Crédito: Colprensa/ LOS MÉDICOS DE MACONDo
'Los Médicos de Macondo': conozca los médicos de carne y hueso en los que se inspiró García Márquez
- Noticia relacionada:
- Gabriel García Márquez
- Literatura
'Los Médicos de Macondo' es un libro inédito y precioso que indaga en la medicina y los doctores en la obra de Gabriel García Márquez. Acá por qué leerlo.
– Entonces ¿todo lo que pones en tus libros tiene una base real?
–No hay en mis novelas una línea que no esté basada en la realidad.
–¿Estás seguro? En Cien años de soledad ocurren cosas bastante extraordinarias. Remedios, la bella, sube al cielo. Mariposas amarillas revolotean en torno a Mauricio Babilonia…
–Todo ello tiene una base real.
Esta entrevista que García Márquez le dio a su amigo cercano Plinio Apuleyo Mendoza en 1994, reafirmó la frase que hizo que Juan Valentín Fernández de la Gala, médico y antropólogo forense, escribiera Los Médicos de Macondo, la medicina en la obra de Gabriel García Márquez.
El libro, que está escrito con una fluidez y una elocuencia fascinantes, financiado, editado e impreso por la Fundación Gabo, cumple el capricho feliz de un académico amante de la obra del nobel que un buen día se propuso la titánica –y poética– tarea de atar cabos entre la imaginación desaforada de García Márquez y sus referentes de carne y hueso.
El resultado, por el amor y el rigor que el libro le profesa a los relatos de Gabo, por su astucia periodística y detectivesca, por sus filigranas narrativas para entretejer entrevistas, anécdotas, hechos históricos y semiótica en la obra de García Márquez, es poco menos que un milagro.
A forma de abrebocas, les contamos tres de los hallazgos que el libro, con profundidad, rigor y audacia, presenta.
El rebelde médico argelino que inspiró el doctor de El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora
En 1956, exiliado gracias a la persecución a la prensa del dictador Rojas Pinilla –que causó el cierre de El Espectador–, sin plata y sin trabajo, para sobrevivir en París Gabriel García Márquez cantaba canciones mexicanas en L´Escale, un centro nocturno parisino en el que le pagaban un dólar por noche. Paranoica con el movimiento independentista argelino, la policía francesa irrumpió en el centro y arrestó a Gabo debido a su aspecto norteafricano. En la Gendarmería de Saint-Germain-des-Prés, en donde lo encerraron, conoció a Mohammed Tebbal, médico argelino, militante independentista, que además de curar gratuitamente a los más desfavorecidos en su tierra, les repartía de forma clandestina panfletos proindependentistas. Huyó de Argelia con rumbo a París porque su compromiso social y carácter revolucionario lo hicieron un target prioritario para la inteligencia francesa.
Desde ese encuentro fortuito tras los barrotes, el médico Tebbal y García Márquez trabaron una estrecha amistad que, por un lado, generó en el escritor una cercanía especial con Argelia y su lucha independentista; y por otro le sirvió de inspiración para la creación de Octavio Giraldo, el médico de cabecera de La mala hora y de El coronel no tiene quien le escriba –aquel doctor inolvidable que además de curar sin costo a los más pobres, les daba también los medicamentos de forma gratuita–.
Para sorprenderse con los pormenores del homenaje poético que Gabo le hizo a su amigo argelino en ambas novelas, así como para enterarse en profundidad del trasegar vital del médico rebelde, y de la penuria del nobel en sus días más áridos en Francia, lo mejor que usted puede hacer, lector, es leer Los Médicos de Macondo.
La hojarasca: ¿un parricidio?
¿Se acuerdan del forajido médico suicida de La hojarasca? Ese que un día se encerró en sí mismo y con la sentencia de “Se me olvidó todo de eso” se negó a prestar cualquier auxilio médico; ese de quien se sospecha en la novela que no tiene un título oficial porque se niega a entregarlo cuando le es requerido y que llegó hasta Macondo con una carta de recomendación del coronel Aureliano Buendía. El acusado por la muerte de su sirvienta y amante Meme en un pasquín que llega hasta su puerta…
Ahora piensen en Gabriel Eligio García Martínez, papá de Gabo. Les ayudo: se hacía llamar doctor sin tener en su haber la titulación oficial de médico. Forastero en Aracataca y de padre no reconocido. “Todo eso se me fue, se me fue yendo, hasta que se acabó”, sentenció cuando no quiso curar más enfermos. En 1951, pasquines en su contra lo hicieron abandonar Sucre.
¿Coincidencias?
O más bien ese médico depresivo y soberbio es, como sostiene J.V. Fernández de la Gala, la proyección que Gabo hace de su padre en la novela para poder por fin, desde la prosa y el símbolo, matarlo. Tendrán que leer Los Médicos de Macondo para sacar sus propias conclusiones y regalarse la erudición y la rigurosidad con la que de la Gala ata cabos y consigna hechos y coincidencias.
¿Quiénes son los 11 médicos que Gabo hizo entrar y salir del cuarto del moribundo Simón Bolívar?
En la novela El general en su laberinto, que hace un reportaje exhaustivo sobre los últimos meses de Simón Bolívar, para atenuar sus males y contener su melancolía, al cuarto del adolorido Libertador entran y salen 11 médicos.
Para darles relieve, verosimilitud y fuerza poética, García Márquez apeló a su dimensión periodística más rigurosa. Todos tienen un correlato en la realidad. Un aristócrata inglés radicado en Lima, esposo de Manuelita Sáenz: sí, la amante de Simón Bolívar. Un médico y botánico francés que acompañó a Humboldt en su expedición por Sudamérica y que se cruzó con Simón Bolívar en París. El sabio agustino recoleto que le dio ungüentos con base de aloe al Libertador en su estancia en el Convento de la Popa, en Cartagena.
¿Quiénes son los demás? ¿Quién fue el fascinante doctor Alexander Révérend, médico de cabecera de Bolívar y a quien Gabo estudió exhaustivamente para darle vida al doctor Próspero Réverend, personaje clave del general en su laberinto y uno de los médicos más memorables de su obra?
Más les vale leer Los Médicos de Macondo.
Además de hacer la misma operación periodística, literaria, histórica, con los médicos Juvenal Urbino – de El amor en los tiempos del cólera– y el doctor Abrenuncio de Sa Pereira Cao – de Del amor y otros demonios– el libro hace una audaz revisión de la historia de la medicina en clave garciamarqueana. Hay también un compendio de aforismos de Gabo sobre la salud, el matrimonio, la vejez, la muerte, entre otros asuntos. Y una despensa de los remedios macondianos: las recetas, los ungüentos, los brebajes que aparecen, aquí y allá, en la salud y en la enfermedad, a lo largo y ancho de la obra.