8 Julio 2022

El rock en Irlanda: sin divisiones ni sectarismo y mucho más que U2

El rock en Irlanda ha sobrevivido más allá de las divisiones sectarias. Esta es la historia de otros héroes y leyendas de una nación que por la música permanece unida.

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

 

Astral weeks
'Astral weeks', álbum clásico de Van Morrison

Por Jacobo Celnik
Rock e Irlanda es sinónimo de U2. Es lo primero que se piensa al asociar ambos nombres. Sin embargo, y a pesar su grandeza incuestionable, la banda de Bono y The Edge hace parte de una historia mucho más amplia, inquietante y fascinante: la de cómo el rock and roll cambió la historia de un territorio más allá del sectarismo, el colonialismo y esa línea imaginaria divisoria que le dio vida a otro país en 1921. Y es que Irlanda, como un todo y sin particiones, desde Belfast a Derry, pasando por Newry, Limerick, Donegal, Dublín y Cork, ha dejado para la historia de la música popular héroes que han trascendido en el espacio y el tiempo. Hombres y mujeres que encontraron en el camino del arte una voz única para mostrarle al mundo las secuelas del odio, las bondades del sincretismo y la grandeza cultural de un territorio con un pasado determinante para la civilización occidental.
Antes de que U2 y Bono conquistaran a todo un planeta que los vio en Live Aid (el momento en el que cambió su historia), un joven de Hyndford Street en Belfast -de ojos azules, empleado del puerto a donde llegaba lo mejor del soul, jazz, rock and roll y R&B de los Estados Unidos y con un particular tono soul en su forma de cantar-, se haría notar gracias a la banda Them, un ensamble de R&B y rock and roll que tenía los oídos puestos en toda la movida beat que llegaba desde Londres, Newcastle, Mánchester y Liverpool. Los Them fueron los primeros héroes irlandeses en hacerse notar y ser respetados al otro lado del mar de Irlanda por saber explotar el talento de su vocalista y las buenas influencias musicales inglesas, especialmente en los teclados. Inevitable no asociarlos con los Animals de Eric Burdon.
Su éxito y reconocimiento estuvo ligado al olfato del cazatalentos Dick Rowe de Decca Records en Londres, el mismo al que le atribuyeron injustamente haber rechazado a los Beatles en 1962. Rowe supo de Them por un demo y no dudó en contratarlos para dos álbumes y diez sencillos. En julio de 1964, cuando Irlanda del Norte aún era un territorio en tensa calma, la banda viajó a la capital inglesa para su primera sesión de grabación de la que quedaron los temas Gloria, Turn on your love light y Don't start crying now, su primer sencillo, que pasó completamente desapercibido en listas británicas. Sin embargo, Rowe estaba convencido del talento del grupo e insistió. En octubre de ese año les sugirió hacer una versión del tema Baby please don´t go, de Big Joe Williams. con un joven Jimmy Page como guitarrista rítmico de sesión. La canción se lanzó al mercado británico en noviembre, con Gloria en la cara B, logrando el número 10 en listas. Them apareció en la televisión inglesa junto a los Rolling Stones en el programa Ready Steady Go!, posicionándose ante una audiencia más amplia en todo el Reino Unido. La prensa describió a la voz de Van Morrison como una mezcla entre Mick Jagger y Eric Burdon. con algo del misticismo celta de las altas tierras irlandesas. Y no estaban errados, pero Van Morrison era mucho más que un híbrido entre referentes, dueño de un aura y carisma único.

Them
Them, el grupo donde inició su carrera Van Morrison (en el centro de la foto).


Fue justamente la canción Gloria la que selló la suerte de la banda de Van Morrison gracias a un extraño impacto que tuvo en algunas emisoras de la costa oeste de los Estados Unidos, convirtiéndose en un himno de culto del rock underground. Them, con Van Morrison como vocalista, grabaron dos álbumes: Angry young Them (junio de 1965) y Them again (enero de 1966), trabajos que contaron además con el excepcional aporte en los teclados de Peter Bardens, quien en los años 70 fundaría Camel junto a Andy Latimer. El repentino éxito en listas inglesas y el impacto de Gloria en emisoras de California los llevó a Estados Unidos, donde su música recibió la misma aceptación que la de los Beatles, Rolling Stones, The Animals y Spencer Davis.
Tras el éxito obtenido en Norteamérica, a inicios de 1967 Van Morrison decidió apartarse del grupo y seguir su exitosa carrera como solista. Una movida adelantada y visionaria porque dos años más tarde del lanzamiento de su álbum debut Blowin´ your mind (1967) -donde viene la inmortal Brown eyed girl-, la normalidad en Irlanda del Norte tomaría un rumbo inesperado por cuenta de la violencia sectaria entre unionistas británicos y nacionalistas irlandeses. Van Morrison, desde aquel verano del amor y durante más de cuatro décadas, se radicó con su familia en San Francisco, donde además escribió páginas doradas para la historia del rock, el soul, el R&B, el jazz, el folk celta y tantos géneros por los que ha transitado gracias a álbumes de gran factura y trascendentales como Astral weeks (1968), Moondance (1970), Tupelo honey (1971), Into the music (1979), No guru, no method, no teacher (1986), Avalon sunset (1989), entre otra docena de obras cumbres. Van Morrison sigue siendo la leyenda viva más importante del rock norirlandés por cuenta de más de 58 años al servicio de la música. Un compositor y letrista excepcional que también merece el Nobel de Literatura de la misma manera que lo obtuvo Dylan. No exagero.
Mientras en Belfast el rock se expandía como un virus incontenible desde inicios de la década de los 60, en Dublín la Iglesia católica trataba de mantener un control que con la Beatlemanía se hizo imposible de sostener. Desde mediados de los años 50 el clero se opuso rotundamente a todo el “libertinaje” que representaba el rock and roll, el soul, el R&B y el jazz para la juventud. Desde los estrados clericales se instaba a los jóvenes a mantenerse a alejados de la “impureza de un sonido pagano que alteraba la tranquilidad del alma” y a buscar en la sabiduría del folclor celta la fuente de entretenimiento. Una solución inicial desde la industria del entretenimiento apareció en 1959 para evitar el rezago cultural: las showbands (imaginemos a Bill Haley en modo irlandés). Los salones comunitarios, los bares y los teatros se convirtieron en punto de encuentro de los irlandeses para disfrutar de la música moderna, sin excesos y bajo la mirada atenta de las autoridades. La tristemente más recordada de esas agrupaciones fue la Miami Showband de los años 60 y 70, cuyos miembros murieron emboscados por paramilitares del norte en 1975 cuando regresaban a Dublín tras un espectáculo en Belfast. Por eso, lo que obtuvo Them en el Reino Unido fue inspirador para una juventud que bajo ningún aspecto seguiría atada a las ideas retrógradas de la religión.

La historia del desarrollo del rock en Irlanda es también la de dos polos opuestos, Dublín y Belfast, enfrentadas por miradas y perspectivas muy disimiles de la evolución de la música popular.


Un punto de quiebre en la historia del rock en Irlanda fue la llegada de los Rolling Stones a Dublín en 1965, hecho que quedó retratado en el documental Charlie is my darling. La imagen libre y carismática de Mick Jagger y compañía conquistó el corazón de miles de jóvenes eufóricos que decidieron seguirles los pasos a sus ídolos ingleses. Paulatinamente aparecieron tiendas de instrumentos, la oferta de almacenes de discos aumentó, las emisoras programaban más rock y era inevitable su impacto en la República de Irlanda. Sin embargo, a diferencia de sus vecinos del norte, los del sur no tenían un referente, una figura emblemática e icónica de quien apegarse y sacar pecho como sucedía con el joven Van Morrison, que con su particular forma de cantar había conquistado a miles de espectadores en el Reino Unido y Estados Unidos. Eso cambiaría en 1970 cuando Rory Gallagher, el equivalente irlandés de Eric Clapton y Jimi Hendrix, emprendió su carrera en solitario para convertirse en el primer gran héroe del rock irlandés.

Carismático, dicharachero, alegre, bebedor empedernido de whisky y cerveza y con un magnetismo especial, Rory Gallagher fue uno de los primeros músicos irlandeses con plena conciencia de la violencia en Irlanda del Norte.


Reconocido por su habilidad en la guitarra con la banda Taste, un power trío formado en Cork en 1966 con Eric Kitteringham en el bajo y Norman Damery en la batería, fueron la respuesta irlandesa a Cream con dos álbumes memorables editados en 1969 y 1970. En tres años lograron construir un nombre y reputación que los llevó a tocar en varias ciudades de Europa, sumando un amplio grupo se seguidores, especialmente en la República de Irlanda, donde eran venerados como ídolos. Tras una gira por Alemania, de participar como teloneros en el concierto de despedida de Cream en el Royal Albert Hall y de tocar con Blind Faith en Estados Unidos, Gallagher se dio cuenta de que su potencial era mayor y emprendió una carrera en solitario que dejó huella en gran parte del planeta.

Rory Gallagher
'Deuce', álbum de Rory Gallagher.


Los años 70 fueron su período más prolífico gracias a diez magistrales álbumes en estudio (especialmente el debut, Tattoo, y Calling card, producido por Roger Glover, de Deep Purple) y dos joyas en vivo como el Live in Europe y el Irish Tour '74, en el que demostró todo su talento e influencias que iban desde Lonnie Donegan, pasando por Muddy Waters, Buddy Holy, John Mayall y Peter Green, entre otros. Carismático, dicharachero, alegre, bebedor empedernido de whisky y cerveza y con un magnetismo especial, Gallagher fue uno de los primeros músicos irlandeses con plena conciencia de la violencia en Irlanda del Norte. Durante los años de mayor agitación de los Troubles (la violencia sectaria), mientras otros artistas no se presentaban en Belfast, Gallagher tocó allí dos veces al año. En 1974 se alojó en el Hotel Europa de la capital norirlandesa, conocido como “el hotel más bombardeado de Europa” por cuenta de la docena de bombas que puso el IRA. Esa postura sin concesiones, empática con el dolor de un pueblo y coherente con sus raíces, le generó la admiración de miles y miles de seguidores en toda la isla, Boston, Filadelfia y Nueva York, algunos países de Europa y Japón, donde fue venerado.
Gallagher murió muy joven, en 1995, con tan solo 47 años y una carrera sólida que le dio el rótulo de la primera gran estrella del rock irlandés. Rindió a sus pies a Clapton, Queen, The Who, los Stones, Fleetwood Mac y Deep Purple, quienes se peleaban por tenerlo como telonero. Sin la movida estratégica y artística del Gallagher bueno, ni Thin Lizzy a mediados de los 70, ni U2 en los 80 y los Cranberries en los 90 hubiesen logrado traspasar las fronteras de Irlanda. Alguien tenía que abrirles ese camino y mostrarles cómo hacerlo, muy a pesar de los estigmas que cargaban los irlandeses por su turbulento pasado.

The Undertones.
The Undertones, de Irlanda del Norte.


La historia del desarrollo del rock en Irlanda es también la de dos polos opuestos, Dublín y Belfast, enfrentadas por miradas y perspectivas muy disimiles de la evolución de la música popular. Así como a finales de los años 70 Thin Lizzy estableció con los álbumes Jailbreak (1976), Black rose (1977) y Bad reputation (1979), una nueva forma de crear himnos del rock en Dublín inspirados, en algunos casos, en melodías tradicionales irlandesas o en pandilleros de Mánchester, los norteños Undertones, con esa forma particular de cantar de Feargal Sharkey, crearon la antítesis perfecta a lo que planteaba la banda de Phil Lynott, otra estrella luminosa en el firmamento del rock irlandés.

Sin la movida estratégica y artística de Rory Gallagher, ni Thin Lizzy a mediados de los 70, ni U2 en los 80 y los Cranberries en los 90 hubiesen logrado traspasar las fronteras de Irlanda.


Los Undertones, más rudos, crudos, viscerales, críticos del momento del país desde el punk y el postpunk que conquistó al Reino Unido a finales de los 70, le hicieron olvidar a una generación a Van Morrison y conquistaron el corazón de miles de jóvenes que encontraron nuevos héroes y referentes.
Canciones como Teenage kicks, de los Undertones, y The boys are back in town, de Thin Lizzy establecieron dos formas de entender y oír a dos ciudades que, a pesar de estar en el mismo territorio, no se parecen en nada y suenan muy distinto porque las circunstancias sociales, religiosas y políticas así lo decidieron. Y es que el rock norirlandés se convirtió en un antídoto para miles de jóvenes que no veían un futuro, una luz al final de la violencia que carcomía al norte dividido. La música también fue un vehículo para expresar la frustración del no acuerdo político que pusiera fin a la violencia. Y aunque en la República de Irlanda la vida tenía otro color, sus músicos no podían ser ajenos a la cruda realidad del norte. Basta con ver la postura de U2 en sus primeros cuatro álbumes frente a los Troubles (Sunday bloody sunday es el caso más sonoro), ni hablar de los Cranberries, con su inmortal Zombie.
El rock irlandés ha sido la voz fuerte, clara y unificadora de una nación dividida injustamente por caprichos imperialistas. Porque a la hora del té, es tan irlandés el protestante Van Morrison como el católico Rory Gallagher. Y gracias a la música, esa línea divisoria es inexistente. "Slainte!" ¡Salud!, en gaélico.


Playlist: Irish Rocks
https://open.spotify.com/playlist/2zNAIe5JrT4cV5pq8FhqBJ?si=1a76c38afe854831

Otros referentes irlandeses para tener en cuenta:
• Gary Moore
• The Corrs
• Clannad
• Enya
• The Divine Comedy
• My Bloody Valentine
• Planxty
• The Pogues
• Stiff Little Fingers
• The Dubliners
• The Chieftains
• Connie Dover
• Sinéad O’Connor
• Altan
• Horslips
• Paddy Reilly
• The Wolfe Tones

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí