesta a la que a la que le apunta el Sena desde hace varios años y a la que se ha unido el gobierno de Gustavo Petro.

En un reciente anuncio hecho desde la Sierra Nevada, Gustavo Petro aseguró que el estado compraría a los campesinos el producido de la hoja de coca, para empezar a darle usos diferentes a la planta, y, de paso, atender la crisis que enfrentan los cultivadores por el desplome en los precios. 

La iniciativa busca reparar los suelos fatigados por los cultivos, e, incluso, los acabados por el glifosato.

El químico es famoso por los daños que produce en tierra fértil. La comunidad de Lerma, en el Cauca, una zona que fue fumigada una y otra vez con glifosato, ha conseguido recuperar sus suelos con abonos basados en hoja de coca, y producir cultivos de mucha mejor calidad. 

¿Cómo se transforma la coca en abono? 

Transformar la coca en abono es un proceso sencillo: la hoja de coca fresca se puede poner a fermentar con sulfatos, levadura, cal, ceniza, jugo de limón, otros frutos secos o flores, compost maduro y humus de lombriz. Todo esto se mezcla y se deja reposar durante 15 días. Así, queda listo el el compost de coca. 

“Desde el proyecto de análisis hemos demostrado que se logra recuperar muy bien el suelo afectado por agentes químicos. Aunque aún nos falta hacer análisis más extensos, los resultados que hemos obtenido hasta la fecha han sido muy favorables”, asegura María del Socorro Silva, una de las principales gestoras del proyecto de análisis del Sena. 

“Nuestros territorios fueron fumigados muchas veces. Así nos dejaron sin comida, sin pequeños cultivos de coca y nos dañaron la tierra. Por eso, este tipo de iniciativas nacen para intentar sobrevivir. Y para sobrevivir empezamos a innovar con el uso de la coca. Ahí fue cuando notamos que este tipo de abonos podían ser unos aliados muy importantes para nosotros”, asegura Herney Ruiz, un campesino excocalero que usa el abono en sus cultivos.

Este tipo de usos, para Ruiz, podrían servir para abrirle nuevos caminos a la hoja de coca en el país. Podría significar no sólo la reivindicación de la planta, sino también un cambio de paradigma. 

Sin embargo, para Dora Troyano, Coordinadora del programa Alianza Coca para la Paz, este es apenas el inicio de una transformación. Ella asegura que lo más importante será garantizar el acceso a tierras: “Podemos incentivar estas iniciativas y seguramente harán un cambio. Sin embargo, lo más importante será que los campesinos sean dueños de su propia tierra para afianzar realmente el cambio en el campo colombiano”.