La disputa por la base militar en Gorgona

“Los gringos y el Ejército no nos han traído nunca nada bueno”, dice una profesora y activista de Guapi, uno de los municipios del Cauca más cercanos a la isla de Gorgona. Lo dice con desconfianza, porque teme que sus palabras produzcan las represalias de los uniformados.

"Lo que estamos haciendo es un servicio público para todos”, dice –por su parte– el capitán de Navío Javier Augusto Bermúdez, comandante de Guardacostas de la Armada Nacional. 

Ambos se refieren al proyecto de instalación de una base militar en la isla que alguna vez fue cárcel y que hoy es considerada santuario natural de Colombia y pertenece al sistema nacional de áreas protegidas. Según la Armada Nacional, se trata de un proyecto estratégico para la vigilancia de las aguas del Pacífico, pues incide sobre una de las rutas más utilizadas por el narcotráfico. Para los habitantes de la región, no es más que la imposición a la fuerza de una estructura que rompería el equilibrio natural de la isla, que ellos consideran sagrada. 

Ayuda para la deidad

Colacho, un habitante de Guapi que lleva diez años sirviendo de guía de turismo para quienes visitan la isla, cuenta que Gorgona recibió su nombre en homenaje a la deidad de la mitología griega, un monstruo femenino que utiliza dos serpientes como cinturón y que también es invocado como protección. Como la población de serpientes en la isla es alta, Colacho asegura que son ellas las que defienden la isla de ser destruida. La Armada, sin embargo, considera que esa defensa necesita un poco de ayuda militar.

De acuerdo con la justificación del proyecto, presentado por la Armada en 2010, durante la presidencia de Juan Manuel Santos, la Estación de Guardacostas de Gorgona “pretende velar por la preservación de la vida humana en el mar y el medio ambiente contrarrestando la pesca ilegal, el tráfico de fauna, la deforestación, la contaminación marítima, la minería ilegal y el control de delitos transnacionales como el narcotráfico, el tráfico de personas, el tráfico de armas, el contrabando y el terrorismo”. 

La base militar, cuyo costo está calculado en 33.000 millones de pesos, aportados por el gobierno de Estados Unidos, consiste en la instalación de una antena de monitoreo de 55 metros de altura, un muelle para embarcaciones pequeñas y la adaptación de viviendas para los miembros de la Armada que ejerzan la vigilancia en la isla.

"¿Cómo es que le van a construir encima?"

La Gorgona es un ecosistema delicado habitado por muchas especies endémicas, algunas en peligro de extinción. Aún así, el proyecto fue autorizado por el propio Ministerio de Ambiente.

De acuerdo con los estudios presentados por la Armada Nacional y Parques Nacionales, el muelle no tocará ninguna formación coralina y se construirá como si fuera un rompecabezas. “Es como si fuera un lego. Todo se traerá sin la intervención de maquinaria pesada y esto podrá facilitar el acceso a la isla no solo para nosotros, sino también para todas las personas que visiten este lugar”, asegura el capitán  Bermúdez.

Otra cosa piensan los habitantes de la región. Hace un mes, durante una de las jornadas de diálogos regionales del Gobierno Nacional, los guapireños le advirtieron a la vicepresidenta Francia Márquez que no querían ningún muelle ni ninguna base del Ejército en Gorgona, pues la isla se vería gravemente afectada. 

Han pensado en organizar protestas y en pasar derechos de petición para que se entienda una cosa: la comunidad de Guapi, o al menos una parte importante, no está de acuerdo con que se toque la isla, mucho menos con una base militar: “Es que con nosotros no han sido claros. No nos han dicho, con precisión, qué es lo que harán. No nos han socializado nada y consulta previa tampoco ha habido. Siempre nos han dicho que la isla no se debe tocar, que debe ser protegida de todo, ¿entonces cómo es que le van a construir encima?”, pregunta la profesora. 

La vicepresidenta Márquez les respondió que los apoyaría en su lucha para evitar la intervención en Gorgona: “El desarrollo no puede ser a costa de la vida de la gente, de la naturaleza y del bienestar. El desarrollo es con la gente, es con la naturaleza o no será”, aseguró.

Pero el proyecto de la base continúa. La Armada Nacional acaba de levantar la antena, que monitoreará el movimiento de embarcaciones en la zona, y para 2023 tiene planeado iniciar la construcción del muelle y la restauración de las viviendas de los uniformados. 

El comandante asegura que la misión principal de la Estación será combatir a los grupos criminales con mayor efectividad. El avance de grupos armados ilegales, entre ellos el Clan del Golfo y algunas facciones de las disidencias, han aumentado significativamente el tránsito de narcotráfico por este corredor. También es una de las rutas principales de salida para el tráfico de personas: “Si este proyecto no se consolida, los únicos que ganan son los criminales. Desde Guapi nos han hecho mucha oposición. Pero es que allá mismo hay una fuerte presencia de las disidencias. Así, ¿cómo no se van a oponer? Es que nadie quiere que lo vigilen”. 

Posiciones divididas

A pesar de que la Armada y Parques Nacionales aseguran que es un proyecto necesario, las opiniones entre los ambientalistas están divididas. Por un lado, el exministro de Medio Ambiente, Manuel Rodríguez, se alinea con los guapireños y asegura que construir este proyecto en Gorgona va en contra de los principios que competen a un parque natural: “Es como si decidieran construir un CAI en medio de la Plaza de Bolívar. O como si pretendieran poner una antena encima de alguna catedral primada. Son cosas absolutamente impensables. Entonces, ¿por qué sí les parecería correcto construir sobre un lugar que no se debería tocar?”. le dijo a CAMBIO. 

En su columna del diario El Tiempo, el exministro ya había escrito: “Como es obvio, este sería el inicio del establecimiento de una base más amplia en el futuro. La Academia de Ciencias y el Comité Científico del PNN Gorgona han señalado en diversos documentos y comunicaciones dirigidas a los anteriores gobiernos los daños que este proyecto produciría a la biodiversidad terrestre y marina de este gran parque nacional”.

Rodríguez añadió a CAMBIO que los motivos presentados por la Armada Nacional no son lógicos. Asegura que la lucha contra el narcotráfico podría darse, también, desde otros puntos estratégicos: “Ellos dicen que este punto es estratégico para detener el paso de embarcaciones ilegales por la zona. Pero eso no tiene sentido. La tecnología actual permite tener radios de cobertura tremendamente amplios. ¿Por qué no podrían desplegar botes rápidos desde el mismo Guapi, por ejemplo?”. 

Por su parte, presidenta del Grupo de Expertos de la Lista Verde en Colombia, Sandra Valenzuela, asegura que tanto esta organización, como varias otras, han logrado que la licencia de construcción tenga en cuenta distintas consideraciones para que las afectaciones sean mínimas. Esto, de acuerdo con las licencias presentadas inicialmente: “Toda obra en un espacio natural tendrá implicaciones. Sin embargo, acá hemos hecho las recomendaciones necesarias para que se replanteen muchas cosas. Antes, las viviendas se habían pensado sobre un terreno que, más adelante, descubrimos que era un humedal. Por eso se cambiaron. Lo mismo con el muelle, que antes habría tocado varios corales y ahora se construirá en una zona que evita esto”. 

Como ella, Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, considera que esta obra no tendrá mayores implicaciones sobre la isla, y en cambio sí podrá ayudar a combatir también los delitos ambientales: “No estoy de acuerdo con el discurso de quienes, sin saber mucho sobre la obra, están condenándola. La presencia de la Armada podría ser muy buena para detener muchos delitos ocurridos en la zona. Sin embargo, considero que se ha movido también mucha desinformación sobre el proyecto”. 

Para Rodríguez, la idea es retrógrada: “Si el gobierno del presidente Petro continúa con este proyecto, iría a contrapelo de sus propósitos de convertir a Colombia en una Potencia Mundial de la Vida y de transformar radicalmente la política del país sobre el narcotráfico. El proyecto de la estación de guardacostas en Gorgona pertenece a la vieja política antidrogas dictada desde la Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos de Estados Unidos”.