'Siembra vientos y recogerás tempestades', un clásico que sigue vigente
20 Octubre 2024 03:10 am

'Siembra vientos y recogerás tempestades', un clásico que sigue vigente

Patricia Lara.

Crédito: Colprensa

Recientemente Editorial Planeta reeditó 'Siembra vientos y recogerás tempestades', un clásico del reportaje sobre el conflicto armado en Colombia, y que se publicó por primera vez en 1982.

Por: Redacción Cambio

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En 1982 Patricia Lara, fundadora de CAMBIO, publicó Siembra vientos y recogerás tempestades, un libro que, para la época, era poco menos que un sacrilegio: escribir la historia de un grupo guerrillero. En este caso, la historia del M-19. Eran tiempos de mucha represión, en los que publicar un libro como este representaba un riesgo mayúsculo para quien se atreviera a hacerlo.

Patricia Lara lo hizo y, a pesar de que comenzó con editoriales independientes, logró que muchas personas lo compraran, lo que supuso un sinnúmero de reimpresiones y ediciones que ella explica con detalle en el prólogo de esta nueva reedición de esta obra, que desde hace muchos años ha sido considerada como un clásico del reportaje sobre la violencia en Colombia. El libro, además de contar la historia del grupo guerrillero, reúne los perfiles de los fundadores del M-19, movimiento guerrillero al que perteneció el presidente Gustavo Petro Urrego.

El próximo jueves 24, a las 6:00 de la tarde en la biblioteca del Gimnasio Moderno, Patricia Lara conversará con Eduardo Pizarro Leongómez, hermano de Carlos, uno de los líderes del M-19 asesinado en 1990 cuando era candidato presidencial.A continuación se reproduce el prólogo que Patricia Lara escribió para esta reedición de 2024.



 

Prólogo


 

La mañana de ese viernes soleado de noviembre de 1980, cuando en el parqueadero del Carulla del Park Way de Bogotá me encontré, para hacerle una entrevista, con el hombre más buscado por las fuerzas de seguridad de Colombia, el guerrillero Jaime Bateman Cayón, fundador del Movimiento 19 de Abril, M-19, quien, sonriente y solo, me miraba a través de la ventana su pequeño automóvil, no me imaginé que, 44 años después, el libro que escribiría a raíz de ese encuentro, Siembra vientos y recogerás tempestades, se editaría en 22 ocasiones o más, sin contar las ediciones piratas y en mimeógrafo que circularon poco después de su primera edición, publicada en enero de 1982 por Editorial Fontamara, una pequeña editorial española de la cual mi primer marido, Jorge Posada Lalinde, había sido socio.

En medio de esa situación de seguridad tan complicada que había entonces en el país, y luego de que, durante el gobierno de Julio César Turbay, el M-19 no solo le había robado más de cinco mil armas al Ejército, se había tomado la Embajada de la República Dominicana y había lanzado tres disparos de mortero contra el palacio presidencial, el primer escollo que se me presentó fue encontrar quién distribuyera el libro en Colombia. Entonces hablé con José Vicente Kataraín, gerente de la Editorial Oveja Negra, quien iba a ser nuestro socio en un periódico que iba a llamarse El Otro y que íbamos a hacer con Gabriel García Márquez, Mercedes Barcha, Darío Arizmendi y Jaime Castro. Le pedí que distribuyera el libro. Recuerdo que en la copia del contrato en el que se establecían los términos de la distribución de la obra, escribió de su puño y letra: “obra de caridad”.

Esa primera edición se agotó en pocos días. Entonces, con la complicidad de mi padre, Rómulo Lara Borrero, un gran empresario y un espléndido ser humano, fundamos una editorial que se llamó Editorial Punto de Partida, cuyo logotipo, un punto del cual se desprendía una flecha oblicua en ascenso, lo dibujó él mismo. Así, mientras por seguridad yo salí del país, mi padre se encargó de publicar y de organizar la distribución de esa segunda edición de 5 000 ejemplares de este libro, que también se agotó en semanas. Y fue así como cada mes publicamos una nueva edición de 5.000 ejemplares, hasta completar cinco ediciones que salieron con una impactante portada de La Chiqui, la guerrillera que participó en la toma de la Embajada Dominicana por parte del M-19, y que todos los días aparecía con la misma capucha que tenía en la foto, para ir a negociar con el delegado del gobierno de Turbay en una camioneta que habían parqueado para el efecto a unas decenas de metros de la sede de la embajada, tomada por el comando guerrillero.

En 1986, Editorial Planeta se interesó en hacer una nueva edición actualizada de ese libro: para entonces ya estaban muertos los protagonistas de Siembra vientos: Jaime Bateman había fallecido el 28 de abril de 1983 en un extraño accidente aéreo ocurrido durante un vuelo de Santa Marta a Panamá; Iván Marino Ospina había muerto combatiendo con las fuerzas de seguridad en una casa en Cali, el 28 de agosto de 1985; y Álvaro Fayad había sido capturado y dado de baja en Bogotá el 13 de marzo de 1986. Por esa razón, en esa primera edición de Planeta, que incluía un prólogo del entonces expresidente Belisario Betancur, introduje, a manera de epílogo, una entrevista a Antonio Navarro Wolff, que actualizaba el libro desde la muerte de Bateman hasta la de Fayad, reemplazado de inmediato en la jefatura del movimiento por Carlos Pizarro, e incluía la visión de Navarro de los momentos más dolorosos y destacados de esos años: la muerte de los primeros tres comandantes del M-19; el atentado a Navarro en Cali, a raíz del cual perdió una pierna; la ruptura de la tregua entre el gobierno de Belisario Betancur y el movimiento; y la atroz y disparatada toma del Palacio de Justicia, en la que murieron cerca de 100 personas, entre magistrados, guerrilleros, funcionarios y visitantes del Palacio.

De ese libro se hicieron unas seis ediciones. Luego, en 2002, Planeta reeditó Siembra vientos con otra portada. Lo mismo ocurrió en 2014. Y ahora, diez años después, cuando han pasado 42 años desde la primera edición del libro y ha corrido tanta agua bajo el puente —el secuestro por parte del M-19 del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, la firma de la paz entre ese movimiento y el gobierno de Virgilio Barco, el asesinato de Carlos Pizarro durante un vuelo comercial que lo llevaba de Bogotá a Barranquilla, la elección de la Asamblea Constituyente de la que Antonio Navarro fue presidente en compañía del liberal Horacio Serpa y del conservador Álvaro Gómez, el declive político de esa organización que, al transformarse en partido se denominó Alianza Democrática M-19, y la elección de un presidente de la república, Gustavo Petro, proveniente de las filas de esa guerrilla— Editorial Planeta vuelve a editar Siembra vientos y recogerás tempestades.

Gracias a Planeta.

Aquí, en estas páginas, los lectores encontrarán las raíces, la historia y las ideas originales de ese movimiento guerrillero en el que creció el presidente Gustavo Petro y cuyos símbolos no para de reivindicar, de exaltar y de consagrar: su bandera, la espada de Bolívar y el sombrero que llevaba Carlos Pizarro el día que firmó la paz.

Libro

Ahora, Petro tiene una gran responsabilidad: o vuelve realidad los sueños de justicia y democracia que dieron origen al movimiento que él tanto reivindica, o les genera a sus seguidores una inmensa frustración que puede alejar por muchos años a la izquierda del poder. Para lograr ese propósito, en el momento de escribir este prólogo, sólo le quedan dos años. En ese corto tiempo, ojalá todos los días, el presidente recordara que la pobreza y la desigualdad de un país no se superan con discursos sino con acciones: con hechos. Y como afirma en este libro Jaime Bateman, el fundador del M-19, la gente, el pueblo, solo entiende el lenguaje de los hechos. Y eso, generar hechos, es justamente lo que le ha faltado al gobierno de Petro. Y Bateman, en estas páginas, también dice otras dos cosas que el presidente debería recordar: una, que la política es el arte de la eficacia; y dos, que la verdad, si no se materializa, no es verdad. De modo que, o el presidente Petro modera las expectativas que ha sembrado en la gente y las limita a lo que de verdad puede hacer, y lo hace, o genera una desilusión que tal vez se le convierta en boomerang.
Entonces, tristemente, Gustavo Petro solo habría sembrado vientos y habría recogido tempestades...

Patricia Lara
2024

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