
Karena Caselles, ternada para la Corte Constitucional.
Crédito: Foto: Cesjul.
“Yo he estado al servicio de la justicia, no soy cercana al presidente”: Karena Caselles, ternada para la Corte Constitucional
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Karena Caselles habla por primera vez desde que fue ternada para la Corte Constitucional junto a Héctor Carvajal, abogado del presidente Gustavo Petro, y la magistrada auxiliar de la JEP Didima Rico. La jurista liberal asegura que no se trata de una “terna de uno”, se califica a sí misma como una “garantista jurídica” y asegura que su exjefe, Alberto Rojas Ríos, no es su padrino en este proceso. Primicia.

La abogada Karena Caselles da, para CAMBIO, su primera entrevista desde que fue incluida por el presidente Gustavo Petro en la terna de la que saldrá el reemplazo en la Corte Constitucional de la magistrada Cristina Pardo, quien termina su periodo el próximo 16 de mayo. Desde hace siete años, Caselles es magistrada auxiliar en la Corte Constitucional en los despachos de Alberto Rojas y Diana Fajardo, y fue magistrada titular encargada en 2022, cuando Rojas terminó su periodo. De pensamiento liberal, Caselles aboga por la garantía de los derechos de las personas vulnerables. Así ha explicado su perfil ante los congresistas que deberán escoger entre ella, el abogado del presidente Petro Héctor Carvajal y de la jurista Didima Rico.
CAMBIO: Usted ha sido postulada a un escenario que conoce bien, que es la Corte Constitucional, en una terna que ha sido catalogada entre los expertos como una "terna de uno". ¿Cuál es su postura?
Karena Caselles: Es una terna de tres. Al margen de que efectivamente una de las personas en la terna tiene mayor cercanía con el presidente, siento que las trayectorias de Didima Rico y la mía dan a entender que cualquiera de los tres podemos ocupar la magistratura. Incluso, creo que el Congreso podría ver de manera positiva el hecho de que yo claramente soy una mujer independiente. No sé si la valoración sobre la cercanía o no sea la que conduzca a determinar que se trata de una "terna de uno".
CAMBIO: Héctor Carvajal fue abogado del presidente Gustavo Petro por más de una década. ¿Usted cree que está en condiciones de igualdad en este proceso?
K.C.: Mi candidatura recoge voces de mujeres. No puedo hablar de la candidatura de otra persona ni centrar mi postulación en otra persona. En este tiempo me he centrado en entender que mi candidatura recoge voces particularmente de mujeres, las que me impulsan a estar dentro de la terna: mujeres que han luchado por la igualdad de derechos en este país. Todas las ternas implican que haya tres personas que quieran llegar a la magistratura, eso es normal, y cada una tiene sus fortalezas y sus debilidades.
No me compete a mí sino al Congreso establecer, de las cualidades y calidades que cada uno de los tres tiene, cuál es la que más se requiere en este momento para el país, cuál es la más saludable para la democracia y cuál es la que da mayor tranquilidad no solo al Congreso y al Gobierno, sino a la ciudadanía. Justamente en ese ámbito he intentado fortalecer mi proceso al interior del Congreso y creo que ha sido visto de manera positiva.
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Es una terna de tres. Mi candidatura recoge voces de mujeres. Yo no puedo hablar de la candidatura de otra persona ni puedo centrar mi postulación en otra persona.
CAMBIO: Usted lleva varios años como magistrada auxiliar en la Corte Constitucional. ¿Cuáles son las fortalezas que la hacen la mejor opción en este momento coyuntural?
K.C.: Llevo casi siete años en la Corte Constitucional. Además, estuve otros 11 en la Corte Suprema de Justicia e inicié mi vida siendo jueza de la República. Creo que eso es en sí mismo una fortaleza: la capacidad de poderle dar confianza a la ciudadanía, de que soy una persona que tiene la experiencia, la formación constitucional y la independencia. Cuando una es jueza y cuando se ha ocupado de resolver asuntos judiciales, adquiere templanza: la raíz que uno debe tener muy afinada en la Constitución Política para poder estar ahí en tiempos de turbulencias y de calma, porque una tiene la disposición para efectivamente hacer justicia.
Lo otro es la integridad. Durante toda mi vida en la rama judicial me he esforzado por hacer bien mi labor y por estar en un entorno positivo. Justamente por eso, en 2014 fui reconocida en la Corte Suprema de Justicia como la mejor magistrada auxiliar en su momento. Y en la Corte Constitucional he tenido también reconocimientos por tener liderazgo positivo y la Corporación Excelencia en la Justicia también ha reconocido ese valor. Entonces no se trata solo de tener un conocimiento específico, sino entender que la justicia constitucional también implica sensibilidad, conocimiento, transparencia y templanza. Y creo que son características que he cultivado.
CAMBIO: En el proceso que terminó con la elección de Miguel Polo Rosero como magistrado, cuando él era magistrado auxiliar de la Corte, se generó una serie de comentarios políticos al final poniéndolo como un hombre cercano al presidente Petro. Esto podría pasar en este proceso. ¿Ya lo ha sentido?
K.C.: No. Entiendo que cada proceso tiene sus propias dinámicas, pero en el mío particular eso no ha ocurrido. He procurado, al aproximarme a cada uno de los senadores y congresistas, escucharlos más que hablar. Escuchar sus inquietudes, sus anhelos, sus expectativas con relación a lo que para ellos debería ser una magistratura. Y eso ha permitido que mi candidatura pueda recoger distintas voces de distintos partidos. No solo de un sector. Mi perfil es independiente. He estado en el poder judicial todo el tiempo y esto implica que no se pueda militar en un partido político o litigar para alguien: yo he estado al servicio de la justicia y eso me permite hacer un balance y entender la posiciones que están en juego en este momento.
CAMBIO: ¿Usted es cercana al presidente de la República?
K.C.: No, no lo soy. Esa es una pregunta recurrente en este proceso: por qué llego a la terna para la Corte Constitucional. Y yo siempre cuento que un grupo de mujeres que han impulsado la igualdad de trato en este país presentaron mi nombre a la Presidencia y ese nombre fue acogido.
CAMBIO: ¿Quiénes son?
K.C.: Claribed Palacios, presidenta de la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico (UTRAS), fue una de las que impulsó mi nombre. Esto hace que yo agradezca ser tenida en cuenta, porque es una apuesta de las organizaciones de mujeres para ubicarme a mí como el eco de su voz y eso a mí me parece muy valioso y algo que reconozco de la terna presidencial: no solo hay un amigo cercano (Héctor Carvajal), sino que en ella también se recogen voces de defensores de derechos humanos, que es lo que recoge Didima Rico; y en mi caso, de organizaciones de mujeres que consideran que una persona como yo, que ha estado todo el tiempo en el poder judicial, puede seguir trabajando en el poder judicial por la igualdad material.
CAMBIO. Entonces el presidente acogió el llamado de varias organizaciones...
K.C.: Sí. Es algo que ha hecho el presidente en las ternas. Por ejemplo, en la terna de la Defensoría también sucedió lo mismo: fueron organizaciones de derechos las que postularon los nombres de la terna presidencial sin que él las conociera. Igual ocurre en este escenario.
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Creo que las personas pueden sentirse confiadas en que lo mío no se trata de algo nuevo, sino de un trabajo que he venido haciendo durante toda mi vida, un trabajo con un compromiso real por la dignidad humana, por la igualdad material, por la igualdad de género y porque todos nos sintamos recogidos en la Constitución Política.
CAMBIO: ¿Qué vieron esas organizaciones en usted para que nosotros, como ciudadanos, nos sintamos tranquilos en caso de que sea elegida?
K.C.: Coherencia y compromiso durante toda mi vida por la igualdad material y por trabajar por las personas más vulnerables. Algo de lo que me siento orgullosa cuando ingresé a la Corte Constitucional ha sido la posibilidad de trabajar en casos emblemáticos. Por ejemplo, el fallo que reconoció el cuidado menstrual a las mujeres habitantes de calle, que son altamente vulnerables y no tenían política pública; o la decisión en la que pude trabajar en equipo con otras compañeras del despacho sobre el cuidado como derecho fundamental. Entonces, creo que las personas pueden sentirse confiadas en que lo mío no se trata de algo nuevo, sino de un trabajo que he venido haciendo durante toda mi vida, un trabajo con un compromiso real por la dignidad humana, por la igualdad material, por la igualdad de género y porque todos nos sintamos recogidos en la Constitución Política. No es lo mismo cuando se promete que se va a hacer algo que cuando tú ya lo has hecho. Yo llevo años trabajando por el Estado Social de Derecho y, si me lo permiten, lo seguiré haciendo.
CAMBIO: Usted fue magistrada auxiliar de Alberto Rojas Ríos. Se lo pregunto así: ¿Alberto Rojas es su padrino en este proceso?
K.C.: No. No es padrino mío. Yo creo que él, junto con muchas personas con las que he caminado a lo largo de mi vida, se siente feliz. Sé que yo recojo frutos de lo que él hizo como magistrado liberal en la Corte Constitucional, pero no es el único. He trabajado con muchas personas a lo largo de mi vida que sé que se sienten recogidas con esta postulación. Por ejemplo, se sienten recogidas las trabajadoras domésticas o las personas cuidadoras. Entonces, claro, es muy fácil decirles a las mujeres que necesitamos otras personas que nos apadrinen para llegar a estos lugares, pero si hay algo que he intentado todo este tiempo es lo contrario: construir a partir de sumar muchas manos y voces que quieren que yo llegue a la Corte Constitucional. Pero no, 'padrinazgo' no lo creo.
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Alberto Rojas Ríos no es padrino mío. Si me preguntan de qué escuela soy, yo soy una garantista jurídica: Karena Caselles.
CAMBIO: Usted trabajó con Rojas y con la magistrada Diana Fajardo, es decir, en dos despachos liberales. ¿Usted se considera liberal-progresista? ¿Liberal en el sentido clásico?
K.C.: A mí me gusta más que se piense que soy una persona garantista: una garantista jurídica. Esa es la definición adecuada. Claramente he trabajado con despachos liberales, aunque en la Corte Suprema trabajé con despachos conservadores. Eso me ha permitido entender al otro. Pero si me preguntan de qué escuela soy, diría que soy una garantista jurídica. Creo en las garantías judiciales, en los derechos fundamentales y en la construcción del Estado Social de Derecho.
CAMBIO: Ahora la meto en camisa de once varas. El año pasado hubo un fuerte choque entre el presidente y las Cortes por la forma como él reacciona las decisiones judiciales que a él no le gustan. Hubo sendos pronunciamientos y reclamos. ¿Cómo lo ve ahora, cuando tiene la posibilidad de ser magistrada?
K.C.: Creo que el diálogo siempre será la vía. Es lo que los presidentes de las altas cortes han intentado, como generar un espacio de diálogo frente a las decisiones que se adoptan y cuáles deberían ser las vías institucionales del país. Siendo una pregunta muy difícil, creo que los poderes públicos deben mantener su independencia, que el poder judicial tiene todo el interés para pedir que se acaten sus decisiones. Lo que debe primar aquí es la colaboración armónica de los poderes que está en la Constitución.
CAMBIO: Los y las magistradas electas hablan de un deber de ingratitud ante sus electores. ¿Vamos a verlo en caso de que sea elegida para tranquilidad de la ciudadanía?
K.C.: Entiendo que es algo llamado el deber de ingratitud que uno debe tener para cumplir con la Constitución Política.
CAMBIO: Pero de ingratitud con los congresistas (risas)…
K.C.: Este proceso me ha servido muchísimo para comprender muchas cosas. Creo que uno no podría ejercer la magistratura sin antes haber pasado por este proceso. Sé que muchos dicen lo contrario, pero yo valoro el proceso porque permite entender a las distintas fuerzas políticas: entender qué es lo que anhelan, cuáles son sus miedos, cuáles los eventuales riesgos frente a un magistrado o magistrada que no sea independiente. En el fondo, lo que uno se encuentra es con congresistas que te piden justamente la independencia y la integridad.
Y la labor de uno en este proceso es saberlos escuchar y entender cuáles son sus inquietudes, las cuales realmente no están tan lejos de lo que pide la ciudadanía. Creo que uno debe seguir escuchando esas voces. Por eso debe ser grato con la Constitución Política. Si uno entiende que debe cumplir con ese mandato y que la magistratura es justamente independencia y garantías para todas las personas, uno sí debería seguir escuchando esas voces.

La tutela contra providencia judicial y los seguimientos en la Corte
CAMBIO: Hay varios temas que siempre son clave para toda persona que quiera llegar a la Corte Constitucional. El primero es la postura sobre la tutela contra providencias judiciales, contra fallos de otras cortes. ¿Cuál es la suya?
K.C.: Creo que la Corte Constitucional ha trabajado mucho en ser cada vez más cuidadosa frente a tutela contra providencia judicial, porque entiende que son los órganos de cierre los que tienen la voz interpretativa. Y, excepcionalmente, cuando se cumplen las exigencias, (los casos) van a la Corte Constitucional. Y la Corte es tan cuidadosa que esas decisiones las toma en Sala Plena. Creo que muchas de esas decisiones han seguido abriendo caminos y buscando mecanismos para que las altas cortes puedan resolver contradicciones que puedan haberse presentado. En principio sí estoy de acuerdo con esa forma excepcional en la que la Corte lo ha permitido.
CAMBIO: El segundo tema es si hay que modificar alguno de los múltiples procesos internos que tiene la Corte Constitucional…
K.C.: La Corte Constitucional tiene un peso muy grande en el país. Es numéricamente muy pequeña, pero resuelve casi todos los conflictos de este país y eso implica que la Corte cada vez deba ser más cuidadosa de las decisiones que toma, del alcance de sus sentencias y que abra canales con otros poderes públicos, como sucede, por ejemplo, en las salas de seguimiento. Su valía está en eso: es pequeña y debe resolver sobre tutelas, ya son más de 11 millones las que ha tramitado o sobre acciones de constitucionalidad, que ya alcanzan más de 18.000. La labor de la Corte Constitucional es titánica. Más que modificar procedimientos, es necesario abrir nuevos canales con otros poderes para ver cómo avanzamos todos en la misma línea de protección de derechos.
CAMBIO: El tercer tema son los seguimientos que adelanta la Corte. El seguimiento a la sentencia T-025 de 2004 sobre el desplazamiento forzado en el país lleva más de 20 años. Está el seguimiento a la crisis carcelaria, la situación de la niñez wayuu, y ahora, más reciente y también más urgente, los Estados de Cosas Inconstitucionales a la situación de seguridad de los firmantes de paz y de los líderes y defensores de derechos humanos en el país. Hay mucho debate al respecto. ¿Cuál es su posición?
K.C.: Esos seguimientos se hacen para garantizar la protección de los derechos fundamentales, que no existirían si ya estuvieran garantizados. Yo creo que la Corte se toma muy en serio su trabajo. Incluso, aunque lleve muchos años, seguimos viendo como la Sala de Seguimiento a la T-025 está presente en las discusiones y en los avances sobre las políticas de desplazamiento forzado. A mí me parece que los seguimientos son muy útiles y siguen estando vigentes, mientras no haya otra manera institucional para resolver esos asuntos.
