¿Por qué el Rayo Vallecano es el club ideal para James Rodríguez?

James Rodríguez en el Rayo Vallecano. Foto: @Rayovallecano

Crédito: James Rodríguez en el Rayo Vallecano. Foto: @Rayovallecano

26 Agosto 2024 10:08 am

¿Por qué el Rayo Vallecano es el club ideal para James Rodríguez?

James Rodríguez rompió internet y llenó de esperanza al Rayo Vallecano. Les contamos por qué es el club ideal para el '10' colombiano.

Por: Juan Francisco García

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En las últimas diez temporadas el Rayo Vallecano ha estado cuatro veces en segunda división. Al sacar el promedio de su desempeño en primera, las seis temporadas restantes, la calculadora arroja que su destino ha sido la posición número 13 de 20. Si nos vamos unos años más atrás, digamos a las temporadas entre 2005 y 2008, la historia canta que el 'Rayito’ deambuló en la tercera división. 

Su gran actuación histórica, en Liga, devino de un octavo lugar en la clasificación general (lo que se traduce en una nula participación en competiciones europeas). Y en Copa, sus hinchas deliraron en 2022, con Falcao entre sus filas, por haber llegado hasta la semifinal de la Copa del Rey. Esta temporada, el valor de su plantilla no supera los 65 millones de euros, lo que valen Endrick o Militao del Real Madrid. 


Su estadio, el de Vallecas, ubicado en el corazón del barrio Palomeras Bajas, tiene un aforo de 14.700 personas –la mitad de la mitad de las que le caben al Nemesio Camacho El Campín– y es un barrio popular y obrero. 

Así que James, el zurdo más rico de Colombia, el más famoso y –gracias a la última Copa América– el más querido, llega a un equipo clase media, obrero, trabajador; de esos que se dan por bien servidos si los jugadores se vacían en la cancha y logran así espantar al siempre presente fantasma del descenso. 

¿Por qué a James le viene bien un equipo clase media?

Por supuesto que esto es una especulación y que la llegada de James a Vallecas puede ser la continuación opaca y sombría de lo que han sido sus últimas experiencias en clubes –Al Rayyan, Olympiacos, São Paulo–. Es legítimo desconfiar del desempeño del '10' y, aferrados a los indicadores de sus últimos años –en goles, asistencias, partidos jugados, lesiones–, valorar su llegada al Rayo como un hito de marketing para el equipo de Vallecas y no mucho más. 

Sin embargo, hay otra posibilidad, mucho más luminosa, creativa y esperanzadora. ¿Qué tal si James, por fuera de la presión asfixiante que expelen los clubes grandes de sus ligas –léase Olympiacos, São Paulo, Bayern Munich y el Real Madrid–, distensionado, vuelve a su versión más fértil y determinante? Las estrellas que se saben estrellas, como James, para darle rienda suelta a su genio necesitan saberse titulares. Que su puesto en el onceno de inicio esté blindado, sin la competencia feroz que se siente en los tobillos, cada minuto, en los clubes con tres jugadores top por puesto. 

La austeridad del Rayo Vallecano sueña con que un jugador pura clase como James lleve su impronta a “otro nivel”; y para esto el 10 tendrá tiempo, paciencia y ascendencia sobre el plantel. Jugará así al comienzo no carbure, jugará con gabela y espacio para readaptarse y explotar, jugará bajo el sonido estridente de los aplausos ante cada uno de sus lujos y ocurrencias. No será uno más. Y eso, a estas alturas, conociendo la personalidad, digamos sensible del 10, es un imperativo para su buen comportamiento y performance

Íñigo Gómez: ¿el próximo padrino de James?

A James le ha ido bien cuando sus técnicos lo han apadrinado y le han hecho sentir cómodo en la cancha (y terriblemente mal cuando, en cambio, han sido indiferentes e implacables con su genio). Ancelotti en el Real Madrid, a puro calor y afecto, lo llevó a ser –¡en su primera temporada con el 10 del equipo más mediático del mundo!– un enlace indescifrable, eficaz y consistente. Luego, en el Everton, de nuevo a pura confianza, nos hizo creer que el fútbol del zurdo servía incluso en la liga más rápida y difícil de todas.

Heynckes, ese sabio sereno que lo tuvo en el Bayern Munich, supo meterlo en cintura y hacerlo capaz de conjugar su ingenio con la seriedad de la Bundesliga. Cuando se supo querido y respaldado, James respondió y vendió camisetas como loco en Alemania. José Pékerman y Néstor Lorenzo, padres suyos en la Selección Colombia, le han labrado el camino para que, siempre, con la 10 de la Selección Colombia, Rodríguez se robe titulares y reconocimientos. 

Íñigo Gómez, el ‘pelado’ de 36 años que dirige al Rayo Vallecano, parece, a priori, ser del corte de los que han “consentido” al 10. Primero, porque es un técnico debutante en primera división. No tiene el respaldo histórico y reputacional de Zidane o de Rafa Benítez, calificados por algunos como los grandes verdugos en la carrera del 10.  Solo tres años mayor que James, es fácil pensar en él como un técnico-admirador de las posibilidades de James que, como un sueño, lo mandó a traer para ese otro sueño más grande: terminar la liga en puestos de competiciones europeas. 

De Gómez se sabe que es un técnico que arropa a sus jugadores, al mejor estilo de su referente Marcelo Bielsa; y al que le gusta jugar 4-2-3-1, esquema ideal para James como enlace entre el mediocampo y el centro delantero. De corte ofensivo, se vale pensar a James como el cerebro de un equipo que, en gran medida, juegue para él. De lo contrario, no tendría lógica el tremendo esfuerzo económico que hizo el Rayo para contratarlo. Es obvio que el zurdo es un sueño cumplido para compañeros, hinchas, técnicos y dirigentes. Una gran diva en un club obrero. ¡Va a salir bien! 

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