La guerra del Pacífico colombiano llega a Chile

La guerra del Pacífico colombiano llega a Chile

La reconfiguración de las rutas del narcotráfico colombianas ha provocado que las bandas locales de Buenaventura busquen en otros puertos un nuevo sitio donde ostentar su poder y su intimidación. La guerra del Pacífico colombiano se ha trasladado a Chile.

Por: Maria F. Fitzgerald

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El cuerpo fue regado por toda la ciudad de Santiago, la capital de Chile, en mayo de este año. Lo primero que encontraron fue el torso, que estaba con las manos amarradas. Al día siguiente, la cabeza apareció en una caja. Luego aparecieron las piernas, en otro de los barrios más empobrecidos de la capital. 

La víctima fue un joven de 24 años que había emigrado años atrás desde el Valle del Cauca. Se llamaba Jhon Sebastián Grueso Vásquez y en 2017 había ingresado a Chile como turista. Sin embargo, cuando fue encontrado, se supo que en aquel país había sido condenado en 2020 por robo violento y que, además, estaba en libertad condicional. 

La investigación de su caso llevó a la Fiscalía chilena a indagar sobre un posible ajuste de cuentas por parte de bandas de narcotráfico colombianas.

Desde finales de 2021, las advertencias sobre la migración del conflicto del pacífico hacia Chile empezaron a encenderse, por la posible migración de cabecillas de Los Espartanos, la banda que sostiene una guerra urbana con Los Shottas en Buenaventura. 

El cambio en las rutas del narcotráfico, la separación de la banda La Local de Buenaventura, la lucha por el control de los puertos chilenos con otras bandas suramericanas para la salida de la cocaína y la inmensa migración del pacífico colombiano por el boom minero en Chile ha llevado a que, ahora, la guerra se esté librando también allá. 

 

La migración hacia Chile y la nueva guerra urbana 

El boom de la minería de cobre chileno empezó a convertirse en una promesa de prosperidad que llegó a los oídos de los habitantes del Pacífico colombiano hacia 2007. 

Con la creciente violencia tomándose ciudades como Buenaventura y Tumaco, la alternativa de viajar hasta el sur del continente empezó a desencadenar una oleada que primero se tomó Antofagasta, una ciudad mediana ubicada sobre el Pacífico chileno. 

Sin embargo, con la expansión del narcotráfico, la crisis de minería en Antofagasta y la modificación de las rutas del narcotráfico, la migración sirvió como una cuna perfecta para que, hacia 2015, ocurriera otra oleada de migración, esta vez hacia Iquique: “Barrios enteros de gente negra del pacifico colombiano comenzaron a verse por allá en 2015. Pero también empezaron a darse problemas de pandillas que se trasladaron a Iquique. Problemas que, entre otros, hicieron aparecer los gota a gota”, señala Dennis Huffington, investigador de la Fundación Pares y Reconciliación. 

Para 2017, durante otra oleada de violencia en el Pacífico colombiano, una nueva masa migratoria se fue hacia Chile. La guerra entre La Oficina y Los Urabeños, en Colombia, provocó el desplazamiento ya no sólo de las víctimas, sino también cabecillas de las bandas que estaban siendo condenados en Colombia: “Se van a esconder a Chile en los asentamientos bonaverenses. Allá, siguen con sus actividades delictivas y se asocian con los gota a gota. Ahí van creando la red criminal que va desde Colombia hasta Chile”, asegura Huffington. 

Con la guerra desatada por la separación de la antigua Oficina entre Shottas y Espartanos, en 2021 ocurrió otra oleada de violencia que obligó a a los principales cabecillas de ambos grupos a emigrar hacia el sur. Así, aprovecharon para afianzar las líneas de narcotráfico en los puertos chilenos. 

La Fiscalía chilena y los investigadores del conflicto colombiano han detectado que estos grupos están dirigiendo en Chile las estructuras locales del microtráfico, las extorsiones y los gota a gota. 

"Es común escuchar en la conversación 'me voy a ir a Chile', o 'cuando estuve en Chile', y cada semana es una familia recolectando fondos para repatriar cuerpos de personas que son asesinadas en Chile en su mayoría", asegura Juan Manuel Torres, coordinador de oficina regional PARES-Pacífico. 

La Dirección de Sustitución Voluntaria de Cultivos advierte que, en vista de la nueva política de drogas en Colombia, que se ha concentrado en perseguir a los grandes distribuidores en vez de a los pequeños cultivadores de hoja de coca, estos grupos están buscando tomar control de los puertos chilenos para conectar desde allí con Estados Unidos, Europa y algunas regiones de Asia. 

La pasta de coca que sale de Colombia

Con base en un fragmento del informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) el presidente Gustavo Petro escribió un trino en el que explica que, ahora, las rutas del narcotráfico se están concentrando en la frontera colombo-ecuatoriana, donde hoy en día está la mayor cantidad de cultivos de coca. De acuerdo con la la oficina de Sustitución de Cultivos, Putumayo y Vichada son los dos departamentos con más coca en Colombia. 

Gracias a la porosidad de la frontera, los cultivadores de la planta se desplazan con relativa facilidad hacia las ciudades ecuatorianas, en las que pueden vender bien sea la hoja de coca, o la pasta de coca. Luego, los grupos del narcotráfico llevan esa coca hacia el sur del continente, donde terminan de transformarla en cocaína y sale distribuida a los mercados del resto del mundo. 

“Es más fácil de distribuir, sobre todo por el cambio de las políticas. Por años se ha perseguido al cultivador, pero con la nueva política nacional, se persigue al gran narco que acapara cocaína. Por eso, ahora, el procesamiento de la coca no se finaliza en Colombia sino que se extiende a otros países. Por eso hemos empezado a encontrar laboratorios en Chile, Argentina, México e incluso en España”, aseguró a CAMBIO Felipe Tascón, director de la oficina de Sustitución. 

Tascón señala que estas modificaciones exigen replantear la política de drogas a nivel global: que en lugar de seguir persiguiendo a los campesinos, o a los miembros más vulnerables de la cadena del narcotráfico, se empiece a hacer un proceso diferente: “Nosotros hemos empezado a incautar los kilogramos de cocaína y los insumos con los que se procesa la cocaína. Hemos clausurado pistas y rutas de salida. A nivel nacional, estamos cambiando el panorama de la coca como planta con múltiples usos. Pero esto requiere, en profundidad, ese cambio de paradigma a nivel global”.

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