Memorias de una asidua asistente a Rock al Parque
6 Noviembre 2024 05:11 pm

Memorias de una asidua asistente a Rock al Parque

Rock al Parque

Crédito: Colprensa

Este sábado 9 de noviembre comienza la edición 28 de Rock al Parque. Mirar atrás es un ejercicio necesario para analizar la relevancia que ha tenido y sigue teniendo Rock al Parque. Renata Rincón, periodista cultural experta en música, analiza los diferentes momentos que ha vivido el festival gratuito más grande de América Latina.

Por: Renata Rincón

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Para quienes asisten a Rock al Parque desde sus inicios es confuso traer a la memoria recuerdos específicos cuando ya va por su edición 28. Al revisar los carteles de sus primeras ediciones no se sabe bien a cuál año corresponde cada imagen guardada en la mente, con escenas de cosas que sucedieron en el Parque Simón Bolívar, en La Media Torta o en el Olaya Herrera, que han marcado la forma de vivir la música y las posturas políticas de miles de jóvenes de Bogotá.

Algunas memorias recurrentes son las de la adrenalina al tener que correr hacia las gradas del Simón Bolívar cuando La Pestilencia se subía a la tarima para huir del pogo que se expandía en segundos como una peligrosa avalancha o el momento de asfixia de estar muy cerca de la tarima cuando los grupos de metal interpretaban sus canciones más pesadas. Las primeras lecciones para muchos sobre autocuidado en eventos masivos fueron y siguen siendo en Rock al Parque.

También están los recuerdos de cuando las canciones de Todos tus Muertos como Mate o Andate que hacían parte del repertorio de los bares del momento de la ciudad y que no sonaban en la radio comercial fueron interpretados en el escenario más grande posible de la ciudad. Imágenes de los raperos en La Media Torta abucheando a Kraken por hacer su concierto entre los grupos de hip hop Control Machete y Estilo Bajo, con el escenario a reventar y gente utilizando la montaña arriba de la Avenida Circunvalar como gradería. Otros momentos inolvidables son los del suelo de la plaza del Simón Bolívar vibrando las veces que allí La Derecha interpretó ¡Ay, qué dolor! o las muestras de cultura ciudadana cuando Andrea Echeverri o Dilson Díaz pidieron al público dar tres pasos atrás para cuidar a quienes estaban pasándola mal, espichados adelante.

Fueron miles los que corearon contra los gobiernos y las injusticias en ese espacio tan único en América Latina y que, gracias a él, desarrollaron sentido de pertenencia por lo público y entendieron que podían hacerle exigencias a la organización y a la administración de turno sobre los grupos que se presentaban, la cantidad de artistas locales que debían estar allí y cuestionar su gratuidad y realización. Mientras tanto, afuera, en otros países, creció la fama y el prestigio de este gran festival de la contracultura, una palabra que se usaba antes frecuentemente para referirse al Rock al Parque.

Poco a poco se establecieron las dinámicas diarias del festival, que reflejaba las músicas y culturas urbanas de la capital. Un día dedicado al público metalero, otro más al ska y el reggae y otro con el gran artista iberoamericano de cierre, precedido de los subgéneros que no hubieran sonado en los otros dos días, los que ahora están tan desdibujados y hacen cada vez más difícil definir qué es rock y que no lo es.

En los años siguientes, hubo muchos cambios. Los que siguieron asistiendo fueron testigos de una transformación que le apuntaba a que no bajaran las cifras de asistencia y garantizar que Rock al Parque siguiera siendo tan importante para la ciudad como al inicio.

Llegaron las polémicas por invitar a grupos que hacían parte de un circuito menos contracultural, así como los aplausos por poner en sus tarimas a propuestas vanguardistas que traían sonidos experimentales o artistas consolidados de lejanas latitudes. Lee Ranaldo, Bloc Party, Atari Teenage Riot, Dead Kennedys, Living Colour, Fisherspooner, Samuel Williams o la Tokyo Ska Paradise Orchestra son algunos de las decenas de nombres que desfilaron en las distintas tarimas del festival. Fue disminuyendo del cartel la cantidad de agrupaciones iberoamericanas que caracterizaron a Rock al Parque en sus inicios y llegaron otros de varios continentes.

En los últimos años, pasaron por sus escenarios grandes estrellas de pop, alejadas de la filosofía que parecía tener originalmente Rock al Parque, pero que permitieron a miles de personas disfrutar gratis de sus espectáculos. Los titulares, año tras año, se volvieron las cifras de asistencia y parecía una competencia de cuál alcaldía metía más gente al Simón Bolívar y no de cuál hacía la mejor gestión cultural para la música de la ciudad. Los indicadores de éxito, infortunadamente, terminan siempre reducidos a cifras y los funcionarios públicos sometidos a los números.

¿Cuál era el futuro del festival en épocas de fusiones musicales y de globalización? ¿Podría Rock al Parque seguir siendo un referente cuando ya existe una sólida infraestructura de festivales privados que ofrecen a la ciudad la música que antes sólo era posible en los Festivales al Parque?

Este año la decisión de la administración actual es evidente. Aunque entre las agrupaciones distritales escogidas por convocatoria pública hay algunas propuestas frescas que podrían salirse de la definición fundamentalista del rock, los invitados nacionales e internacionales le apuestan a acotar el nicho musical que tanto se había abierto en los dos miles y, además, iberoamérica vuelve a ser protagonista.

Estarán Buitres de Uruguay, una institución que no había visitado antes el país, AustinTV de México que luego de una década de separación el año pasado volvieron con un álbum que se ha llevado las mejores críticas y tendrán el cierre en el escenario Bio, y Fabiana Cantilo, la argentina que no necesita presentación, entre varios otros que mueven masas en sus países. De lo que veremos por primera vez en las tres tarimas dispuestas en el parque se destacan Leon Benavente de España o los mexicanos de Margaritas Podridas, que hacen parte de los grupos jóvenes de ese país que poco a poco empiezan a encontrar su lugar en esta escena.
https://cambiocolombia.com/cultura/rock-al-parque-2024-cartel-por-dias-con-los-artistas-nacionales-e-internacionales-que-se
Con las presentaciones de La Pestilencia, Doctor Krápula, Superlitio y Kraken de Colombia y de Todos tus Muertos de Argentina habrá un ambiente nostálgico que recordará los inicios del festival, aunque con la ausencia del punk y el hard core, siempre parte del ADN de Rock al Parque. El metal, constante en toda la historia del festival, este año tendrá invitados como los clásicos Hypocrisy, Testament, Doro y otros que son la novedad como Afsky, de black metal.

El de 2024 será un Rock al Parque que evoca lo clásico, un festival que muestra este año que tal vez su esencia no estuvo nunca en uno o unos géneros musicales, sino en representar eso que pasa aún fuera del radar de las masas. ¿Hacia dónde irá? Ya veremos la lectura que harán quienes lo organizan actualmente. Por ahora, el primer consejo es ir temprano si se quiere conocer lo que está pasando hoy día en la ciudad, con algunos grupos ya de varios años de trayectoria como Nicolás y los Fumadores o Mad Tree y todos los emergentes que tendrán por primera vez este escenario para darse a conocer. El segundo, quedarse hasta el final para disfrutar de lo que sucedía hace casi 30 años y experimentar, en tres días, algo de lo que fue, es y seguramente seguirá siendo Rock al Parque.

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