
Los expertos han hecho un llamado para que se recorten los gastos del Gobierno.
Crédito: Fotoilustración - Kim Vega. CAMBIO
Cuando la plata no alcanza, no hay PIB que aguante
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A pesar de los buenos resultados de crecimiento que muestra la economía colombiana, los expertos creen que el PIB no podrá impulsar el recaudo de impuestos a un punto que ayude a solventar la compleja situación fiscal que enfrenta al país. Al contrario, puede que en lo que resta del año no se cumpla la meta de recaudo y el panorama que pronostica el Gobierno empeore.

A la economía colombiana le está yendo mejor, está más dinámica y por eso muestra mejores resultados, tras las cifras bajas, e incluso negativas, que registró el producto interno bruto (PIB) durante parte de 2023 y de 2024. En los últimos meses, todo marcha mejor. Por eso, el primer trimestre el PIB creció 2,7 por ciento.
El mayor crecimiento económico se asocia con mejor recaudo de impuestos: si las empresas y las personas generan mayores ingresos, están sujetas a pagar más tributos, algo que al país le vendría bien en un año en el que enfrenta fuertes presiones para equilibrar sus cuentas públicas. Sin embargo, la situación fiscal es tan crítica que ni siquiera un impulso por esta vía puede solucionarla.
El país está gastando por encima de su capacidad. En febrero de este año, el entonces ministro de Hacienda, Diego Guevara, presentó el Plan Financiero del Gobierno para este 2025. En el documento, el Gobierno confirmó que el déficit fiscal, o el desbalance entre ingresos y gastos que tiene la nación, había cerrado 2024 en 6,8 por ciento del PIB, 1,2 puntos porcentuales por encima de los pronósticos que tenía el gobierno, y equivalente a un hueco de 115 billones de pesos.
Para este año, la meta es que ese déficit llegue a 5,1 por ciento, alrededor de 93 billones de pesos. Sin duda, un panorama complejo que deberá enfrentar Germán Ávila, el ministro de Hacienda. Sin embargo, varios expertos consideran que en lugar de reducirse, ese déficit puede seguir por un nivel cercano al del año pasado. Esto representa un impacto negativo porque, entre varios factores, puede generar una mayor deuda, complicar el financiamiento del país, generar una mayor dependencia de fuentes de financiamiento externo, e incluso, exponer a Colombia y a los ciudadanos a tasas de interés más altas.

La importancia de apretar el cinturón
En abril, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), un organismo independiente creado en 2021 para velar por el cumplimiento de la regla fiscal, envió un informe al Congreso de la República en el que destacó que, si bien el año pasado la actividad económica se recuperó y la inflación se ha ido controlando, “la situación fiscal, en cambio, se deterioró y hoy en día representa la principal fuente de inestabilidad macroeconómica”.
El CARF aseguró que para este año es necesario un ajuste fiscal de, al menos, 46 billones de pesos, o del 2,6 por ciento del PIB, en el presupuesto general de la nación, pues la entidad ha advertido que para 2025 los ingresos están sobreestimados en 34 billones y los gastos subestimados en 28 billones.
“Colombia nunca había visto una incertidumbre fiscal tan grande”, aseguró Andrés Langebaek, director ejecutivo de Estudios Económicos de Grupo Bolívar. Según el economista, si se suman a las cuentas del Gobierno esos 28 billones que se están subestimando, el déficit fiscal este año será muy parecido al del año pasado y podría llegar a 6,7 por ciento del PIB.
De acuerdo con el analista, esos pagos serán necesarios si se tiene en cuenta que el plan de gasto del gobierno incluye rubros como los recursos del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles o los gastos por un mayor incremento de salarios públicos tras el aumento del salario mínimo para este año.
“El tema más preocupante en términos macroeconómicos es la situación fiscal del gobierno y dentro de las prioridades del próximo gobierno sin duda debe estar resolver esta situación”, aseguró el experto.
Grupo Bolívar y su banco Davivienda proyectan que este año el PIB crecerá 2,6 por ciento, en línea con el resultado que mostró el PIB en el primer trimestre del año. “Crecer ayuda, pero no hay la menor posibilidad de que resuelva el problema fiscal”, aseguró.

El lío de los impuestos
El Gobierno tiene la meta de recaudar este año 324 billones en impuestos, pero los expertos creen que no lo va a lograr. El año pasado sucedió eso mismo, y por eso el Ministerio de Hacienda tuvo que recortar el presupuesto de 2024 porque no había ingresos suficientes para todos los planes de gastos que tenía en su agenda el Gobierno de Gustavo Petro.
Según cifras de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) en los primeros tres meses de 2025 el recaudo de impuestos alcanzó los 72,14 billones, un dato 7,1 por ciento superior al recaudo del primer trimestre del año pasado. Esto representa un cumplimiento de 22 por ciento de la meta anual de recaudo.
En el informe de seguimiento fiscal que presenta todos los meses CARF, la entidad aseguró que, a marzo, el recaudo neto de impuestos, es decir, luego de deducciones y retenciones, fue 900.000 millones inferior a la meta mensualizada de la Dian.
Buena parte del problema, según Andrés Pardo Amézquita, director de Estrategia Macroeconómica para América Latina de XP Investments y ex viceministro general de Hacienda, se relaciona con cuáles son los sectores que más están creciendo y, en consecuencia, impulsando el recaudo.

Las cifras que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) presentó esta semana evidenciaron que en el primer trimestre del año los sectores que más crecieron en el PIB fueron las actividades artísticas y de entretenimiento (15,5 por ciento), el sector agropecuario (7,1 por ciento) y el comercio, transporte y alojamiento y servicios de comida (3,9 por ciento). Estos tres sectores también fueron los que más aportaron al crecimiento nacional, junto con el sector público.
“La economía está creciendo mejor que el año pasado, pero los jalonadores del crecimiento no necesariamente son sectores que generen una mejor dinámica de recaudo de impuestos”, explicó Pardo.
Según el exviceministro, el gobierno está recargando su apoyo en el consumo y no tanto en la inversión, y también en sectores que no tienen altos niveles de formalidad o empresas con un gran peso en la economía, que a la larga son las grandes generadoras de impuestos.
Las complicaciones fiscales no solo le ponen presión al gobierno, sino también al Banco de la República, porque un déficit fiscal alto aumenta las tasas de interés y las primas de riesgo y le resta espacio a la política monetaria para ser más decisiva. “La política monetaria está en una situación un poco incómoda. El Banco quisiera bajar las tasas de interés, pero el riesgo fiscal impide hacerlo a un ritmo más decidido y que siga la dinámica de la inflación”, aseguró el economista.
Para Pardo, la situación fiscal es “gravísima”, los datos del primer trimestre fiscal no son buenos. “A este ritmo es prácticamente imposible que cumpla la meta de recaudo este año”, advirtió.

El problema del gasto público
Un informe del banco estadounidense JP Morgan, firmado por los economistas Diego Pereira y Juan Goldin, reconoce la “dinámica fuerte” del PIB en el primer trimestre del año, impulsada especialmente por la demanda interna del país, es decir, por el gasto en bienes y servicios que hacen dentro del país los hogares, las empresas y el propio gobierno.
Según JP Morgan, en los últimos cuatro trimestres el gasto o consumo del gobierno venía mostrando un crecimiento promedio del 5,6 por ciento anual. “En términos de tendencia, el consumo público ha mostrado una tendencia al alza en los últimos años, alcanzando niveles casi un 15 por ciento superiores a los previos a la pandemia, lo que podría explicar en parte el deterioro fiscal”, indicó el banco internacional.
Como los ingresos por impuestos no son suficientes, el gobierno tampoco ha tenido éxito en pasar una nueva reforma tributaria ante el Congreso, y hay compromisos significativos con el pago de deuda que no se pueden evadir, el gran llamado que han hecho varios centros de estudios económicos, expertos y exministros es a ajustar el cinturón y reducir los gastos.
Los buenos resultados en actividad económica y de crecimiento del primer trimestre se vieron apoyados en parte por la dinámica del sector público, algo que también genera preocupación en esta coyuntura fiscal apretada. Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas y Análisis de Mercados del Banco de Bogotá, considera que esto puede que no sea sostenible en el tiempo.
“Estamos repitiendo un poco la historia del año pasado en que el sector público le aportó al crecimiento en la primera parte del año, pero en la medida que la situación fiscal se complicó más adelante, tocó recortar, algo que creemos que va a pasar este año también, y terminará restándole al crecimiento porque no hay recursos para gastar”, aseguró.
Así como el CARF, el Banco de Bogotá no cree que se alcance la meta de recaudo y considera que solo se llegará a alrededor de 300 billones este año. aunque la proyección de la entidad financiera es un crecimiento de 2,7 por ciento para el PIB de este año, el economista no cree que este buen resultado, superior al 1,7 por ciento de 2024, sea suficiente para acelerar el recaudo tributario al punto que cumpla la meta del gobierno y por más que la actividad económica mejore, es poco probable que haya un cambio sustancial en impuestos que corrija la situación fiscal.
En palabras del experto, al final todo recae en un gobierno que no toma la decisión de recortar y gasta más de lo que le ingresa. Así, por más que crezca mucho la economía, va a ser difícil corregir la situación fiscal.
