Con la victoria de Lula se consolida la izquierda, pero no en bloque como antes
31 Octubre 2022

Con la victoria de Lula se consolida la izquierda, pero no en bloque como antes

Crédito: Fotoilustración: Yamith Mariño

Hace casi dos décadas se conformó un bloque de gobiernos alternativos del que Colombia no hizo parte. Hoy, con la victoria de Lula y la presidencia de Petro, este escenario vuelve a surgir como una posibilidad pero no se ve tan clara. ¿Qué ha cambiado?

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Jair Bolsonaro falló en su intento de reelegirse como presidente de Brasil por los siguientes cuatro años. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva le ganó en la segunda vuelta de las elecciones por un estrecho margen del 1,8 por ciento y regresa al poder después de su salida en 2010. Al final del preconteo, los números mostraban que el actual mandatario, quien es catalogado como ultraderechista por sus detractores y apela a un discurso abiertamente populista, consiguió 58,2 millones de votos —casi 400.000 más que en su victoria de 2018—, pero no le alcanzó frente a los 60,3 millones de su oponente. De esta forma, Lula da Silva gobernará un país dividido políticamente y en donde los discursos se han radicalizado de forma notoria. Atrás quedaron los años en los que su aprobación superaba el 90 por ciento y ahora tiene entre sus tareas recobrar la confianza de millones de ciudadanos que lo consideran un presidente ilegítimo por sus escándalos de corrupción.

Pero, además de las repercusiones a nivel local del resultado, las reacciones no tardaron en aparecer en la región. En Colombia, por ejemplo, el presidente Gustavo Petro no ocultó su favoritismo y, tan pronto se supo quién era el ganador, publicó en su cuenta de Twitter un mensaje enalteciendo a Lula. Con el paso de las horas, en la tarde del lunes, reveló que sostuvo una conversación telefónica con el nuevo jefe de Estado brasileño y que la Amazonía fue uno de los temas que trataron.

Lo propio hizo la vicepresidenta Francia Márquez, quien envió un “abrazo ancestral” al triunfador de la jornada y le extendió sus felicitaciones.

 

El regreso de Lula da Silva al Ejecutivo en Brasil ha provocado que muchos analistas equiparen el escenario actual con lo que sucedió en la primera década del siglo cuando muchas naciones de América Latina dieron su voto de confianza a alternativas de izquierda. En ese momento, bajo el liderazgo tácito de Hugo Chávez en Venezuela, se consolidó un bloque con líderes de esta orilla ideológica que estaba conformado por Argentina con Cristina Fernández; Ecuador con Rafael Correa; Paraguay con Fernando Lugo; Chile con Michelle Bachelet; Bolivia con Evo Morales; y, claro está, Brasil con Lula da Silva. En los años venideros, con estos líderes más desgastados y algunos incluso de salida, apareció otra figura altamente mediática como José ‘Pepe’ Mujica en Uruguay.

Mientras esto ocurría, Colombia estaba bajo el mando de Álvaro Uribe, conocido por sus posturas conservadores y ubicado en el espectro de la derecha, lo cual llevó a que las relaciones diplomáticas con varios de los países vecinos se tensionaran mientras se fortalecían los vínculos con Estados Unidos. Quizá el momento más álgido de este distanciamiento se vivió en 2008 cuando una operación del Ejército colombiano dio de baja al guerrillero Raúl Reyes, miembro del secretariado de las Farc, quien se encontraba en un campamento en territorio ecuatoriano. Dado que las autoridades ecuatorianas jamás fueron notificadas de los planes de las fuerzas militares de Colombia, se desató una crisis entre ambos países que adquirió un tono aún más fuerte con el involucramiento del entonces presidente venezolano Hugo Chávez, a quien acusaban de auspiciar y proteger a las Farc.

La situación no pasó a mayores y el paso del tiempo vio cómo los protagonistas —Uribe, Correa y Chávez— dejaban el poder y daban paso a sus sucesores. Pero hoy, dada la llegada de una nueva ola de gobiernos de izquierda en la que sí está incluida Colombia a raíz de la victoria de Gustavo Petro, muchos se preguntan si se replicará el mismo modelo que se vio hace más de una década, en el que los discursos antiimperialistas y populistas eran una constante.

La región confirma su inclinación a la izquierda. Se cierra el ciclo de gobiernos conservadores que comenzó con el sorpresivo triunfo de Mauricio Macri en Argentina sobre Daniel Scioli en 2015. Luego llegaron Pedro Pablo Kuczynski en Perú, Enrique Peña Nieto en México, Sebastián Piñera en Chile e Iván Duque aquí. Sin embargo, este giro a la izquierda hay que matizarlo. La izquierda no será hegemónica como hace dos décadas cuando estaban Chávez, Correa, Morales y el mismo Lula porque tiene muchos problemas internos. El ejemplo es que Boric, en Chile, sufrió la derrota del plebiscito constituyente; Fernández en Argentina tiene la devaluación del peso y el estancamiento económico; y López Obrador en México ha preferido tener un perfil muy bajo”, advirtió.

El académico agregó que otra de las razones que marcan una diferencia considerable entre ambos momentos de la historia es que anteriormente los gobernantes de izquierda tenían más margen de maniobra a diferencia de ahora. Señala que hoy han obtenido sus victorias gracias a las coaliciones que han logrado armar y eso los obliga a hacer concesiones con otras colectividades y organizaciones.

Uno lo que ve es que los gobiernos de izquierda, si bien son mayoría, no tienen el mismo sentido de unidad de antes y son mucho más pragmáticos. En buena medida son así también no solo por sus problemas internos sino porque gobiernan con el centro político y eso los obliga a ser más moderados”, afirmó.

Mientras en Brasil se lleva a cabo la transición de mandato en los dos meses que le restan al año, los demás presidentes de la región deberán consolidar sus proyectos. La recesión económica plantea un enorme reto para todos y es posible, como los señaló Jaramillo, que las afugias nacionales sean tan intensas que poco tiempo les quede para echar mano de la camaradería ideológica. Lula ocupará la silla de Bolsonaro y es probable que la situación de sus pares en el resto de la región sea una muy diferente a la de hoy.

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