Farc, AUC y Ejército confluyeron en Sumapaz: así vivieron los campesinos el conflicto en la localidad 20 de Bogotá

El hermano de Víctor Manuel Hilarión, arriero de Sumapaz, recibió una llamada aterradora el jueves 14 de enero de 2010: “Si tiene que llorar, llore; si tiene que gritar, grite, haga lo que tenga que hacer (...) su hermano está muerto”.  El líder social afiliado a la organización agraria de la localidad 20 de Bogotá llevaba desaparecido desde el 9 de enero. Su hermano lo buscaba desesperadamente y, después de marcarle en varias ocasiones, le devolvieron la llamada.

La persona al otro lado del teléfono le contó que Víctor estaba en la Fiscalía de Villavicencio. Cuando fue a buscarlo, lo encontró registrado como comandante del Frente 53 de las Farc. Lo llamaban alias el Diablo. Fue un caso más de ejecución extrajudicial sucedida en Sumapaz, uno de los muchos crímenes de los que fueron víctimas los campesinos que vivían en la zona. Esta historia quedó registrada en el informe final de la Comisión de la Verdad y se suma a un largo expediente de padecimientos de sus habitantes.

(Foto: Donaldo Zuluaga)

Históricamente, las organizaciones campesinas y los partidos de izquierda como el Comunista y la Unión Patriótica en Sumapaz fueron estigmatizados y discriminados a nivel local y nacional. De hecho, la mayor cantidad de víctimas del exterminio de la Unión Patriótica estaban en Cundinamarca y en esta localidad. 

Los victimarios venían de todos los bandos: paramilitares, Ejército y las hoy extintas Farc.

“Pasamos de ser quinientos militantes a cuatro. A la gente le daba miedo saludarnos, porque como se dice, olíamos a formol”, le dijo un líder del Partido Comunista de Fusagasugá a la Comisión de la Verdad.

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Por su lado, la hoy extinta guerrilla de las Farc asesinó a funcionarios, alcaldes, candidatos, personeros y ediles. La Comisión de la Verdad relata que, en agosto de 2002, murió asesinado el personero del municipio de Cabrera, perteneciente al Partido Comunista. El grupo armado también secuestró y asesinó en febrero de 2003 al alcalde Gilberto Cruz Amaya. También asesinó a tres ediles del Partido Liberal: Guillermo Leal, en 2007; Fany Torres y Fernando Morales, en 2009. 

Después, llegaron el paramilitarismo y la brutalidad del Ejército trabajando en equipo con las AUC. La ruralidad y el territorio del páramo más grande del mundo hicieron de Sumapaz un territorio apetecido por los actores armados, estigmatizado como “zona roja” durante años.

Los campesinos padecieron durante años

El listado de daños sufridos por los habitantes de la localidad 20 de Bogotá es largo: “amenazas, detenciones arbitrarias, homicidios, secuestros, desapariciones forzadas, desplazamientos forzados, torturas, delitos contra la libertad e integridad personal, lesiones personales, discriminación, extorsión y hurto”, según la Unidad de Víctimas. El contraste con Bogotá, la ciudad en donde muchos jamás sintieron el conflicto, era evidente.

El total de afectados es indeterminado. No se ha consolidado un número definitivo de muertos en Sumapaz por la guerra y los ataques de todos los frentes. No obstante, el padecimiento de los campesinos ha sido largo y, por años, la comunidad buscó el reconocimiento colectivo de sus experiencias.

Este 10 de marzo, la Unidad para las Víctimas notificó a los campesinos de Sumapaz que serán incluidos en el Registro Único de Víctimas. Por eso, fueron declarados Sujeto de Reparación Colectiva.

Ahora se iniciará una ruta conjunta entre el Gobierno nacional y la Alcaldía de Bogotá en pro de la verdad, justicia y memoria de la comunidad. Según la Alta Consejería de Víctimas de la capital, esta declaratoria confiere un carácter especial a la localidad y se tomarán acciones de reparación por una historia de sufrimiento "en medio de un conflicto que no era nuestro”, como señaló Carmenza López, lideresa de Sumapaz.