Operación silencio: el matoneo a los policías que se atreven a exponer a los superiores involucrados en las chuzadas a Marelbys Meza
Cinco policías han sido capturados por el episodio de las interceptaciones ilegales a empleadas de Laura Sarabia. La Fiscalía va por más.
Crédito: Foto Colprensa.
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Un código del silencio opera en la Policía desde que se conoció que la Fiscalía investigaba las chuzadas ilegales a la niñera Marelbys Meza, empleada de la exjefa de Gabinete y hoy directora de Protección Social, Laura Sarabia. CAMBIO revela declaraciones sobre cómo funciona el cerco que han realizado algunos policías que pretenden ocultarle a la justicia los nombres de quienes dieron la orden. La lupa de la justicia ya está puesta en dos mayores y un coronel de la Policía.
Por: Sylvia Charry
“Debido a esta declaración rendida sé que estoy muy expuesto en mi tema laboral, en posición laboral, además de mi vida, la seguridad mía y de mi familia, porque me he sentido amedrantado por parte de mis superiores, ya se me está presentando un acoso laboral y por eso me encuentro muy preocupado, por eso le pido a las autoridades que me ofrezcan la protección que requiero”, le dijo a la Fiscalía el pasado 11 de julio el patrullero José López, uno de los uniformados que atendió los actos urgentes por el robo del dinero a la entonces jefe de Gabinete, Laura Sarabia, el pasado 29 de enero.
Su miedo se debía a que, horas antes de esa diligencia, sus superiores lo llamaron a él y a quien fungía como su “patrulla” –o dupla–, el patrullero Germán Alonso Cabana, para que se atribuyeran en su totalidad el informe que había presentado uno de sus superiores a la fiscal que investigaba el hurto, Marbel Alcira Morales, en el que le sugerían interceptar a Marelbys Meza.
“Cabana y yo solicitamos el permiso con mi capitán Mojica para atender la diligencia (de la Fiscalía), no comentamos que era este caso, hasta en horas de la tarde donde los jefes se enteraron, no por nuestro hablado, que era del caso de presidencia, como ayer yo me encontraba de servicio uniformado en las instalaciones de la URI de Puente Aranda, mis jefes no se comunicaron conmigo, hasta que en la noche me escribe mi intendente Quinchanegua. Me escribe que hable con Cabana y que mañana hablamos. Al presentarme a turno el día de hoy martes 11 julio 2023 a las 07:00 horas, después de la formación mi capitán Óscar Leandro Mojica nos cita a la oficina de él, con Cabana y allí ya estaba mi intendente Quinchanegua, y nos abordan manifestándonos que nos hagamos cargo del informe que le entregamos. Nosotros al escuchar esto, le manifestamos que hay una entrevista la cual no corresponde en el informe, y éste toma de manera negativa el comentario, y discute con Cabana sobre ello, yo le manifiesto que hay una hoja de más en el informe y me responde que eso tuvo que haber sido un error que eso no lo colocaron ellos, mi capitán nos decía que relatáramos lo que hicimos, y que asumiéramos las actuaciones”, contó López a la Fiscalía.
El informe lo había realizado el patrullero Cabana, y en él, había consignado todas las primeras actividades investigativas que había desarrollado con López. En el documento, en poder de la Fiscalía, aparecían las entrevistas al esposo de Sarabia, que fue el primero en denunciar; a la entonces niñera, Marelbys Meza; a quien fungía como jefa del esquema de seguridad, teniente Sandy Alvernia; a un conductor de la camioneta de la que bajaron la maleta, y a un conductor de Didi que, supuestamente, había transportado a Marelbys Meza de regreso a su casa. El problema, para sus superiores, fue que los jóvenes patrulleros no cumplieron la orden y decidieron contar la verdad: el informe había sido alterado.
Según la Fiscalía, lo que ocurrió fue que, el 30 de enero, el patrullero Cabana terminó el informe sobre los actos urgentes realizados por el hurto y se lo entregó al intendente Alfonso Quinchanegua, segundo al mando de la unidad de hurto a residencias, y al investigador asignado al caso; y este, al parecer, lo habría modificado para añadir una entrevista al supuesto conductor de Didi.
“Quinchanuegua nos llama de forma verbal a la oficina de mi capitán Mojica, y en presencia del capitán Mojica nos dice a los dos (Cabana y López), Cabana pilas con la citación, hable lo que está en el informe, yo le digo jefe es que ese informe que usted me envió está radicado con el día 31 de enero 2023 y anexada una entrevista que yo no tomé, y él me contesta que no, que diga eso, ya que es el informe que esta subido en el spoa, yo le dije que no jefe, que mire que nos van a preguntar sobre el acto urgente, que ya habían pasado las treinta y seis horas, y me dice "hermano cumpla la orden", mi capitán Mojica me dice "hable lo que usted hizo". Y lo que me da rabia es que mi capitán Mojica estuvo presente cuando mi intendente Quinchanegua me estaba presionando en aceptar que el informe del 31 de enero 2023 lo realizamos nosotros y no dijo nada, a pesar de que él sabía que no era así, ahí nosotros nos quedamos callados”, dijo el patrullero Cabana a la Fiscalía, también el 11 de julio, confirmando lo narrado por López. CAMBIO publicó en video su declaración.
En otras palabras, según los patrulleros, sus superiores, el intendente capturado Alfonso Quinchanegua y el capitán Óscar Leandro Mojica, jefe de la unidad de hurto a residencias, querían que ambos dijeran que todo lo consignado en el documento había sido escrito por ellos, aunque no fuera cierto.
Y es que, aunque con ese primer informe la fiscal Marbel Alcira se negó a interceptar a Marelbys Meza, argumentando que no había “motivos fundados” porque el que estaba denunciando era el esposo de Sarabia y no Sarabia, que era la víctima directa, sí accedió a ordenar la interceptación dos días después, luego de que los investigadores aparecieran con la declaración de una fuente no formal que hablaba de que un alias Pini –pareja de una mujer que tenía las características físicas de la niñera Marelbys– había hablado de cambiar unos dólares después de un hurto en el barrio Colina. Esa fuente no formal también fue capturada porque, según la Fiscalía, es falsa.
Para profundizar
Como los patrulleros contaron la verdad, pusieron en jaque las actuaciones de sus superiores. En consecuencia, desde que declararon en la Fiscalía están siendo víctimas de un matoneo constante en la institución. No es usual que un policía no cumpla las órdenes de un superior, cualquiera que sea.
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“En la Policía, normalmente, se cumplen las órdenes de los superiores así uno cruce la línea de la ilegalidad y se exponga a ir a la cárcel por ello. A esos pelados no demoran en sacarlos de la institución”, dijeron fuentes de CAMBIO.
Una persona cercana a la investigación de las chuzadas le dijo a CAMBIO que los uniformados podrían convertirse en testigos protegidos de la Fiscalía, pues en la institución no les han brindado garantías porque consideran que no cumplieron con el código de silencio.
“Los separaron, ya no son patrulla (equipo de trabajo) les aumentaron el ritmo de trabajo, deben tener mayor disponibilidad. Por ejemplo, salen de un turno de 24 horas, los dejan descansar 3 horas y, luego, los vuelven a llamar por alguna novedad”, dijo a CAMBIO una fuente del caso.
Esas represalias las confirmó el patrullero Cabana en otra declaración que dio a la Fiscalía.
“Después de que fuimos a declarar a la Fiscalía, hace diez días, nos separaron por orden de mi capitán Mojica, desconocemos por qué y tenemos miedo a represalias en nuestra contra, ya que igual si nos trasladan ellos siempre van a tener como "recomendarnos", es decir quedamos como señalados para que donde lleguemos nos hagan la vida imposible”, aseguró el joven patrullero.
El papel del capitán Mojica fue permanente en las pesquisas de esa investigación. Por tratarse de un caso de “impacto”, estuvo presente con los patrulleros en los actos urgentes, habló con la fiscal del hurto sobre la importancia del proceso y luego, según los patrulleros, quiso obligarlos a que dijeran en la Fiscalía lo que le convenía.
Por negarse a la orden, a los patrulleros Cabana y López los tildan frecuentemente de “topos” y tienen miedo de hablar. CAMBIO los contactó y aunque, en principio, uno de ellos accedió a contar en detalle cómo era el matoneo, terminó bloqueando el número de la periodista. "La orden es no hablar", dijo el otro..
La misma orden de no pronunciarse sobre los hechos la tuvo el teniente coronel Óscar Dávila, coordinador de protección anticipativa, quien acabó con su vida el pasado 9 de junio. “Yo no me puedo pronunciar ante eso. Es lo único que yo te puedo decir porque no. Eso sí me da pena contigo porque, hum, mejor dicho, me acaban”, le dijo a una periodista de CAMBIO dos horas antes de su muerte.
Lo cierto es que la Fiscalía está cada vez más cerca de encontrar a quienes dieron la orden de interceptar ilegalmente a la niñera Marelbys Meza. Según fuentes del proceso, el próximo llamado a rendir cuentas a la justicia será el capitán Óscar Mojica y, luego, dos mayores de la Policía. Las investigaciones irán tocando, poco a poco, la línea de mando.
CAMBIO escribió un mensaje al capitán Mojica, pero este tampoco quiso responder a los señalamientos de sus subalternos.