
De izquierda a derecha: Paloma Valencia, Germán Vargas Lleras, Vicky Dávila y María Fernanda Cabal.
Crédito: Fotoilustración: Yamit Mariño.
La seguridad se impone en la campaña: el atentado en contra de Miguel Uribe obliga a la derecha a organizarse
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Han pasado 15 días desde que atentaron contra el senador del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay. En medio de la incertidumbre de la familia, del partido y de millones de colombianos, hay algo que parece claro: la campaña para 2026 cambió y la seguridad será el estandarte. En ese panorama, la derecha tiene el reto de asumir esa bandera, mientras que los otros sectores están casi obligados a sumarse.
Por: Claudia M. Quintero

Atentaron contra Miguel Uribe. Parece que fueron dos disparos en la cabeza. Capturaron al autor material y es un menor de edad. Volvimos al pasado. No volvimos al pasado. El presidente habla de árabes, y aunque asume responsabilidades, dice que también quieren atentar contra él. Hay que garantizarles seguridad a los precandidatos. El Gobierno hace un pacto para desescalar el discurso. Hay chats del presunto asesino… Son falsos. Hay nuevos videos. La Fiscalía investiga. Un día después, atentados en el Cauca y el Valle del Cauca. Mueren Policías. Daños. Paro armado.
Caos. Tristeza. Desasosiego. Flashback a los noventa e incertidumbre. Esas son las emociones que han sentido los colombianos desde aquel sábado 7 de junio, cuando un menor de 14 años le disparó en tres ocasiones al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.
Hoy, 15 días después, Uribe lucha por su vida, mientras que su familia, su partido y miles de personas en el país oran por la salud del precandidato. En medio de la tragedia, se han tejido lazos de unidad. Personas de posturas políticas distintas oran, cada cual, a su manera, porque Uribe sobreviva y vuelva con su familia. Pero bajo el silencio y de ese deseo generalizado de que se recupere, las estrategias políticas para llegar a la Casa de Nariño en 2026 siguen agitándose.
“Hoy todo es incertidumbre”, dijo un concejal de derecha. Así es. Sin embargo, en medio de todo el caos hay una realidad: la campaña cambió y la bandera que defenderán los precandidatos también. Los discursos de odio no tendrán tanta validez y la seguridad volverá a ser el estandarte. La derecha, que siempre ha defendido esa premisa, tendrá que aferrarse a ella más que nunca. Mientras tanto, el centro y la izquierda deberán consolidar su mensaje porque el contexto lo exige. ¿Por qué la seguridad vuelve a tomar ímpetu? ¿Qué cambia en la derecha y qué retos tendrán el centro y la izquierda?
“Se incrementa la necesidad de seguridad”: lo que cambia en la campaña

Colombia carga con una historia de hechos y épocas violentas. En algunas ocasiones, la situación se atenúa; en otras, los atentados, explosivos, asesinatos y desplazamientos vuelven a aparecer en las noticias. Como en las últimas semanas. El fantasma debajo de la cama, entonces, vuelve a asustar a los ciudadanos, y el gastado eslogan de “un país seguro” comienza a tomar fuerza. Eso es lo que hemos visto en estos 15 días y se posiciona como la gran defensa de los políticos –por lo menos hasta ahora–.
Es cierto que los índices de violencia han crecido en varias zonas del país. Regiones como Cauca, Valle del Cauca o Antioquia representan el 41,75 por ciento de hechos violentos en contra de líderes políticos y sociales, según la Misión de Observación Electoral (MOE). Además, en esos mismos territorios ha aumentado la presencia de grupos armados al margen de la ley.
También es cierto que un atentado en contra de un precandidato presidencial no se vivía hace 30 años. Eso muestra el nivel de desprotección en el que está el ejercicio político en Colombia. Por eso, que se puede resumir en dos párrafos, pero que recoge tanto dolor, es que ahora la gente espera seguridad. ¿Por qué se ha llegado hasta aquí?
Para Luis Fernando Trejos, investigador en temas de conflicto y profesor de la Universidad del Norte, la razón por la que la seguridad volvió a estar en el centro del debate se sustenta en “el fracaso estrepitoso de la Paz Total”. Trejos dice que el Gobierno ha cedido mucho y hay pocos resultados en favor de la seguridad de los colombianos. Incluso, voces en el Gobierno reconocen esas fallas, como el ministro del Interior, Armando Benedetti.
Entre la ciudadanía también hay críticas a la estrategia de paz del Gobierno. La más reciente encuesta de Invamer, con corte al 16 de junio, así lo refleja. Cuando Petro llegó al Gobierno, el 76 por ciento de los consultados creía que la mejor manera de solucionar el problema de la guerrilla o de los grupos armados organizados en Colombia era insistir en los diálogos de paz. En ese momento, solo el 21 por ciento creía que la solución pasaba por enfrentarlos militarmente. Hoy, tres años después, solo el 49 por ciento piensa que se puede insistir en los diálogos, mientras que el 47 por ciento restante considera que la vía es el enfrentamiento militar.

Guardando las proporciones, el académico compara el momento que hoy vive el país con el fallido Acuerdo de Paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las extintas Farc en el Caguán. “En ese entonces, el grupo armado estaba siendo muy soberbio y el gobierno del momento había cedido mucho. Eso le dio paso a la seguridad democrática de Álvaro Uribe Vélez. −dice Trejos−. Hoy, quizá, estamos en un escenario similar. La paz total se hace agua y la percepción de la ciudadanía es que ya no hay tiempo para buscar soluciones negociadas al conflicto. Cuando esto ocurre, se le abre la puerta a la salida militar”, aseguró. Un discurso que siempre ha defendido la derecha y que ha tenido una serie de cuestionamientos.
El contexto de violencia que vive el país deja un reto enorme sobre el Gobierno, que tiene en sus manos la tarea de cuidar a cientos de personas que hacen política en las regiones, a los que quieren aspirar al Congreso y a los más de 40 precandidatos presidenciales que hay. Con un problema mayúsculo: la Unidad Nacional de Protección (UNP), que es la encargada de proteger a los líderes políticos, carga una serie de cuestionamientos y el presidente Gustavo Petro no tiene ánimos de remover del cargo a Augusto Rodríguez.
La derecha llega con un motivo de unidad y una bandera, pero con pocas claridades

“Hoy la seguridad es la bandera, pero en este país pasan tantas cosas, que todo puede cambiar en cualquier momento”, fue el sentido de las afirmaciones de Trejos, César Caballero, director de Cifras y Conceptos, y Yann Basset, profesor de la Universidad del Rosario.
“La mano dura” es un discurso que históricamente prima en la derecha. Por eso el país vivió la cuestionada seguridad democrática de Uribe. La llegada del Gobierno de Gustavo Petro fue, en cierta medida, una muestra de que esa política de seguridad necesitaba un cambio. Pero el contexto de hoy, como dice Trejos, podría darle razones a la derecha para amplificar su discurso y decir ‘nosotros siempre tuvimos la razón’.
Por eso, uno de los retos de ese sector político es consolidar la bandera de la seguridad. El problema es que el panorama ahora está más empañado que antes.
“Miguel Uribe era la primera opción del Centro Democrático. Era evidente que iba a ser el candidato de ese partido e iba a ir a una consulta con Vicky Dávila, y posiblemente con Germán Vargas Lleras. Hoy es claro que él no podrá estar en esa campaña y cambia la dinámica de uno de los partidos más importantes de la derecha y de todo el sector”, aseguró César Caballero en diálogo con CAMBIO.
En solidaridad con el estado de salud del senador Miguel Uribe, todos los precandidatos del Centro Democrático pausaron su campaña, y por ahora las estrategias no están en los temas de conversación. Así se lo confirmaron dos congresistas de esa colectividad.
A esto se suma un factor adicional. Vargas Lleras tampoco ha decidido si definitivamente se lanzará y sigue recibiendo un tratamiento médico en Estados Unidos. Es decir, aún no se sabe quién va a llevar esa bandera, al menos por parte de los partidos tradicionales de la derecha.
Hay algunos nombres de la centroderecha que quieren hacerse camino y en la última semana algunos discursos han hecho especial énfasis en la seguridad. Pero entre todos, la más sólida hasta ahora es Vicky Dávila. En palabras de Luis Fernando Trejos, no es claro quién sea el candidato de la mano dura, porque es cierto que la situación del senador Miguel Uribe ha generado una ola de solidaridad, pero la derecha sigue fragmentada y con varios candidatos. Además, “tiene la encrucijada de buscar a alguien que tenga más acogida en el centro, porque solos no ganan elecciones. Quizá ahí puede tomar fuerza Vicky Dávila”, explicó el académico.
En el Centro Democrático, por ahora, reconocen la solidaridad que se ha generado. “Más que nunca, la esperanza de cambiar la crisis de inseguridad está en hacer una consulta interpartidista. Ya se está armando un bloque de la derecha, pero no hay ningún nombre”, le dijo a este medio Daniel Briceño, concejal del Centro Democrático.
No obstante, sí reconoció que Dávila, en este punto de la precampaña, es una de las más viables: “No es una candidata con cola, no tiene escándalos y genera simpatía en todo el país. Por ahora no hay nadie que genere esa simpatía”, aseguró.
En síntesis, el reto de la derecha está en encontrar a ese candidato que hable de seguridad, pero no con las viejas estrategias que generaron cuestionamientos, y se llevaron por delante la vida de cientos de personas.
Este giro indeseado en la campaña también presiona a la izquierda y al centro. El primer sector siempre ha defendido la paz, pero en las actuales circunstancias lo obliga a incrementar la apuesta por mejorar la capacidad de las Fuerzas Armadas y apostarle a que los ciudadanos en zonas de conflicto tengan mejores condiciones. ¿Cómo lo harán? Sigue sin ser claro. Pero el investigador Trejos considera que el Gobierno puede escalar las ofensivas militares en contra de los grupos armados al margen de la ley.
El centro, que se ha caracterizado por defender las instituciones, también tiene la tarea de hablar de seguridad. Ya se ha visto que en ese sector el discurso de Claudia López ha virado un poco más a la seguridad. Para la muestra, esta entrevista con CAMBIO. Sin embargo, Sergio Fajardo, la otra voz fuerte en el centro, no ha sentado bases claras sobre seguridad.
“La campaña es otra después del atentado de ese sábado 7 de junio. El país no ha terminado de dimensionar cuántas cosas cambian”, dijo el concejal Daniel Briceño. Así es. Por ahora, lo único claro es que en las elecciones de 2026 la seguridad será el estandarte. Mientras tanto, los colombianos siguen esperando que Miguel Uribe vuelva a ocupar su curul en el Senado y que la derecha logre consolidar la unidad que busca. ¿Quién terminará asumiendo la bandera de la seguridad y qué propuestas saldrán? Tendremos poco menos de un año para saberlo.
