Inflación por las nubes. ¿Quién fue el culpable: Duque o Petro?
Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño
La inflación de 2022, de 13,12 por ciento, superó todas las expectativas. ¿Quién es el responsable?
Este jueves el Dane informó que la inflación de 2022 fue de 13,12 por ciento, el dato más alto del país desde marzo de 1999. ¿Cómo llegamos hasta aquí?
Varias son las causas de que la inflación de 2022 sea la más alta en dos décadas. Por un lado, están los efectos que dejaron la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania en la oferta de insumos; por el otro, una demanda que creció más que la capacidad productiva del país y obligó a importar más con un dólar más caro.
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Los choques de oferta no dependen del gobierno de turno sino del contexto internacional. En general, los largos confinamientos mundiales por el covid ocasionaron problemas en las cadenas de suministros. La crisis de la pandemia también provocó que Estados Unidos y varios países de Europa emitieran moneda para paliar la crisis, lo cual generó un exceso de liquidez.
La guerra entre Rusia y Ucrania incrementó los costos de la energía, los fertilizantes y el trigo, entre otros productos de los que se sirve Europa y buena parte del mundo.
Al mismo tiempo, la reactivación económica mundial incrementó la demanda de petróleo. Por ende, también aumentó el precio de los combustibles y, en consecuencia, el precio de muchos otros productos.
¿Y qué tiene que ver el paro?
Colombia también puso lo suyo. Por ejemplo, en el informe de política monetaria de octubre, el Banco de la República incluyó un recuadro que explica el efecto que tuvo el paro de 2021 sobre la inflación. La conclusión es que, en promedio, la inflación de alimentos, protagonista del IPC de 2022, es nueve puntos porcentuales superior a la de los demás países de América Latina. “Los datos indican que el paro de mayo de 2021 coincidió con un aumento significativo de los precios de los alimentos en Colombia. Este fenómeno fue más fuerte que en otros países comparables y no se puede explicar con otros factores, como el exceso de lluvias, la depreciación de la tasa de cambio y algunas variables de comercio exterior”, dice el informe.
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De igual manera contribuyeron el crecimiento económico y la demanda local, que estuvieron por encima de las expectativas y de la capacidad de producción del país y ocasionaron lo que se denomina una brecha del producto positiva. Eso, a su vez, generó un incremento de las importaciones y –de paso– el desbalance comercial y de cuenta corriente, un fenómeno que le mete presión a la tasa de cambio y tiene su propio efecto sobre la inflación.
El efecto Duque
Pese a todas las advertencias de expertos, en 2021 el entonces presidente Iván Duque decretó un incremento del salario mínimo de 10 por ciento para 2022, casi el doble de la inflación del año anterior, que fue de 5,62 por ciento. Así, el IPC de los primeros meses del año recibió también el impulso adicional de la indexación del salario mínimo y la inflación del año anterior.
Aunque los hogares fueron los grandes impulsores de la demanda en 2022, los gobiernos de Duque y de Petro también pusieron de su parte. “El mecanismo más claro a través del cuál el gobierno está contribuyendo a la inflación es el mantenimiento de un déficit fiscal muy grande. Eso, en efecto, no es culpa exclusiva del gobierno actual, puesto que el alto déficit ha sido heredado del gobierno pasado. Sin embargo, la posición del gobierno ha sido ampliar masivamente el gasto al tiempo que incrementa moderadamente sus ingresos”, explica Javier Mejía, profesor de la Universidad de Stanford.
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El efecto Petro
Mejía advierte: “El hecho de que esta última cifra de inflación haya desbordado las expectativas habla de cómo ese efecto del gobierno actual es particularmente grande. A eso habría que agregar un elemento importante del que no se habla mucho en Colombia y es el efecto de las narrativas en las expectativas de inflación. El Gobierno, desde muy temprano, incluso desde los primeros días de la campaña, ha mostrado su simpatía hacia una política proinflación. Hoy, las expectativas de inflación se han desanclado, y un elemento esencial en ello es la narrativa del Gobierno”.
Una muestra de ello es la adición presupuestal, un proyecto de ley que el Gobierno espera presentar ante el Congreso en febrero para añadir al presupuesto general de este año los 20 billones de pesos adicionales que recaudará por la reforma tributaria y que se destinarán por completo a gasto ordinario.
En cuanto a las expectativas de inflación, el experto Rafael España Amador comenta que el Banco de la República debió ser más agresivo con las subidas de tasas de interés en los primeros meses y que también debería serlo ahora, pues todavía las tasas son inferiores al dato de inflación y eso puede generar percepciones que afectan las expectativas de inflación y le restan efectividad y credibilidad al emisor.
España Amador recordó que el objetivo de subir ahora las tasas de interés y desacelerar la economía es obligar a la inflación a bajar, pero también asegurar que la inflación en el futuro será baja y, por esa vía, incentivar el ahorro y la inversión de largo plazo, que es lo que impulsará nuevamente al crecimiento de la economía y por lo tanto a la generación de empleo y de ingresos para los hogares.