Luis Alberto Arango
4 Mayo 2024

Luis Alberto Arango

Facturas falsas para bajar impuestos

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Emitir facturas falsas para evitar pagar impuestos es un juego peligroso y estéril en el que pierde el país y pierden los empresarios. 


En el mundo de los negocios, ciertas prácticas, aunque comunes, demuestran una visión limitada y contraproducente para el crecimiento a largo plazo de una empresa. Un claro ejemplo de ello es la creación de gastos empresariales ficticios para reducir la carga tributaria. Aunque a primera vista puede parecer una astucia financiera, la realidad subyacente es que esta estrategia no solo es éticamente reprochable e ilegal, sino económicamente dañina.

Considere una empresa que decide inflar sus gastos mediante facturas falsas para disminuir su base imponible. Supongamos que la empresa reporta, ante la Dian, fraudulentamente 100 millones de pesos adicionales en gastos. Con una tasa corporativa de impuestos del 35 por ciento, esto representaría un ahorro inicial en impuestos de 35 millones de pesos. Sin embargo, este "ahorro" es ilusorio. La falsificación incrementa artificialmente los gastos, reduciendo las utilidades antes de impuestos en esos mismos 100 millones de pesos. Esto significa que hay menos utilidades netas disponibles, después de impuestos, para distribuir entre los accionistas en forma de dividendos.

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“Así, lo que se presenta como un ahorro para una parte se convierte en una carga tributaria para otra…”.

Además, las consecuencias de tal práctica no se limitan a un impacto financiero directo. La factura falsa genera ingresos para la empresa o persona que la emitió, la cual ahora debe pagar impuestos sobre ese ingreso no esperado, salvo en contadas excepciones, como por ejemplo que la empresa emisora tenga pérdidas fiscales. Así, lo que se presenta como un ahorro para una parte se convierte en una carga tributaria para otra, en un traslado ineficiente y éticamente cuestionable del deber fiscal. Además, quedarán cuentas por pagar y por cobrar de lado y lado, por cuenta de la falsedad y que muchas veces duran años en cancelar, reflejando cifras mentirosas en la contabilidad.

Este juego de trampas no solo afecta la distribución de dividendos legítimos, sino que también abre la puerta a una costumbre que, de continuar, podría derivar en más irregularidades al mantener malas prácticas fiscales y que pueden estar tipificadas en el Código Penal.  Quienes participen directa o indirectamente en la defraudación fiscal mediante facturas falsas podrían enfrentar acusaciones graves, como enriquecimiento ilícito de particulares, fraude procesal, concierto para delinquir agravado y lavado de activos.

Un espiral de malas decisiones empresariales no solo expone a la empresa a riesgos legales significativos, incluyendo sanciones económicas y penas criminales, sino que también mancha su reputación en el mercado.

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“Pagar impuestos no es una simple obligación legal, sino un compromiso con la estabilidad y el desarrollo económico de una sociedad”.

Pagar impuestos no es una simple obligación legal, sino un compromiso con la estabilidad y el desarrollo económico de una sociedad. En Colombia, donde el debate sobre la carga tributaria es constante, la integridad en el cumplimiento fiscal es crucial. 

Desde hace algunos meses, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha reconocido públicamente la necesidad de reducir la elevada tasa de impuesto a las empresas, una de las más altas a nivel global bajo el criterio de la relación tasa impositiva socio-sociedad. Esta modificación es fundamental no solo para desincentivar el uso de facturas falsas para reducir impuestos, sino también como un catalizador necesario para impulsar la inversión y el crecimiento empresarial, beneficiando al país en su conjunto.

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“Las empresas deben liderar con el ejemplo, adoptando prácticas de transparencia y responsabilidad fiscal”.

A pesar de las promesas de una reforma tributaria en ese sentido, la responsabilidad recae no solo en los hombros del Gobierno sino también en el sector empresarial. Las empresas deben liderar con el ejemplo, adoptando prácticas de transparencia y responsabilidad fiscal. La creación de un entorno empresarial sano y éticamente sólido es esencial para el progreso económico de Colombia. 

Evadir impuestos, a través de gastos ficticios, es una estrategia miope que pone en riesgo la salud financiera a largo plazo de la empresa por un beneficio temporal e ilusorio. No se deje tentar, evite caer en ese círculo vicioso. Más bien comprométase con un futuro empresarial que se construya sobre principios empresariales que tengan como fundamento la integridad.


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Mi e-mail es: columnaluisarango@gmail.com
 

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