
Expertos analizan para CAMBIO la composición y proyecciones de la nueva Junta Directiva del Banco de la República. Aunque persisten inquietudes sobre el rumbo de la política monetaria, prevalecen perspectivas optimistas sobre su gestión.
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¿Se mantendrá la independencia del Banco de la República durante lo que resta del gobierno Petro?
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Los dos nuevos nombramientos que hizo el presidente en el Emisor generaron debate sobre si la entidad seguirá independiente y mantendrá una postura prudente en cuanto a modificaciones en su política monetaria. CAMBIO habló con expertos sobre el tema.
Por: Juan David Cano

El reciente anuncio del presidente Gustavo Petro de designar a los economistas Laura Moisá y César Giraldo como nuevos codirectores del Banco de la República generó un amplio debate en torno a la posible pérdida de independencia de la institución, especialmente ante la posibilidad de que la Junta Directiva adopte posturas más alineadas con los intereses del Ejecutivo, como una reducción acelerada de la tasa de interés.
¿Quiénes integran la junta directiva del Banco de la República y cómo se eligen?
En primer lugar, es necesario precisar que las designaciones del presidente están respaldadas por las facultades constitucionales establecidas en la Ley 31 de 1992, que otorgan al mandatario de turno la potestad de nombrar a los codirectores de la Junta Directiva del Banco de la República. La Junta está conformada por siete miembros: el ministro de Hacienda y Crédito Público –quien la preside–, el gerente general del Banco y cinco codirectores.

Los codirectores son nombrados para periodos fijos de cuatro años, prorrogables hasta por dos periodos adicionales. Esto permite que permanezcan en el cargo hasta un máximo de doce años. Cada cuatro, dos de los miembros son reemplazados dentro del primer mes del nuevo periodo presidencial. Por esta razón, el presidente Petro acaba de anunciar la designación de dos nuevos codirectores y, a pesar de que tiene un respaldo constitucional, la decisión despertó preocupaciones sobre el futuro de la política monetaria en Colombia.
La importancia de la independencia del Banco de la República
La independencia del Banco de la República ha sido uno de los pilares de su fortaleza institucional. Daniel Gómez Gaviria, exsubdirector de Planeación Nacional, asegura que "la institucionalidad de Emisor es sólida e importante", y destaca que las decisiones de la Junta Directiva responden a un riguroso trabajo técnico. Este respaldo, combinado con el escrutinio nacional e internacional, ha garantizado que la entidad mantenga su credibilidad y seriedad a lo largo de los años.

Sin embargo, ante decisiones que rompan con la cautela tradicional del Banco, Andrés Pardo, exviceministro de Hacienda y jefe de Estrategia Macro para América Latina en XP Investments, advierte que los mercados podrían reaccionar negativamente. "El riesgo más grande es que el mercado diga que este Banco de la República está loco. Entonces, la reacción puede ser que la tasa de interés de otros activos comience a subir y la de cambio se comience a depreciar", explica. Estas dinámicas no solo presionarían al Banco a revertir decisiones, sino que podrían desencadenar consecuencias inflacionarias.
Considerando estos posibles resultados negativos, la llegada de nuevos codirectores con afinidades ideológicas hacia el gobierno de turno generó incertidumbre sobre si esta tradición podrá sostenerse. Camilo Pérez Álvarez, director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, señala que "la designación de los dos nuevos codirectores seguramente tendrá un impacto sobre los debates al interior de la Junta Directiva del Banco", anticipando un choque entre posturas heterodoxas y la ortodoxia tradicional de la entidad.
¿Los nuevos codirectores están preparados para asumir el cargo con responsabilidad?
Laura Moisá y César Giraldo llegan al Banco de la República con trayectorias académicas destacadas, pero con diferencias en experiencia en políticas monetarias. Moisá es economista, magíster en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional y doctora en Desarrollo Económico de la Universidad Estatal de Campinas, Brasil. Además, es profesora asociada en la Universidad Nacional de Medellín y vicerrectora desde 2024. Moisá ha centrado sus investigaciones en la economía del cuidado.

Por otro lado, Giraldo es economista de la Universidad de los Andes, con maestría en la Universidad Nacional y doctorado en Economía de la Université de Paris XIII. Ha trabajado en Asobancaria, el Banco Mundial, la ONU y el Departamento Nacional de Planeación, entre otras instituciones. Tiene una amplia experiencia en gestión de recursos públicos.
Para Andrés Langebaek, director ejecutivo de Estudios Económicos del Grupo Bolívar, "no son exponentes de tanta experiencia en este tema”, lo que podría generar un proceso de aprendizaje inicial en su interacción con el equipo técnico del Banco.
Andrés Pardo, por su parte, sostiene que "Laura no parece tener mucha experiencia en temas monetarios ni mercados financieros". Esto podría llevarla a alinearse con las decisiones del actual ministro de Hacienda, Diego Guevara, quien también tiene un puesto en la junta directiva del Banco de la República. En contraste, Pardo considera que Giraldo posee mayor conocimiento en política monetaria, aunque su visión heterodoxa podría inclinar sus decisiones hacia los intereses del Gobierno.
¿Hacia una política monetaria menos estricta?
Una de las principales preocupaciones es si los recientes nombramientos inclinarán a la Junta Directiva hacia una postura más flexible en el manejo de la política monetaria del país. La tasa de interés del Banco de la República cerró 2024 en 9,5 por ciento, tras una decisión de reducirla en 25 puntos básicos.
El Banco mantiene como objetivo que la inflación converja hacia el rango meta del 3 por ciento. Sin embargo, los analistas de la entidad proyectan que ella podría ubicarse en un 4,10 por ciento para diciembre de 2025. Por eso, dado que la meta aún no se ha alcanzado, el enfoque sigue siendo actuar con prudencia en la reducción de tasas, con la proyección de que la tasa de intervención sea del 6,93 por ciento a finales de 2025 y así continuar la desaceleración de la inflación.
Pero para los expertos, todo parece indicar que la entidad no seguirá siendo igual de estricta con la reducción. Pardo estima que, con estos cambios, "muy seguramente la nueva Junta tendrá más integrantes con postura laxa", aunque aclara que el presidente solo controla tres votos: el del ministro de Hacienda y los de los dos nuevos codirectores. Esto representa una minoría entre los siete miembros de la Junta y podría atraer más tranquilidad al mercado.
El ritmo de reducción de las tasas de interés es un punto álgido. El experto advierte que una reducción excesiva podría derivar en una devaluación rápida del peso colombiano, generando presiones inflacionarias. "Siempre existe el riesgo de que si un banco central como el nuestro comienza a bajar las tasas mucho más rápido de lo que venía haciendo, podría ser perjudicial en el futuro”, señala.
En esa misma línea, Camilo Pérez prevé que en la primera reunión con los nuevos codirectores se podría acelerar el ritmo de recortes, pasando de 25 a 50 puntos básicos, lo cual también podría generar tensiones en los mercados financieros.
Aunque haya una reducción más agresiva de tasas, hay perspectivas de equilibrio y aprendizaje
Pese a las preocupaciones, hay quienes confían en que la estructura institucional del Banco permitirá un equilibrio. Langebaek sostiene que, aunque inicialmente podría haber un sesgo hacia el Gobierno, con el tiempo los nuevos codirectores desarrollarán una mayor independencia al entender los efectos perniciosos de la inflación. "En la medida en que pasa el tiempo, esa independencia de cada miembro va a ir dando", concluye.

Gómez Gaviria también destaca la importancia de los procesos internos y la vigilancia permanente como factores clave para garantizar esa independencia. Incluso en un contexto de cambios, "la reputación y credibilidad de los nuevos miembros serán fundamentales para preservar la solidez del Banco".
Por ahora, los expertos coinciden en que la autonomía del Banco de la República sigue intacta, aunque persiste el riesgo de que la Junta adopte decisiones menos estrictas, como una reducción acelerada de las tasas de interés.
El papel de Olga Lucía Acosta: un voto clave
Pero más allá de estas percepciones, hay otro factor determinante por el cual los expertos consideran que el Banco de la República no perdería independencia: el rol de Olga Lucía Acosta. La codirectora ha mostrado una postura independiente pese a su nombramiento por parte del Gobierno.
Según Andrés Pardo, "Acosta ha demostrado su independencia. Claramente tiene una postura laxa en cuanto al manejo de la política monetaria, pero no veo que simplemente esté ‘siguiendo la línea’ del presidente Petro”. Su voto podría inclinar la balanza en decisiones cruciales, especialmente en lo que respecta a los recortes de tasas de interés. Es decir, el Gobierno no tendría las mayorías en el Banco.

Camilo Pérez también resalta que, si bien Acosta podría coincidir en algunos puntos con el ministro de Hacienda, su trayectoria sugiere una posición intermedia que evitaría movimientos extremos dentro de la Junta. Además, Luis García, exmiembro del Fondo Monetario Internacional y exdecano de Economía de la Universidad Javeriana, defiende su perfil:
"A la doctora Acosta la encasillan como petrista. Con ella, el ministro y los dos nuevos codirectores, la Junta sería numéricamente del presidente. Pero, analizando a las personas, creo que el Banco se mantendrá independiente. Acosta siempre ha sido una persona centrada y razonable. No creo que vaya a tomar decisiones políticas en la Junta", concluye García.
